La Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, Sociedad Anónima (ETECSA), que es el nombre oficial del monopolio estatal de las comunicaciones en nuestro país, ha publicado un nuevo “paquete” de medidas que aumentan las tarifas y, por tanto, reducen el acceso a Internet, especialmente de aquel estrato de nuestra sociedad que no tiene alto poder adquisitivo y no tiene quien le recargue con dólares desde el extranjero.
La reacción adversa en las redes sociales y en la calle ha sido inmediata, una veces con la contundente crítica directa y otras con el acostumbrado choteo cubano. Los medios de comunicación del Estado, simulando que la prensa oficial es crítica, han transmitido programas especiales con las “aclaraciones” de la funcionaria de ETECSA que no decide nada, que es la que pone la cara, y que solo argumenta que esa es la decisión del Estado porque ETECSA se ha quedado sin “medios” para invertir en tecnología. De este mismo lado, la oficialidad ha permitido que en algunas facultades universitarias se organicen reuniones supervisadas en las que se ha ejercido una “crítica controlada”.
Como siempre, quiero bajar de la noticia, del ramaje de las reacciones y de la distracción que provoca, momentáneamente, desviándonos del verdadero origen de todos los males que estamos viviendo en Cuba, para ir a la raíz del problema y a los verdaderos propósitos de este nuevo “paquetazo”:
- La raíz del problema es el dueño de ETECSA. Este monopolio de las comunicaciones en Cuba no es privado, ni tiene que competir con otras empresas; tampoco tiene que complacer ni facilitar las comunicaciones entre clientes, porque estos, si quieren estar conectados en Cuba y con el mundo, aunque sea deficientemente, están obligados a someterse a los dictámenes de quien es el verdadero ejecutor de estas medidas: el Estado.
- Uno de los propósitos o fines de este Estado es seguir recaudando las divisas del pueblo cubano que trabaja y lucha en la Diáspora para sostener la maquinaria y la burocracia estatal, mientras los cubanos de la Isla recibimos pesos cubanos por nuestro trabajo o jubilación. En una palabra, se trata de un modelo de Estado que bloquea la producción de riquezas por sus ciudadanos de forma independiente aquí dentro, pero se sostiene del trabajo de los cubanos que, fuera de su Patria, gozan de la libertad de empresa del sistema de economía de mercado. Esto es una inaceptable injusticia que perjudica a los más vulnerables y a un mayoritario sector de nuestra sociedad.
- Otro propósito es la silenciosa y progresiva dolarización de la economía cubana, sin declararlo abiertamente, pero avanzando sin conmiseración para la gran mayoría que no recibe dólares ni por su trabajo, ni del extranjero. Esto es una enorme injusticia que fomenta y establece una profunda desigualdad, por razones de Estado, no por razones naturales o de capacidad o de cantidad y calidad del trabajo.
Es éticamente inaceptable que se le atribuya como la causa de un cambio fraude hacia un modelo de economía monopolista y hegemónica del Estado cubano, al embargo norteamericano llamado “bloqueo”. El más grande e impactante bloqueo es el del Estado cubano que decide medidas, paquetazos, represiones, encarcelamientos, y pone todos los obstáculos y prohibiciones a la empresa privada, a la propiedad y al modelo de economía social de mercado que permite el desarrollo pleno y armónico de sus ciudadanos al tiempo que crea riqueza para la nación cubana.
Propuestas
Sería bueno que cada vez que recibamos el golpe de una medida, como esta de ETECSA-Estado cubano, no nos dejemos distraer con “críticas y disidencias domesticadas” en sectores controlados, ni con las justificaciones de lo injustificable con “bloqueos externos”, ni con achacarle a las empresas u organismos las decisiones y sus terribles impactos negativos cuando todos sabemos quienes toman todas y cada una de las decisiones en este país.
Sería bueno que, en lugar de seguir priorizando medidas injustas que caen sobre las espaldas de los cubanos para recaudar dólares para el Estado, los cubanos exijamos que la primera prioridad sea siempre la libertad, la justicia y la prosperidad de cada hijo de Cuba.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
- Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
- Doctor en Humanidades por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Ingeniero agrónomo.
- Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
- Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
- Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2007.
- Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
- Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
- Reside en Pinar del Río.