Por Sironay González Rodríguez
La palabra se ha puesto de moda, está en todos los temas de conversación de los cubanos. Va junto a “disponibilidad”, “rebaja de plantilla”, y hay quienes la identifican con desempleo, aunque no quiere tener nada que ver con esta última.
El caso es que ser idóneo o no en el puesto de trabajo que se ocupa, es actualmente la pesadilla de los que no teniendo otro ingreso de dinero en su casa, mal viven de su salario, y la preocupación de otros, que no quieren perder su vínculo laboral, por los beneficios que este le brinda.
Nuevamente nuestro Gobierno ha reconocido errores que ha cometido durante estos años, ahora es en el plano laboral. Después de tanto tiempo, se ha fijado en la super inflación que hay en las plantillas de muchos centros de trabajo, el error se corrige, las medidas están tomadas: más de 500 mil trabajadores “disponibles”.
No se va a mirar tiempo trabajado, no se va a tener en cuenta nivel de escolaridad, simplemente, si no eres idóneo en lo que realizas, serás movido de tu puesto, pero se aclara muy bien que tienes más opciones y que puedes ser reubicado, aunque la posibilidad de ubicación más posible es la sala de tu casa.
Cuando alguien lleva años desempeñándose en una actividad, trabajando día y noche, primero para la economía del país y después para su familia, es difícil perderlo todo. Yo siempre he entendido que se trabaja por dos cosas, una, para beneficio personal, y otra, para servir, desde su puesto, al resto de la sociedad. No entiendo cómo no puedes ser idóneo en cualquier labor. Las cosas deben de llamarse por su nombre.
Estas rebajas de plantillas, en medio de toda la crisis económica que afrontamos los cubanos, es llevar a muchas familias a la miseria. Hay casas donde se quedan sin trabajo los sostenes de la familia, hombres y mujeres que se dedicaron a estudiar y nunca aprendieron un oficio, solo saben lo que estudiaron y ahora de nada les sirve.
La llamada “reubicación” yo la veo un poco oscura todavía. A los futuros desempleados se les da la opción de la agricultura, así hablan lo encargados de dar las malas nuevas por los centros laborales, pero todos sabemos que la agricultura no tiene las condiciones creadas para recibir un trabajador más, no tiene dinero para pagar, porque claro, si no produce no puede haber dinero. La construcción tampoco, hace mucho que en Cuba no hay grandes proyectos constructivos y en las brigadas de la vivienda, sobran los trabajadores.
La famosa lista de trabajo por cuenta propia, más que esperanza, da cólera y en muchos casos, hasta risa. Sólo están mandando a legalizarse a aquellos que ya ejercían muchos de esos oficios. Una gran mayoría de los que van a quedar sin trabajo, no tiene los recursos para empezar un negocio, y estoy seguro que tampoco sabe trepar una palma o hacerle un pelado de estilo a un perro.
No quiero ni pensar que la ilegalidad se convierta en la forma de vida de los más desesperados, sería un verdadero caos. Esperemos que el cubano sepa afrontar los días difíciles que vendrán.
Sironay González Rodríguez.
San Cristóbal, Pinar del Río. 1976