Exceptuando los signos de interrogación, el título de este artículo es el mismo de un artículo del diario Granma del sábado 17 de marzo de 2018, en referencia al recién inaugurado en La Habana, Mercabal.
Es muy alentador que comiencen a crearse condiciones para que mejore el poder adquisitivo de los cubanos. Un mercado mayorista ayudará a que bajen los precios, lo que nos permitirá adquirir más productos y servicios con los ingresos con que contamos. Además de que aumentan las posibilidades de que mejore la oferta y la calidad.
Pero algunas cuestiones nos desalientan:
Primero, el mecanismo de acceso a este mercado. Es necesario un contrato con la empresa Mayorisa de Tabacos, Cigarros, Fósforos y Productos Alimenticios para el Consumo. Las cooperativas que tengan contrato con este mercado deben entregar un plan mensual, según sus necesidades y los productos solicitados serán entregados en un plazo de 72 horas de haber sido facturados, en transporte a cargo de Mercabal. Luego, según se entiende, no pueden atenderse necesidades urgentes de inventarios, suponiendo que se cumplan plazos y planes.
Segundo, la necesidad de contar con tarjeta del Banco Metropolitano, por ahora, ralentiza y complejiza más allá de la voluntad política, la implantación de este mercado en provincias como Pinar del Río que no cuenta con una sucursal de esa entidad.
Tercero, este mercado es excluyente, ha surgido con los mismos conceptos viciados de épocas anteriores que sitúan a los privados en el último eslabón de la cadena económica, solo como un mal necesario: primero solo para cooperativas, luego para trabajadores por cuenta propia de unidades estatales en arrendamiento, y solo cuando “… esta propuesta esté en óptimo funcionamiento…”, es que se permitirá a trabajadores privados, acceder a él. Puede demorarse, ya que la eficiencia no es precisamente algo a lo que nos tienen acostumbrados las empresas estatales cubanas.
Por eso me pregunto, ¿funciona o funcionará con un mínimo de eficiencia Marcabal?
Otra interrogante: ¿Puede decirse que es la primera experiencia en mercado mayorista de los últimos años?
Recordemos experiencias anteriores: El Caracatey (2015- 2016) y El Trigal (2013- 2016). Surgieron como mercados mayoristas de productos agrícolas y fueron cerrados por ilegalidades, a poco tiempo de su surgimiento. No fue posible equilibrar la libertad del mercado con el excesivo control centralizado. Es muy difícil mantener la legalidad en un ambiente tan limitado como el que ofrece la legislación económica cubana. A veces se trata de ser ilegal o fracasar en el negocio.
¿Se podrá evitar esta situación en Mercabal?
Solo aplicando la máxima del rey de “El pequeño príncipe”: “La autoridad reposa, ante todo, sobre la razón. (…) Tengo derecho a pedir obediencia porque mis órdenes son razonables”. Una legislación que regule el mercado pero que no entorpezca la libertad de funcionamiento que le es propia, sería un buen comienzo.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.