Editorial 35: En esta hora de Cuba: 15 minutos para quejarse y 45 para proponer el futuro

No es tiempo de quejas. Es tiempo de propuestas. Cuba necesita con urgencia proyectos económicos, sociales, políticos y culturales para responder desde ahora a los desafíos del mañana.
Necesita también que sus ciudadanos puedan escoger y desarrollar sus propios proyectos de vida aquí y ahora. Ciudadanos sin proyectos de vida, no son personas, sino masa. Ciudadanos sin proyectos de vida, son nación sin alma. Y esta no existe.
Los que piensan y estudian a Cuba, los religiosos, los educadores, los periodistas, los sociólogos, los políticos, los animadores culturales, los creadores artísticos y los literatos, los letrados en Derecho, los economistas, los emprendedores, todos y cada uno de los cubanos y cubanas, tenemos el derecho y el deber urgente de pensar, idear, crear nuestro propio futuro y el de la Nación cubana. Menos queja y más propuestas: He aquí el reto.
Quince minutos para la denuncia
 
Una de las ideas-clave sostenida y enseñada desde hace 20 años, desde el extinto Centro de Formación Cívica y Religiosa y ahora en el Proyecto Convivencia, es que Cuba sería mejor si cada una de las horas de vida de sus hijos pudiera ser distribuida de la siguiente forma: 15 minutos para quejarse, los otros 45 minutos para buscar soluciones, para proponer proyectos futuros, para prever y crear y poner sólidos fundamentos de pensamiento, mística y visión al porvenir de nuestra Nación.
Sobran ya tanta queja y tanto pesimismo. No solo van sobrando ya, sino que desaniman a la gente, mutilan su creatividad, pasman su carácter emprendedor y amargan su vida. Y no sobran porque no haya de qué quejarse, sino porque faltan propuestas de futuro. Sobran, no porque la “cosa” ha mejorado, sino porque el modelo está agotado… y muchas personas, también.
La denuncia pública no es la queja inútil, siempre será necesaria para corregir los crímenes y errores. La denuncia debe ser virtuosa, sosegada, sólidamente documentada y siempre acompañada de soluciones y propuestas. La denuncia justa y respetuosa del adversario no solo es cura de la herida, sino que dignifica al que la realiza. Nada de disimular el mal, nada de acallar el grito de los que sufren… la denuncia sin ira y sin amargura, cura el alma y enaltece al que la hace. La denuncia sin violencia y sin lenguaje ofensivo, es una forma eminente de la lucha con métodos pacíficos.
Pero la denuncia sola no basta. No sirve al porvenir. No crea, ni reconstruye. Señala el mal, pero no lo extirpa. Son demasiados años escuchando programas de radio, publicaciones periódicas, estudios sobre lo que ha sucedido en el pasado y en el presente de Cuba. Son demasiados los análisis de lo que no debe ser. Pero, honestamente, escuchamos, leemos y vemos pocos espacios que dediquen la mayor parte de su tiempo, estudios o esfuerzos a debatir las propuestas de futuro para Cuba. Eso puede demoler el presente pero no construye el porvenir. Y demolición sin arquitecturas futuras es suicidio nacional.
Es la hora de las propuestas y los proyectos para el futuro de Cuba
Denuncia y propuesta deben ir juntas. La denuncia de lo que no queremos es otra forma de anunciar lo que queremos. El hecho de no tener en un momento la propuesta no debe censurar la denuncia. Denuncia y anuncio son inseparables del que ama lo que defiende. No es lo mismo defender lo que se ama que proponerle proyectos futuros. Cuba necesita la más estrecha convivencia entre la denuncia y el anuncio de visiones por venir. No se puede tampoco acallar la denuncia virtuosa para negociar una propuesta sin ética. El fin no justifica los medios. Negociar con ética implicaría, en todo caso, que en la propuesta se vea claramente la denuncia de lo que no es todavía.
En esta hora de nuestra historia consideramos que:
–       Cuba necesita que contemos con más personas que piensen el futuro de la Nación, sistemáticamente informados por esos hermanos que dedican su trabajo sacrificado y valioso a las noticias de la inmediatez, que nos permiten sopesar y evaluar el presente.
–       Cuba necesita que con cada noticia de presente, por lo menos se insinúe la propuesta por venir.
–       Cuba necesita que cada movimiento social de género, de inclusión étnica, de respeto a la diversidad, de defensa de los Derechos Humanos, cada iniciativa cultural o artística, y tantos otros proyectos de la creciente sociedad civil, tengan al mismo tiempo, y sobre todo, sus propuestas para el futuro de Cuba.
–       Cuba necesita que los partidos políticos opositores, los movimientos cívicos para el cambio y todos los que trabajan por una transición pacífica den prioridad y relevancia a las visiones e iniciativas por venir y a los proyectos que proponen a la Nación.
Cuba necesita que los periodistas, los analistas, los economistas, los Medios de Comunicación Social alternativos, los activistas cívicos, dediquen más tiempo a pensar y divulgar los bosquejos futuros y las trazas de los años venideros.
La queja no convoca, el pasado paraliza, el presente no conquista
Tenemos la certeza de que lo único que libera las energías, alimenta la creación y anima la esperanza es la ideación de proyectos viables y graduales, asequibles y con visión larga.
La sociedad civil cubana ya no es incipiente, sino creciente. Está en franco proceso de articulación en la diversidad. Crece visiblemente en el respeto mutuo de sus grupos diferentes. Disminuye la descalificación del que nos emula y crece la cooperación sin invasión de la identidad de cada uno. En este mismo número de Convivencia, nos honramos en publicar algunos principios mínimos que un grupo de cubanos de la Isla consensuó con hermanos cubanos en la Diáspora. Se ha creado ya el primer Grupo de Consultores de la Sociedad Civil, equipo de trabajo horizontal y rotatorio, que tiene como objetivo coordinar la confección de una evaluación periódica de la realidad económica, política, social y de Derechos Humanos de la sociedad cubana. Todos estos son buenas noticias de Cuba y para la misma Cuba. También para cuantos nos miran o acompañan con respeto y amor por lo cubano.
A estos y otros pasos de franca madurez cívica, le convendría corresponder un sereno y sistemático esfuerzo por la creación de pensamiento, propuestas, proyectos y visiones de futuro para el porvenir de Cuba. Ya los hay, existen aquí y allá, son serios y profundos, pero no bastan.
Sugerimos algunos criterios para la confección de proyectos futuros para Cuba. Estos deberían tener algunos o todos estos elementos estructurales:
–       Un análisis plural de la realidad cubana actual.
–       Una visión general del modelo futuro.
–       Las propuestas de soluciones en el sector o para el País: fines, objetivos generales y específicos.
–       Los métodos pacíficos adecuados para llegar a los objetivos esperados.
–       Las estrategias y tácticas, que marcarán el desarrollo de las propuestas.
–       Los medios y recursos necesarios.
–       Los protagonistas y sus roles. Control y limitaciones de responsabilidades, honestidad y diligencia.
–       Las relaciones incluyentes con el resto de la sociedad y la comunidad internacional.
–       Las evaluaciones previstas para medir eficiencia, eficacia, probidad.
No es necesario que todos hagan todos los pasos. Sería mejor que, basándose en las necesidades y aspiraciones que expresen los ciudadanos, también participen think tanks cubanos y estudiosos sobre Cuba en la creación de propuestas varias. Mejor aún es que ellos pudieran recoger y sistematizar las iniciativas y las intuiciones ciudadanas. Sería óptimo que hiciéramos itinerarios con sesiones de estudio y debate de las diversas propuestas de solución para estructurar estos pasos, con la inclusión de todos los que lo deseen.
Esperamos que quienes denuncien la discriminación de género propongan proyectos y programas para la igualdad de dignidad y oportunidades del hombre y la mujer. Que aquellos que organizan órganos de prensa, dediquen la mayor parte de sus espacios digitales, impresos, radiales o televisivos a indagar propuestas de futuro para los diversos problemas del País. Que los que impulsen iniciativas de integración racial o social presenten también sus visiones de futuro, sus métodos y medios para llegar a sus fines. Esperamos que los que tengan partidos o movimientos políticos den más espacios a las propuestas y proyectos de futuro para Cuba.
Que los que evalúan y denuncian la violación de los Derechos Humanos también propongan los mecanismos que en el futuro democrático garantizarán orgánicamente la defensa, promoción y educación de los derechos fundamentales. Que los que tienen asociaciones gremiales como juristas, sindicalistas, educadores, dediquen su mayor tiempo a la búsqueda y debate de los marcos jurídicos, los sistemas de educación, el estilo y los fines de los sindicatos en el futuro de Cuba. En fin, que quienes animan los diversos espacios donde se crean los estados de opinión en el tejido de la sociedad civil dediquen la mayoría de su tiempo, esfuerzos y recursos al debate de las visiones y proyectos de futuro.
En esta hora de Cuba, creemos con certeza que lo más urgente, lo más entusiasmante y lo más convocador de los ciudadanos de a pie, es proponer soluciones, proyectos y diseños de futuro que reconstruyan sus vidas, respondan a sus necesidades más perentorias y le den sentido y dignidad a su existencia.
Quienes propongan más soluciones viables y proyectos futuros, tendrán más poder de convocatoria y adelantarán más el porvenir.
Pinar del Río, 8 de septiembre de 2013.
Fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de la República de Cuba.
Scroll al inicio