En la vida se nos presentan, con relativa frecuencia, ciertos dilemas que nos colocan en una encrucijada a la hora de decidir el mejor camino. Vivir para trabajar o trabajar para vivir, vivir para la política o vivir de la política, estudiar o trabajar, el sector estatal o el sector privado, vivir en la Isla o emigrar. No son cuestionamientos sencillos, su complejidad viene dada por la trascendencia de la decisión a tomar, porque en ella se nos puede ir la vida, echar las raíces y dar frutos. La mayoría de los cubanos no sabemos elegir, vamos deambulando por la vida dejándonos zarandear por la ignorancia cívica, por “el que dirán”, por lo que está de moda. Sin “pensar primero” como nos enseñó el Venerable Padre Félix Varela.
Para tomar decisiones sabias que nos hagan felices y podamos aspirar a una vida digna, son importantes, por lo menos, tres elementos: la formación personal, aprender a hacer nuestro propio discernimiento y tener la sabiduría y el valor de escoger la mejor opción, aunque nos cueste y nos duela.
De esos tres elementos se pueden deducir cuatro preguntas:
- ¿Qué entendemos por formación?
- ¿Qué es el discernimiento?
- ¿Qué criterios debemos tener para discernir claramente y elegir la mejor opción para nuestra vida?
- ¿Qué entendemos como lo mejor para nuestra vida?
Trataré de compartirles mis respuestas a esos cuatro interrogantes:
Hacia una formación humana integral
Entiendo por formación “la preparación de la persona para la vida”. No debemos confundir formación con instrucción. No bastan los conocimientos matemáticos, físicos, químicos biológicos, históricos, literarios, etc. Eso es instrucción escolar o académica, y es necesaria pero no basta, ni siquiera es prioritaria. Lo prioritario es aprender a vivir, a pensar, a sentir, a forjar nuestra voluntad, a amar, a rezar, a servir.
Entendemos la formación humana integral como aquella educación que dura toda la vida, que nos ayuda a ser cada vez más humanos y que integre todas las facetas de la vida y todas las facultades de la persona humana, dígase: formar la inteligencia racional; formar la inteligencia emocional; formar el carácter, la voluntad y la eticidad; formar la dimensión espiritual y religiosa que ilumina y atraviesa todas las facultades humanas.
Nos podemos preguntar: ¿la familia y el sistema de educación cubanos tienen claro lo que es la formación humana integral y contribuyen a educar todas las dimensiones del ser humano?
Aprender a pensar y discernir
Cuba necesita más que nunca aprender a pensar antes de actuar. Pensar con cabeza propia y de forma independiente y adulta es trascendental para el presente y el futuro de nuestra patria.
Cuba necesita aprender cómo se hace un discernimiento entre varias opciones y actitudes. Debemos aprender a discernir nuestra escala de valores y nuestro proyecto de vida. Para discernir hay que tener criterios de juicio, valores determinantes, los modelos de vida. Es necesario tener una conciencia bien formada: recta, verdadera y cierta.
Discernir es cernir las mejores opciones entre los bastos y variopintos contextos y escenarios.
Escoger lo mejor para nuestra vida
El tercer elemento es aprender a escoger, a elegir, entre varias opciones, la que consideremos mejor para nuestra existencia.
Pero, con qué criterios y valores, con qué sabiduría, contamos para “saber” qué es “lo mejor”. A veces cuando no tenemos formación, cuando no hacemos un buen discernimiento, cuando no tenemos una conciencia moral bien formada, lo que creemos “lo mejor” nos resulta no tan bueno. Considero que la mejor opción no es la más cómoda, o la más rápida, o la más apreciada por otros. Lo mejor es aquello que nos hace más humanos, más justos, más fraternos, más entregados al servicio de los demás.
Hay padres que se convierten en deformadores de sus hijos. Primero no enseñándolos a pensar, discernir, escoger, trascender. Padres y maestros cuyo vínculo de “lo mejor para tu vida” es una carrera universitaria, un título, o un negocio para ganar mucho dinero, o una posición de aprovechar y enriquecerse, oprimir e imponer.
En fin, que cada cubano debe formarse y ayudar a formar para la vida. Debemos aprender a pensar con cabeza propia y aprender a discernir y elegir las mejores opciones de vida.
Si aprendemos a combinar e integrar estos tres pasos: formación, discernimiento y elección de lo mejor para nuestro proyecto de vida, crecer esos como personas, mejoraremos la convivencia entre cubanos y serviremos a Cuba con mayor sabiduría y eficacia.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.