El gobierno cubano vuelve a “botar el sofá”

Martes de Karina 

El gobierno cubano vuelve a su política de “botar el sofá” (como el hombre del conocido chiste, que bota el sofá de su casa al descubrir en él a su mujer con su amante). Para acabar con las “ilegalidades” de los actuales cuentapropistas y para controlar los ingresos de algunos negocios muy rentables que ya existen, frena el surgimiento de nuevos patentados.

Una vez más la pregunta “¿de dónde sacan el dinero?”, para analizar la situación económica ventajosa de algunos, es hecha como una crítica y no como para tomarla como ejemplo. Es una pregunta que parece olvidar que el dinero no siempre es fruto del robo o el abuso. No es objetivo olvidar que el trabajo libre y exitoso produce dinero. Más dinero que el trabajo dependiente y para dueños ineficientes.

En el sistema en el que supuestamente existe más control y planificación económica se cometen los mismos errores cada más o menos 10 años. Lo mismo que en el 1998, cuando se acudió a inspecciones, multas e impuestos cuantiosos, prohibiciones absurdas, para acabar con el cuentapropismo por cansancio de los pequeños empresarios. A casi 10 años de su reapertura con nuevas disposiciones, volvemos a su freno.

Otra vez el trabajo por cuenta propia vuelve a entorpecer el control sobre los ciudadanos. Esta es la realidad que se nota en el discurso oficial que anuncia y explica las medidas, poniendo de manifiesto que, si bien los “timbiriches” no solucionan el problema económico de Cuba, son un importante impulso a la libertad económica de los ciudadanos. Algo que un sistema totalitario no puede darse el lujo de permitir durante más de una década. Porque puede ser ese el momento en que se cruce la cerca para emprender la carrera por la libertad plena.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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