Es inaguantable la realidad que impera en Cuba. No creo que haya un solo cubano de a pie que no sienta que se va a volver loco. No hay una sola cosa ahora mismo en nuestro país con la que no haya problemas. En medio del agravamiento de la pandemia el gobierno planea tomar nuevas medidas de restricción de movimiento.
Como de costumbre, las noticias viajan de boca en boca, por la calle y por los CDR, antes de salir como una noticia oficial. Todos están preocupados con la situación actual, como para preocuparse para lo que viene. El aumento de casos de COVID-19 es alarmante, y es real que hay que tomar todas las medidas necesarias, pero la miseria y la falta de comida lo son aún más. Las personas le tienen más miedo al hambre que al virus.
Son tiempos en los que ni teniendo dinero encuentras lo que necesitas, y entiéndase por lo que necesitas, lo más básico. Las madres están desesperadas porque no tienen qué darle a sus hijos, la escasez de medicamentos, el estado crítico de los hospitales y centros médicos. Los problemas continuos del agua potable, donde muchas veces no hay ni para lavarse las manos en medio de esta epidemia. Las ventas de lo poco que hay en una moneda que no es accesible para la mayoría.
Un país en el que no se produce casi nada, donde la economía está por el piso y para culminar, un reordenamiento que terminó de rematar. Hay un pueblo cansado, agotado, que no aguanta más. ¿Cómo será la situación ante las nuevas medidas? Ya veremos, pero la realidad apunta al colapso.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.