Por José Antonio Quintana.
Vi esta fórmula en la portada de un libro de una autora cubana que se dedica a la desastrologia. Tan atractiva me resultó que decidí conocerla mejor e intimar con ella hasta donde me fuese posible, dadas mis limitaciones matemáticas.
Lo primero que se me ocurrió fue despejar las variables: Amenaza (peligro) y vulnerabilidad. Quise comprobar si, como en el caso de la simple ecuación que relaciona la distancia con la velocidad y el tiempo, cualquiera de las variables despejadas conserva su significación conceptual.
No resulta difícil transitar de un concepto a otro a través de esta ecuación; no se oscurece ni desvalora la significación conceptual. ¿Sucederá lo mismo con la ecuación del riesgo?
Recordemos primero los conceptos de amenaza y vulnerabilidad:
AMENAZA: “Es una fuente de daño potencial”
VULNERABILIDAD: “Es la propensidad de las cosas a ser dañadas por una amenaza”
Despejemos ahora ambas variables y comparémoslas con sus definiciones conceptuales.
AMENAZA = riesgo – vulnerabilidad
VULNERABILIDAD = riesgo – amenaza
Si los conceptos hubiesen sido sustituidos por números, obviamente la ecuación se solucionaría aritméticamente… pero, el concepto, ¿permanece clara su significación?
Si con un poco de esfuerzo consideramos que sí, que las definiciones de amenaza y vulnerabilidad obtienen satisfacción en la ecuación despejada, entonces es necesario reforzar las objeciones.
Que el riesgo está ligado a la existencia de una amenaza o peligro y a la debilidad o vulnerabilidad de un objeto amenazado está claro tanto intuitiva, como práctica y experimentalmente. Se puede decir que el riesgo es una función de ambas variables.
R = ƒ (A, V)
Donde R= riesgo
A= amenaza
V= vulnerabilidad
Pero sucede que no siempre es posible conocer la ley de dependencia entre las variables relacionadas en una función. Se puede saber que están relacionadas pero no cómo, y si no se conoce ese cómo, esa ley, no es posible formularla o expresarla en una ecuación. Es por eso que hay funciones analíticas y funciones concretas; en las primeras es posible sustituir con cualquier valor las variables independientes y obtener el valor de la función. En las funciones concretas la relación es real, pero vaga, imprecisa y no puede formularse.
No obstante la relación del riesgo ha sido formulada mediante la ecuación:
R= A + V
Esta ecuación recuerda la ecuación de una línea recta que intercepta el eje de ordenadas en un punto distinto del origen y cuya pendiente es 1, así:
Y = m x + b
Si Y= R
X= A
m =1
b = v
Sin embargo, en una ecuación lineal de este tipo, b es una constante y v (vulnerabilidad) es una variable que como veremos después toma infinitos valores subjetivos. Por tanto, parece no ser muy feliz la fórmula disentida para expresar la relación entre riesgo, amenaza y vulnerabilidad.
Pudo haber sido R= A.V. también es esta una relación lineal. ¿Puede afirmar alguien que la relación es lineal? ¿En base a qué estudios puede afirmarlo?
De todas formas hay un elemento que no puede faltar en el vínculo entre amenaza y vulnerabilidad y es precisamente el carácter probable de la conexión entre ambos. Ni la amenaza ni la vulnerabilidad por separado implican riesgo. Una especie con resistencia natural a una enfermedad no corre riesgo de ser afectada por la misma aunque exista en su hábitat. Debe existir un ente vulnerable en el radio de acción de un peligro para que exista la posibilidad de daño, es decir, un objeto propenso a ser dañado específicamente, debe existir en el espacio y el tiempo de existencia efectiva de un peligro para que exista la posibilidad de riesgo. Que la posibilidad se convierta en realidad es un asunto de probabilidades, que se acercarán a cero o a uno en dependencia de modificaciones ocurridas en la fuente de peligro o en la vulnerabilidad del objeto amenazado, cambios que pueden ser espontáneos o naturales y subjetivos o inducidos por el hombre.
Para conocer la probabilidad de riesgo es necesario conocer las de amenaza y vulnerabilidad. A mi juicio es una probabilidad condicional: existe la probabilidad de riesgo si existe la probabilidad de peligro dada la probabilidad de existencia de entes vulnerables. El riesgo de derrumbes catastróficos en la ciudad de La Habana depende de la probabilidad de que un huracán con muchas lluvias y fuertes vientos la azote dada la probabilidad de que el 60 por ciento de su fondo habitacional sea vulnerable a ese tipo de evento
La probabilidad de que ambos sucesos ocurran se expresan por la siguiente fórmula:
P (A y V) = P (A). P (V/ A) (I)
P = probabilidad
A = amenaza
V = vulnerabilidad
Como son sucesos independientes P (V/ A) = P (V) y por ello la fórmula quedaría así:
P (A y V) = P (A). P (V) (II)
Como la probabilidad de riesgo es igual a la probabilidad de que ocurran la amenaza y exista el ente vulnerable en el radio de ocurrencia de la misma, entonces:
P (R) = P (A y V) (III)
Por tanto: P (R) = P (A). P (V). Sust. (III) con (II)
Creo que es la forma más adecuada para expresar el vínculo entre las variables discutidas. Obviamente hay probabilidades muy difíciles de calcular y otras no. Sobre todo porque los valores de vulnerabilidad se otorgan subjetivamente por escalas muy diversas, es decir, existen muchas escalas distintas y la aplicación de las mismas tiene una interpretación debida a la subjetividad del experto o calificación.
Espero que estas reflexiones generen una discusión creadora por lo que agradezco desde ahora vuestros criterios a vuelta de correo.
Sugiero a los amables lectores que tengan en cuenta la posibilidad de usar la fórmula propuesta en los análisis de riesgo hecho en los estudios de escenarios socioeconómicos. Las probabilidades usadas para caracterizar los eventos previstos podrían constituir insumos de mi propuesta.
José Antonio Quintana.
Médico Veterinario. Pinar del Río. Cuba