El concepto de Estado de Derecho es bastante polémico en la actualidad, sobre todo en las regiones latinoamericanas. Si lo analizamos en detalle, y aplicamos su definición a la realidad cubana, podemos llegar fácilmente a conclusiones que demuestran la ausencia de este mecanismo democrático universal. En primera instancia el Estado de Derecho es el tipo de organización política del Estado donde la organización, desempeño y control del poder se realizan de acuerdo a la jurisprudencia. Lo más notable es la división, independencia, pero a la vez mutuo control de los tres poderes del Estado, es decir, el poder ejecutivo, legislativo y judicial. En un gobierno centralizado, como sucede en el caso cubano, las funciones de los tres poderes rectores se solapan, no existe independencia entre ellos, lo que acarrea que los mecanismos de desempeño y evaluación de las funciones fallen en múltiples ocasiones. Mucho menos puede existir autonomía de poderes cuando se coloca a una entidad como el Partido Comunista de Cuba (único partido político oficialmente existente en Cuba), por encima de la propia Asamblea Nacional, por encima de la Constitución, y se declara como “fuerza dirigente y superior de la sociedad y del Estado”.
El Estado de Derecho, como principio de gobernanza, se basa en el respeto irrestricto a los Derechos Humanos y en el cumplimiento de los deberes ciudadanos establecidos por las leyes de cada país. La violación de los derechos más elementales de vida es otro tema recurrente en el entorno latinoamericano. Solo analizar los casos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, bastan para describir un ambiente de desamparo para los ciudadanos, quienes claman de las instituciones internacionales de derechos humanos, bloques regionales y Estados clave para la articulación de la democracia en el mundo, el concurso de sus esfuerzos y el apoyo para estos estados de transición hacia el imperio de las libertades y el orden necesario.
Otro asunto es el tema de la Constitución de una República. Por el solo hecho de encontrarse Cuba en estos momentos en un proceso de consulta popular para reformar su Constitución, no podemos decir que existe un Estado de Derecho. La Constitución ha sido redactada por un grupo reducido de miembros del Partido Comunista de Cuba, no se convocó a una Asamblea Constituyente inclusiva y en su articulado aparece un número de artículos que lesionan la dignidad humana, incitan a la violencia y consagran a un Partido por encima de las instituciones del Estado. Esperamos que se tengan en cuenta los aportes de los cubanos de la Isla y de la Diáspora.
Lo contrario del Estado de Derecho son las tiranías, el establecimiento de las dictaduras o los gobiernos llamados de facto. Queda del lado de los representantes de nuestros gobiernos, conducir con vocación y profesionalismo, y servir a los ciudadanos. De nuestra parte, debemos mantener una educación que fundamente nuestros derechos y nos prepare para vivir en libertad y responsabilidad.
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.