Por Sergio Abel Suárez
El domingo 21 de agosto del 2011, escuché por Radio Reloj un interesante artículo sobre el guarapo; así supe los intentos infructuosos hechos antes del triunfo de la revolución por la industria cervecera, para quitar las guaraperas.
Me gustaría que el autor del artículo se motivara a conocer: ¿por qué en el municipio de Pinar del Río, todas las guaraperas hechas por el Estado años atrás, dejaron de cumplir esa función?
En medio de tanto calor, qué rico, refrescante y energético, es probar esa bebida nacional.
Por mi parte intenté investigar las causas por las cuales se cerraron muchas guaraperas particulares, construidas con muchísimo esfuerzo, por personas muy emprendedoras de nuestra sociedad civil; luego de que se pusieran en marcha con una aceptación de nuestros pobladores.
Estos son los comentarios principales que pude recoger:
1.Por la noche los ratones manosean la caña y producen enfermedades. ¿Por qué no pelar la caña que se molerá en el mismo día? ¿Eso no ocurre en los establecimientos que producen y venden alimentos?
2.Los dueños de la guarapera tienen que producir la caña y el hielo que consumen. ¿Por qué los campesinos no pueden encargarse de esa labor? ¿Por qué la fábrica de hielo no puede aumentar su producción y así obtener más ganancias, para ampliar la industria?
3.Al hielo le echan una sustancia química dañina a la salud. ¿Por qué no crear otro proceso?
4.La ONAT les subió las patentes y no es rentable el proceso. ¿Por qué no bajar los impuestos para estimular el servicio?
5.Las máquinas de moler usan piezas que producen un jugo dañino a la salud. ¿Por qué no cambiar esos molinos?
6.¿Será que le exigen la venta a menos precio, o que le prohíben trasladar la caña desde otros municipios?
No comprendo por qué no podemos producir el guarapo y los medios de difusión no explican la parálisis, después de hacer tanta inversión y teniendo tan pocos recursos.
Con respecto a la sal. Muy disgustadas explican las amas de casas:
– Recibiremos un paquete de sal para tres meses.
Aunque no soy especialista en la producción de sal, ni tengo acceso a esa información, me parece haber escuchado que en Cuba existen seis plantas productoras de la misma, desde la parte central del país hasta el oriente; tres al norte y tres al sur de la Isla. La materia prima del proceso es el agua salada y la energía del proceso es solar. Las dos abundantes.
¿Por qué si hasta ahora esas plantas salinas daban abasto, ya no pueden hacerlo? El crecimiento poblacional no es alto y la migración es continua.
Dicen que la industria petroquímica consume mucho más sal, pero también dicen que entre Ciego de Ávila y Camagüey hay un domo salino, de sal fina, no contaminada y de primera calidad, a una profundidad de 1 Km., capaz de abastecer el país por 300 años.
La producción con esa tecnología no es afectada por la contaminación de lluvias, ciclones, y con poco dinero se puede comenzar esa inversión estratégica. ¿Por qué hacerlo? Claro que producir para exportar es muy difícil, pues los países industrializados tienen los abastecedores de esa preciosa sal usada hasta para los dulces…
Ahora recuerdo la “marcha de la sal” que hizo Gandhi en la India para liberarla del dominio inglés. Tengo delante de mí a los tres hombres que van dentro del bote que porta la Virgen de la Caridad, del amor; iban en busca de sal y encontraron la Virgen Cubana, símbolo de la Madre Divina Universal, esperanza de la nación.
Finalmente, sobre el agua… No comprendo por qué en casi todas las provincias se han reparado los acueductos y en Pinar del Río, solo se ponen remiendos.
Los salideros en las calles y casas han aumentado. La escasez ha hecho aumentar la adquisición de motores que halen el agua hasta la vivienda de cada uno (ladrones de agua). Comprar una pipa de agua cuesta mucho.
Luego de trabajar un día entero, en muchas ocasiones, no se puede dormir para aprovechar y almacenar el agua que llega en la madrugada. La ciudad tiene tantos tanques enterrados, que parecen refugios; aunque no todas las personas pueden darse el lujo de tener uno.
Cuando nos mantenían los soviéticos, no se pagaba el agua y había, hoy se paga y no la tenemos en muchas ocasiones. Eso es fuente de enfermedades.
¿La inversión debe proyectarla la provincia o se asigna por planificación nacional? ¿El pueblo debe exigirlo? ¿De qué forma y por cuáles medios?
¿Puede usted aclarar o sugerir por algún medio de difusión, la forma posible de disfrutar el guarapo, la sal y el agua, sin tantas trabas?
Sergio Abel Suárez. Pinar del Río, 1960
Yogi e Ingeniero Agrónomo