Por Janisset Rivero y Dagoberto Valdés
Entrevista al Sr. Huber Matos
El calor de la tarde en Miami es sofocante cuando finalmente llego al encuentro con el Comandante Huber Matos Benítez. La encomienda es extraordinaria y sorprendente: los hermanos que realizan dentro de Cuba la revista digital Convivencia me han pedido que entreviste a Huber Matos para esa publicación. Con gusto acepté el honor de hacer esta entrevista a una de las figuras emblemáticas de la lucha del pueblo cubano por rescatar su República.
Del Comandante Huber Matos supe la primera vez siendo niña, en las conversaciones discretas de mi hogar en Camagüey. Mis padres me contaban sus lejanas memorias de aquellos días cuando apenas comenzaba la Revolución, y la conmoción que produjo su arresto y condena entre los camagüeyanos. Luego, contando ya con 19 años lo pude conocer en Caracas durante un congreso de jóvenes cubanos y venezolanos, ciudad adonde había llegado exiliada a los 14 años.
En la sencilla morada del suroeste de Miami me reciben Huber y su esposa, la dulce María Luisa. El jardín bien cuidado, a pesar de los rigores del calor, y la pulcritud del sencillo hogar hablan de la mujer excepcional que ha sido María Luisa, quien hace casi 67 años, decidió unir su vida a este singular cubano.
Seguir fundando la República
Pero, ¿quién es este hombre que fue capaz de dejar su aula de maestro en el oriente de Cuba, alzarse en la Sierra Maestra, y luego de encontrarse entre los cinco comandantes principales de la triunfante Revolución, denunciar el vuelco comunista y cumplir veinte estoicos años de prisión política?
JR: Huber, ¿Qué necesita un ser humano para ser fiel a sus ideales, al costo de perder el poder, la posición social, sus bienes materiales y hasta su libertad personal?
HM: Tener una formación sólida, de principios, base ética, y eso lo adquirí en mi hogar con mis propios padres y en la escuela, con la formación cívica de maestros. Debe tenerse en cuenta que nací en 1918, a los 16 años de fundada la República, menguada por la intervención americana que hizo ver que era un fenómeno histórico, que parecía que la República había sido un regalo de los americanos cuando se enfrentaron al ejército español y lo derrotaron.
De mis padres, principalmente de mi madre y de otros maestros, adquirí aquel compromiso de que había que seguir fundando la República de Cuba; que éramos una república, pero incompleta. Entre otras cosas teníamos en la Constitución cubana una cláusula limitatoria que se llamaba Enmienda Platt por la cual los Estados Unidos se reservaban el derecho de intervenir en Cuba o gobernar a Cuba, bien por razones de inestabilidad política, por epidemias, por esto o por lo otro, en fin éramos una república, pero una república mermada.
Tanto mi madre, que era maestra mía y del pueblo, como mi padre, nos decían que había que seguir construyendo la república, que todo estaba incompleto. Así que mi generación y aquella generación de la primera mitad del siglo XX, nos formamos dentro de ese compromiso. Teníamos que seguir, ya no era la lucha armada como la de los mambises peleando contra España, era un trabajo intenso, cívico y de formación, de compromiso ético para que nuestra república fuera de verdad una república.
JR: ¿Ud. considera que esa educación que había en Cuba en esa época fue la que le dio la base?
HM: Sí, con toda seguridad. Mi caso aparece como un caso raro pero recuerdo que en la escuela de mi pueblo, Yara, antigua provincia de Oriente, todos los viernes celebrábamos el cierre de la semana con una ceremonia que se llamaba “la Jura de la Bandera” y teníamos que llevar flores y tirarlas a la bandera cubana. Se recitaban poesías patrióticas. En fin, el magisterio todo, y la ciudadanía en general estaban convencidos de que valía la pena seguir haciendo esfuerzos para que nuestra república fuese de verdad. Y no de mentiritas, como si fuera un regalo de los yanquis.
JR: ¿Entonces eso es lo que Ud. considera que le dio la fuerza para hacer lo que hizo?
HM: Si, creo que sí. Aparte de eso, si mi madre me apuntalaba mucho en lo patriótico, mi padre me apuntalaba también en el sentido general de lo ético, porque hasta mi nombre me comprometía. Vale la pena hablar de esto y no es la primera vez que lo hago, para que se entienda que no soy un patriota excepcional, sino que tenía un compromiso desde la niñez de portarme como un cubano íntegro.
Nosotros somos seis hermanos, ya los otros cinco se fueron, soy el tercero. Primero vino mi hermana Eva Luz, después Argelia Livia, posteriormente vine yo, Huber Rogelio (Rogelio es el nombre de mi padre), el que me seguía era Rogelio César, después Hugo Rolando y por último, una hembra, Salustina, que era el nombre de mi madre.
Entonces desde niño el nombre mío era raro en la escuela y en el barrio, los muchachos me decían: “Oye, tú te llamas de una manera distinta a la de aquí, ¿de dónde sacaron eso?”. Lo decían en tono burlón y yo fui a inquirir y a pedir una explicación a mis padres. Y mi madre me dijo: “Pregúntele a su padre, que él le va a explicar mejor que yo por qué Ud. se llama Huber”. Es verdad que nadie se llama así, es raro, es: Huber, no es el Hubert del inglés terminado en “t”. Mi padre me dice: “Todavía no, más adelante porque Ud. no va a entender lo que yo le diga”.
Mi padre me llevaba a casi todos los lugares, él tenía una finquita como de cinco caballerías y la perdimos en una hipoteca, una de las tristezas de mi niñez. La finca no se pudo pagar en los años 30 por la depresión mundial; se vendió el ganado para pagar los intereses y al final nos la quitaron.
Cuando le pregunto a él sobre mi nombre, yo era chiquito, todavía teníamos la finca. Más tarde mi padre me dice: “Mire, la explicación es ésta: Cuando Ud. iba a nacer, a mí se me ocurrió organizar un colmenar y fomentarlo como el frutal que hemos hecho Ud. y yo año tras año (todos los sábados había que sembrar uno o dos árboles frutales para hacer conciencia sobre el valor de los árboles). Yo no sabía nada de colmenas y tuve que aprender sobre la vida de las abejas. Entonces indagué, y encontré un libro que escribió un naturalista o investigador suizo que se llamaba Francisco Huber”. Le pregunté ¿qué tengo yo que ver con ese hombre? Me dijo: “Es que ese hombre se quedó ciego cuando empezó el estudio de la vida de las abejas y se pasó 20 años para publicar su libro, ciego, con dos ayudantes. A mí me llamó la atención la tenacidad de aquel hombre que llegó más lejos que nadie en la investigación de las abejas, y cómo se orientan con los rayos solares me admiró, y entonces le puse Huber”. Le pregunté pero ¿qué tiene que ver esto? El me contestó: “Es que Ud. tiene que ser fuerte por dentro, eso es lo que quiere decir su nombre”. Y ahí me machacó: “Fuerte por dentro”. Y yo: “Papá, no acabo de entender el hombre que escribió el libro.” Y él me decía: “Ya lo irá entendiendo”. Y cada vez que veía a un muchacho que se hería y se le saltaban las lágrimas, me recordaba: “Acuérdese que Ud. tiene que ser recio por dentro”. Así me criaron.
JR: ¿Al duro?
HM: Sí, al duro, a mí y a mis hermanos, y como era el mayor de los varones, mi padre me quiso formar a su manera. De modo que crecí de acuerdo al evangelio patriótico de mi madre y el evangelio de resistencia, de ser recio, que me inculcó mi padre.
Pero digo que yo no era la excepción, la juventud cubana de mi tiempo era así. La Universidad de La Habana era casi como un altar de patriotismo. No era alumno de ir todos los días a la Universidad de La Habana. Me hice maestro y después de que me gradué me hice Doctor en Pedagogía, pero trabajando en el campo, e iba nada más que para examinar. La Universidad de La Habana era la única que existía en Cuba en la primera parte del siglo XX, era una escuela de patriotismo, de civismo, esa es la verdad.
JR: ¿Fueron formados en eso?
HM: Sí, no podía ser de otra manera. Si los tiempos hubiesen venido de otra manera, menos difíciles, no hubiese tenido que ser guerrillero, hubiese sido siempre maestro que fue lo quise y fue para lo que me preparé.
JR: Después de vivir como maestro, como guerrillero, como preso político en las cárceles de Cuba ¿cree que el hombre es esencialmente malo o bueno?
HM: Creo que el material humano tiene una consistencia de más calidad o de menos calidad según la formación que le den. Si hubiese sido hijo de una familia de borrachos probablemente hubiese sido un borracho. Y he tomado alcohol en mi juventud, a veces más de lo que quisiera, pero nunca me emborraché. Uno en definitiva es parte de la formación ética que recibe en el hogar, es como una siembra, si a uno lo cultivan así dentro de esta orientación uno tiene que ser honesto, ser valiente, esforzarse. Por ejemplo, nosotros trabajábamos desde niños en la agricultura con mi padre y yo ponía mis horas después que cumplí los siete u ocho años en la finquita que perdimos. Después trabajábamos en otra finca que era una jornada de sol a sol. Y mi padre continuaba: “Recuerda que tú tienes que ser recio por dentro y ya lo irás entendiendo”.
Me alegro mucho que me dieran esa formación porque también representaba que en la escuela yo no podía ser último en rendimiento ni en matemática, ni en esto, ni en lo otro. Mi padre y mi madre me decían que por moral, tenía que destacarme y saber cuando el maestro me preguntara. “Debe capacitarse para dar siempre una respuesta inteligente porque Ud. es hijo de una maestra y directora y de un ciudadano ejemplar que es su padre y el juez del pueblo”.
JR: ¿Confía todavía en la capacidad del ser humano para enmendarse, crecer éticamente y vivir en la virtud? ¿Se puede enmendar el ser humano?
HM: Creo que sí, sujeto a esto, a que su formación haya tenido más aspectos positivos que negativos, es decir, si uno en la niñez y la juventud recibió la orientación de que vale la pena ser honesto, vale la pena ser generoso, vale la pena ser valiente, entonces pues sí, como no.
JR: Pero si una persona no recibe esa formación, si una persona nace en un país como el cubano que no tiene la educación que Uds. tuvieron en la República ¿puede enmendarse ese ser humano?
HM: El principal daño que le ha hecho aquel régimen a Cuba durante este medio siglo que ha estado presente, creo que es precisamente la quiebra de valores. Porque le han enseñado al niño a tener doble moral, a tener dos rostros, a mentir aquí y allá para resolver y de ahí depende la influencia en el medio ambiente. Para ir a lo preciso en el caso cubano, las generaciones, estas tres que han crecido ahí, la gran desventaja es que desde niños los acostumbraron a la simulación y a la mentira, incluso hasta al robo y la prostitución como forma de seguir adelante, hay muchos casos para hablar.
Entonces las posibilidades de rectificación en el orden moral dependen de cómo se desenvuelva la nueva República. Si la nueva República tiene la suerte de que sea gobernada por personas de buena moral y honestas, de buena intención, de incluso esa moral de la familia cubana que se ha salvado en el exilio y en el territorio cubano también, creo en que ese compromiso ético prevalezca sobre las prácticas negativas de la doble moral, de la mentira, de la corrupción y del robo. Para resumir, las posibilidades de que nosotros rescatemos los valores que se han perdido dependen no sólo de los nuevos gobiernos que vengan en Cuba sino del esfuerzo intenso que se haga para ir al rescate de los valores de nuestras raíces, el ver todo lo que se pueda rescatar de la moral de la familia cubana.
En ese sentido todo lo que he visto en el exilio en mis relaciones con la gente joven no solo con Uds., también con Raíces de Esperanza y con otros grupos del exilio en otros países; porque en Europa hay gente joven también que ha asumido ese compromiso, todo eso es muy promisorio, pienso que sí. Además quiero pensar que donde más puedo ser útil el día que llegue el cambio, es en tratar de restañar, rehacer la estructura ética de la sociedad cubana.
JR: El daño antropológico al que con frecuencia se refiere Dagoberto Valdés.
HM: Claro, sigo siendo optimista, en todos estos años nunca he perdido la esperanza de ver que se acabó aquello, la tiranía, y que va a haber otro comienzo y sueño con ser útil en ese comienzo. Desde la televisión o aunque sea en la prédica en los parques, caminando Cuba entera y diciéndoles: “Acuérdense que nuestra historia fue esta otra hasta que llegaron al poder”. Hay que ver todo lo que se puede hacer y creo que hay posibilidades de un rescate a través de la pedagogía, a través de la prédica en las calles. A veces pienso que puedo ser un predicador para el pueblo de un extremo al otro del país tratando de que la gente retome el camino que le hicieron perder.
Somos un solo dolor, un solo compromiso
JR: Sobre el presente de Cuba, ya Ud. ha hablado un poco de eso y la valoración personal del presente de Cuba dentro de la Isla ¿Hay algo más que quisiera agregar sobre el presente dentro de la Isla, aparte de la cuestión moral de la que ya habló?
HM: La Revolución ha sido un desastre en el orden económico, en el orden político y en el orden moral. Se formaron unos cuantos maestros en los primeros tiempos y profesores universitarios, pero después lo que vino fue degradante. Así que la parte positiva de que la Revolución en los primeros años creó superación para unos cuantos jóvenes profesionales, eso se quedó, ese logro se perdió cuando se enseñó a la gente a pervertirse para compatibilizar con el sistema, hay que mentir , hay que hacer esto y lo otro.
Pero sí creo que esta experiencia ha logrado alguna cosa. Antes de este proceso revolucionario la familia cubana tenía unas cuantas cosas positivas y estas cosas positivas se han puesto en evidencia en el exilio. El éxito del exilio cubano en el orden profesional y cultural evidencia de una manera inequívoca que la sociedad cubana cuando llegó al poder la Revolución tenía un nivel de desarrollo, progreso y solidez ética. Consistencia ética que todavía está en la familia cubana del exilio y en Cuba, en muchos casos, también. En el exilio a pesar de que las costumbres van alterándose con el progreso tecnológico, la familia cubana más o menos ha conservado los patrones éticos y creo que eso es una reserva que puede ayudar mucho al futuro de la nación cubana. Y creo además que a no toda la tierra cubana se le ha convertido en estéril, porque es una calamidad que un país como Cuba, con tierras tan fértiles, no produzca para su alimentación y que estén importando todo. Esto evidencia el fracaso desde el punto de vista económico de la revolución cubana. En 50 años hizo que la gente abandonara la tierra, porque se la quitaron o porque no valía la pena y trataron de emigrar. Es la angustia del cubano que quiere salir del país, y esa es la evidencia más categórica del fracaso de la Revolución, hizo que el cubano despreciara lo suyo y le diera la espalda a lo suyo, porque en cualquier otro lugar se vive mejor que allí. Pero no es menos cierto que el individuo se siente prisionero en su propia tierra. Para cambiar de una provincia a otra, o irse para La Habana, hay que tener autorización.
JR: Que te violan tu derecho a circular dentro del territorio nacional.
HM: En fin, hizo del pueblo cubano un pueblo paria, un pueblo que carece de sus derechos en su propia tierra y esto justifica las ansias del cubano por tirarse al mar, por irse, bien sea amparado por una ciudadanía española de tercer lugar, que cualquier otro recurso. Aprovecho esto para decir que una de las primeras leyes de carácter legal en una Cuba del futuro sería reconocerle la ciudadanía cubana hasta a la tercera generación, o sea a los nietos e hijos de cubanos emigrados se les debe reconocer la ciudadanía cubana por nacimiento porque no hay razón para que tu hija no pueda ser cubana porque nació en Estados Unidos y eso hay que garantizarlo. Me fui bien lejos de la pregunta.
JR: Sí, de lo de la Isla, pero Ud. tocó lo del exilio. ¿Hay algo más que quiera decir sobre dentro de la Isla aparte de la cuestión moral y la económica?
HM: Creo que el daño ha sido tremendo, pero no ha impedido que los descendientes de los Rabí, de los Maceo, de los Agramonte y Céspedes estén presentes en la juventud. No es casualidad que Antúnez esté dando el ejemplo de valentía y civismo, ni es una casualidad que ,por ejemplo, Félix Bonne Carcasés, ni que René Gómez Manzano, ni que Martha Beatriz, ni que las Damas de Blanco, como tantos otros, toda esta gente valiosísima, estén dando ese ejemplo de lealtad a su causa, a su familia y a los principios en los cuales se sustenta la nación cubana. Para resumir, creo que con una ayuda del exilio y con una aportación muy significativa de los patriotas que están dentro de la nación cubana, la libertad va a volver a Cuba y con la libertad van a volver muchísimas cosas que son complementos del sistema democrático. En fin, tengo fe en el futuro de Cuba.
JR: ¿Hay alguna cosa que Ud. considera que es una limitación en lo que es la diáspora?
HM: Me preocupa una cosa, y es que hay gente en el exilio que se ha dedicado a hacer dinero fácil con la droga, con esto, o con lo otro. Digamos que escondido dentro del material humano positivo hay personajes que el día que haya un cambio en Cuba, mientras tú, yo y otros vamos a correr para allá a ayudar, van a tratar de introducir unas cuantas libras de marihuana o cocaína a ver el dinero que sacan de esa situación. El que piense así no es un cubano, eso es una merma, rastrojos que tienen todas las sociedades.
JR: Huber, parece ser que está en marcha un plan de cambio de políticas en cuanto a su relación con Cuba, de un bloque de países regionales, bajando la retórica de la confrontación y proponiendo un diálogo crítico con La Habana. ¿Cree Ud. que el actual gobierno cubano corresponderá de alguna forma a estas estrategias?
HM: No, qué va, ni su sombra. Creo que en ningún momento de su vida van a hacer eso.
JR: ¿Cree entonces que estas estrategias de estos países del bloque regional no van funcionar?
HM: No, yo no lo creo, es más estoy convencido. Por ejemplo si la Unión Europea hubiese mantenido una posición como la mantenida en el tiempo de Aznar en España, a estas alturas ya el régimen posiblemente no existiría. Pero esa actitud de compadreo y complacencia se debe a los socialistas españoles, aunque el factor principal de apoyo ha sido Chávez con su aportación millonaria y retórica populista.
JL ¿Entonces, por el contrario, considera Ud. que estas estrategias pudieran ser el abrazo del oso, el desmantelamiento del pretexto o una concesión sin correspondencia?
HM: Cuando menos una concesión sin correspondencia, no tiene razón de ser. En mi opinión, la única estrategia válida es la solidaridad con el pueblo de Cuba, la solidaridad con los presos cubanos, el reclamo sin condiciones de la libertad de los presos políticos y el reclamo de que se respeten los derechos fundamentales de la persona humana .
JR: ¿El presente de Cuba de ambas orillas se le parece más cuando cae la noche, cuando va amaneciendo o simplemente un apagón?
HM: Creo que un poco de cada una de las tres cosas, no se puede simplificar así. Incuestionablemente que mi libro Cómo llegó la noche se refiere a un acontecer de medio siglo pero que en los primeros ocho o diez años trajo la oscuridad. El drama se ha ido extendiendo no sólo en tiempo sino en circunstancia. El drama cubano tiene un montón de aristas negativas. Cuando dicen: ¿Por qué no trabajan juntos si todos los cubanos están clavados en la cruz? Porque ese sistema se ha encargado de sembrar cuñas y dividir y cizañar. Pero si todos estamos clavados en esa cruz, es hora de compartir todos y extender los brazos a la cruz y decir que somos un solo dolor, somos un solo compromiso también. Y aprovecho para hacer mi exhortación a toda la gente de Cuba, únanse como puedan, pasen por alto las rivalidades que puedan existir, las razones y las sinrazones para mirarse con recelo. Quisiera ver un día que todos los grupos prioricen la necesidad del cambio, todo lo que sea aunar esfuerzos, no rivalizar. Admiro a las Damas de Blanco, ese grupo que sale, no hace planteamientos políticos, entre otras cosas, así están más juntas en la libertad de los familiares presos, pero seguro que cada una de ellas en su mente tiene un programa de cómo se cambiaría hacia una sociedad verdaderamente democrática.
JR: ¿Ud. cree que el presente en Cuba se parece más a cuando cae la noche o a cuando va amaneciendo?
HM: Creo que de cualquier manera nos estamos aproximando al amanecer, no podemos esperar que el amanecer venga por su propio peso, hay que ir al amanecer, hay que tratar de producir el amanecer, no es un fenómeno cósmico, no es una cosa donde no podamos hacer nada, si es la voluntad de los cubanos, se puede hacer mucho. Y en este sentido admiro, apoyo y respeto a todo el que dentro de Cuba hace algo, lo único que quisiera ver más juntos a todos los grupos.
JR: ¿Más unidad interna en la oposición?
HM: Sí, vamos a salir de esto y después vemos cómo implementamos el cambio, cómo construimos la nueva república. Lo importante es que la nueva república empiece a funcionar.
JR: Huber, como educador si tuviera que escoger sólo tres consejos para los jóvenes de la Cuba de hoy ¿qué les recomendaría?
HM: Una, que no olviden nuestras raíces, que tienen muchas cosas no sólo bellas sino educativas. Otra que traten de sacudirse de las mentiras que les han inoculado, y otra que piensen que los jóvenes siempre tienen un potencial enorme para recobrar los caminos perdidos y para construir sobre bases firmes. En este sentido, a pesar de mis noventa años, me siento con menos edad (independientemente de lo que voy a durar, tres o cinco años más), estoy seguro de que la nueva república va a ser realidad en un tiempo breve, pero no esperen que esto venga como el maná caído del cielo, tratemos de forjarlo.
JR; ¿Ud. considera que la lucha en este momento es una lucha de conciencia y pacífica?
HM: Sí, no es de tirar tiros sino de salir a las calles en Cuba entera, como hicieron en el Maleconazo en La Habana. Es el momento de decir “esto fracasó”, incluso hasta en las oficinas del Partido Comunista. Decir “esto fracasó”, busquemos soluciones, pero hay que decirlo y quedarse en la calle, no importa si viene la noche, o si estoy sudando ,o si tengo frío ,o me cae un aguacero, o me quieren empujar para que vaya a dormir a mi casa, no. Creo que la lucha es cívica, pacífica, persistente. Hay que decirles a las autoridades, “oye, esto no funciona”. Bastante hemos hecho. Está destruida Cuba, la agricultura no da para la alimentación, la del sistema, porque la otra daba hasta para exportar. Lo mismo que cuando Cuba producía muchísima azúcar, éramos los primeros en el mundo, y ahora no alcanza ni para el consumo nacional.
JR: Una economía que no es economía.
HM: No, el sistema lo que ha hecho es paralizar las fuerzas productivas de la nación cubana. Porque se desintegró la Unión Soviética, porque China está haciendo el cambio, ¿Qué vamos a un modelo chino? No. ¿Dónde están los chinos ahora? Además, con el grado de crisis que hay en Cuba (estamos al borde de una hambruna) no debemos permitir que ensayen el modelo vietnamita ni ningún otro. Lo que hay que poner en función primero son los derechos del ciudadano, garantizar que nadie pueda estar preso por sus ideas, soltar los presos, no se puede detener a nadie por lo que piense.
JR. Huber, ¿qué es ese movimiento en el exilio cubano llamado Resistencia? ¿A qué se parece más, a la résistance francesa, a la resistencia de Gandhi o a la del Reverendo Martin Luther King? ¿Es pura resistencia o tiene también planes y proyectos concretos para construir el futuro de Cuba?
HM: Creo en primer lugar que la Asamblea de la Resistencia es una cosa muy positiva. No creo que se pueda hacer comparaciones con esos otros casos, cada escenario tiene sus cosas muy específicas. No sólo en las cuestiones geográficas, sociales y económicas sino en lo que señala la marcha del tiempo. La sociedad nuestra hoy en día es muy distinta a la sociedad de hace cien años en términos globales. Creo que conlleva las dos cosas. Es resistencia y a la vez están implícitas, aunque no estén muy específicas, propuestas para el futuro de Cuba. Entre otras cosas creo que esto señala la necesidad del esfuerzo conjunto y compartido, que cada parte haga lo que le corresponde y que todos los cubanos trabajemos en un esfuerzo común que es la restauración de la democracia en Cuba, el regreso al Estado de Derecho y el volver a refundar la República.
JR: ¿Ahora, esta propuesta de resistencia parte de qué cosa, Huber, o sea, esta Asamblea de la Resistencia?
HM: Bueno, parte de la necesidad de trabajar juntos para reclamar todos los derechos que el pueblo ha perdido. Creo que esta resistencia supone un eco lejano de la resistencia francesa, en la necesidad de asumir la posición de defensa valiente de todos los derechos frente a todas las circunstancias adversas.
JR: ¿Y tiene una propuesta para el futuro? ¿Qué propuesta es?
HM: Me parece que aunque esa propuesta no esté definida en tal o más cual programa, esa propuesta está en la necesidad de restaurar la nación cubana con todos sus atributos y derechos para su ciudadanía.
Vivir en Cuba y morirme en Cuba
JR: Sobre el futuro de Cuba. ¿Cómo quiere ver el futuro de Cuba: como el de Estados Unidos, como el de Puerto Rico, como el de Chile, como el de Japón?
HM: Como el que quisieron los que fundaron la nación cubana, como decía Martí: “Con todos y para el bien de todos”. Creo que en todas las exposiciones teóricas del Partido Revolucionario Cubano que fundó Martí y en el Manifiesto de Montecristi, en documentos después de distintas etapas de la República hay toda una exposición más o menos continuada y, vamos a decir, congruente de lo que es la aspiración del pueblo de Cuba. Y me parece que nosotros, nada más que retrotrayendo lo que establecía la Constitución de 1940 y ya de eso hace años, me parece que ya estaríamos logrando algo mucho mejor que la desgracia que tenemos ahora. En conclusión, creo que los pueblos en cada momento de su historia se plantean necesidades concretas y pienso que hay que volver al tema de devolverle al pueblo la plenitud de sus derechos para que, a través de mecanismos institucionales, las multitudes dijeran cómo quieren vivir en lo que concierne a la cuestión de economía, a lo social, a lo ético. Pero pienso que no hay que inventar nada sino que hay que ir a la historia de la nación cubana, ir en busca de todos los procesos de reclamaciones de sus derechos para saber a dónde vamos, qué queremos.
JR: O sea, que sería un futuro cubano, no copiado de otro país.
HM: No creo que nosotros debamos parecernos a otro país, ni al modelo chileno, ni ecuatoriano, ni parecernos a Estados Unidos, que es una nación muy compleja. Sencillamente la historia del pueblo cubano está escrita con sacrificios, con sangre, con letras, con muchas cosas positivas a lo largo de su historia; yendo en este sentido, nosotros lograríamos la realización de nuestras aspiraciones.
JR: Imagínese que en Cuba lo hacen Ministro de Educación. ¿Cómo organizaría la enseñanza el maestro Huber Matos?
HM: Bueno, yo creo que no es difícil. Creo que volver a los años 40. En Cuba había la posibilidad de la escuela privada, la posibilidad de una escuela pública, bastante dinámica. Nunca he pensado en términos de que voy a ser un funcionario del Estado, pero trataría de guiarme por las aspiraciones de nuestro pueblo y trataría de realizarlas en la mejor medida positiva y posible.
JR: ¿Y específicamente a qué Ud. le daría énfasis?
HM: A la restitución de los valores éticos que hemos perdido en estos años. La merma, el daño más grande que es la desmoralización de la sociedad cubana.
JR: O sea, que Ud. le daría mayor énfasis a lo moral, a lo cívico.
HM: A lo ético, a volver a nuestras raíces, a que la gente aprenda a vivir con un solo rostro, a ser honesto, a decir la verdad, a trabajar para el bien de nuestra familia y de la nación en su conjunto. A sentirse comprometido con el ideal de una patria justa.
JR: ¿Si en un futuro soñado Ud. fuera elegido por su pueblo natal como parlamentario, cuáles serían las primeras cinco leyes que propondría al congreso de su país?
HM: Bueno, tendría que pensarlas bien para no equivocarme, ahora no.
JR: Ud. fue militar, pensando en el futuro de Cuba ¿Le gustaría mantener un gran ejército, el servicio militar obligatorio, los asesores, etc?
HM: No, pero creo que los cubanos necesitamos mantener un ejército. No un ejército grande, pero algo así como una Guardia Nacional para preservar nuestras fronteras y no depender de que otras naciones nos garanticen la independencia y soberanía nacional. Un ejército sólo para resolver nuestra seguridad nacional. Sin pensar en militarismo, el militarismo es una deformación de la ética de los pueblos.
JR: Cuba tiene una situación geográfica privilegiada. ¿Cómo vería sus relaciones internacionales en el futuro? ¿Más cercana a Europa donde están sus raíces? ¿Más cercana a Estados Unidos donde viven más de un millón de sus hijos? ¿Más cercana a América Latina con quien comparte cultura, lengua y religión?
HM: Creo que los tres elementos esos, Estados Unidos, Europa y América Latina deben merecer la misma atención del nuevo gobierno. Pero pienso que nosotros, por razones históricas, nunca deberíamos separarnos completamente de América Latina, sino que debemos buscar la forma de, juntos, salir adelante y ver cómo ayudamos a los pueblos atrasados de América Latina a alcanzar mejores niveles de vida.
JR: Muchas personas piensan que en los momentos más difíciles que ha vivido la nación cubana, los países latinoamericanos nos han abandonado.
HM: Eso no tiene que ver, eso no nos exime, ni nos libera, de la necesidad de un esfuerzo compartido con esos pueblos.
JR: O sea, que Ud. cree en un compromiso latinoamericano de desarrollar la región, de que somos parte de una red regional.
HM: Creo que sí. Creo que en ese sentido en lo que escribió y dejó para la historia José Martí, lo que dejaron otros pensadores como Ingenieros, Betancourt, etc. Los grandes pensadores de América Latina son válidos. Estoy de acuerdo con que nosotros tenemos un destino común y hay que estudiar cómo se logran y alcanzan esas metas más positivas dentro de este contexto, dentro de lo que es la América nuestra.
JR: ¿Ud. le daría mayor importancia a nuestras relaciones con América Latina?
HM: No, pienso que las tres áreas deben ser atendidas como prioridades. Las relaciones con Estados Unidos, con la Unión Europea, con América Latina y con el resto del mundo. Porque ahí están Canadá, Japón y China.
JR: Pero con Estados Unidos ha habido una relación de tirantez desde siempre.
HM: Sí, pero las relaciones con Estados Unidos deben incrementarse hasta el máximo posible, pero nunca en una relación que parezca que nosotros dependemos de ellos. Creo que tenemos que cuidarnos de eso, creo que debemos ser una nación auténticamente independiente. Creo en los vínculos comerciales, culturales etc. El mundo que viene adelante es un mundo de interrelaciones cada vez más intensas, en el que el concepto de nacionalidad va perdiendo primacía, hay que insertarse en ese nuevo concepto, pero no hasta el punto de desnaturalizarnos, hasta el punto de olvidarnos de que somos una nación independiente, con su propia historia y sus propios objetivos. Eso no.
JR: Se acusa un poco a la República, previa al golpe de estado de Batista y a la revolución del 59, de que éramos una nación dependiente de los Estados Unidos.
HM: Eso es por el comercio y otras muchas relaciones. No podemos ignorar que nosotros nacimos con una Enmienda Platt y después las distintas generaciones de cubanos fueron esforzándose hasta lograr la terminación de esa Enmienda Platt que sucedió en los años treinta, pero habíamos alcanzado la república plena en soberanía en 1940, que se frustró otra vez después de la revolución. Luego hay que ver hasta dónde los ideales de 1940, actualizados en función de la marcha del tiempo pueden ponerse en práctica para el futuro y teniendo en cuenta siempre que el pueblo cubano es el soberano, en todos los aspectos sociales, económicos etc. Hay que subordinarse a la voluntad del pueblo y sobre todo que no haya más dictadura, de ningún signo.
JR: En cuanto a Europa ¿hay algo que quisiera puntualizar en cuanto a las relaciones, algo que un futuro los cubanos deberían tomar en cuenta?
HM: Creo que Europa está dando un ejemplo muy positivo como comunidad después de dos siglos de matanzas terribles, pero creo que sólo debemos aspirar a muy buenas relaciones con Europa. Los otros modelos son aplicables a otros modelos y a otras áreas, las cosas intrínsecas cubanas están en las lecciones que hemos aprendido de nuestra historia, que tiene muchos desgarros pero también cosas muy positivas.
JR: ¿Es Huber Matos un hombre de fe? ¿Practica su religión? ¿Qué les diría a los jóvenes cubanos sobre el papel que juega la religión en la vida de los hombres y de los pueblos?
HM: Creo en Dios, pero a mi manera. En el tiempo que estuve preso invertí cientos de horas leyendo la Biblia. Pienso que es importante la religión en la vida de los hombres sobre todo por el marco ético que significa la religión, si no se cree en Dios y las cosas que vienen en los textos de la religión cristiana, nosotros, o la gente así, estaría expuesta a irse por el abismo.
JR: ¿Ud. cree que es fundamental la religión para los pueblos?
HM: Creo que la religión es muy positiva para cimentar la conducta de los pueblos y sobre todo la del pueblo cubano que ha sido tan agredido en lo moral. El cubano de antes tenía por regla general un solo rostro, ahora desde la niñez empieza a mentir, a simular, aprende a robar, a desmoralizarse. Hay que hacer un tremendo trabajo de reconstrucción ética y moral en la sociedad cubana y la religión nos puede ayudar mucho, el cristianismo nos puede ayudar mucho en ese sentido.
JR: Entonces ¿Ud. cree que sentaría una base moral y ética para los jóvenes de hoy?
HM: Sí ciertamente, muy conveniente.
JR: ¿Y la fe lo ayudó a Ud. en sus años de prisión?
HM: La fe me ayudó, pero me ayudó mucho más la confianza en los valores que mis padres me inculcaron, así lo digo. Yo aprendí mucho de mis padres y maestros a ser honesto, valiente, a no rendirme ante las cosas injustas y sucias. Con mis maestros aprendí a ser patriota, a cumplir mi compromiso con las raíces de la nación. Y creo que la educación en la Cuba futura tiene que formar ciudadanos con un compromiso moral muy alto, ético, recio, y al servicio de las aspiraciones de la sociedad cubana.
JR: Los realizadores de Convivencia dicen: “Nosotros creemos que para el futuro de Cuba es decisivo tener una formación cívica porque no hay democracia sin ciudadanos demócratas”. ¿Qué recomendaría para el presente y el futuro del país?
HM: Bueno, entre otras cosas, que la educación tiene que poner mucho énfasis en el aspecto de formación moral del ciudadano porque es donde más daño le han hecho [la revolución cubana], en la deformación de los valores, en que la gente “resuelva” robando. Me parece que esa filosofía de “resolver”, de salir adelante a cualquier precio conlleva un montón de cosas negativas. Es bueno que las personas sean valientes y se acostumbren a salir adelante, a ser emprendedoras, pero no a cualquier precio, tirando al basurero toda la parte de la formación ética.
JR: Si mañana por la mañana temprano Ud. tuviese permiso para venir a Cuba ¿vendría? ¿Qué diría, qué haría, qué nunca haría? ¿Regresaría a Estados Unidos?
HM: ¿Permiso para ir Cuba? La verdad que no me gustaría eso de que me den permiso para entrar a mi país, no entiendo que tengan que darme permiso para ir a mi país. Considero que cuando creyera que deba ir, pienso vivir en Cuba y morirme en Cuba. En cuanto a regresar a Estados Unidos: No, ¡qué va! estoy en el exilio porque no tengo otra opción.
JR: O sea, que Ud. volvería definitivamente. Estando ahí en Cuba ¿qué diría Ud. allí?
HM: Imagino mi regreso en un momento en el que pueda ser útil para el rescate de los derechos de mi pueblo, y después pondría mi esfuerzo en reconstruir la república. Hasta el último día de mi vida estaré en eso, hasta que volvamos a ser una nación, no un feudo, ni un manicomio.
JR: Vamos a continuar. ¿Regresaría a Estados Unidos después de estar en Cuba?
HM ¿A vivir?
JR: Sí.
HM: No, me quedo en Cuba. El día que pueda vivir en Cuba me quedo hasta el último día de mi vida en mi Patria. No como un prócer, sino como un consejero, un asesor, como un predicador, porque creo que eso es lo más útil que puedo hacer. Con la edad que tengo no puedo pensar en ser presidente, ni ministro de esto, ni de nada. Lo que sí quisiera es ser un asesor del nuevo gobierno cubano para poder ayudar. Ser un predicador para el pueblo, lo ideal del fin de mi vida sería en la televisión o caminando por las carreteras de Cuba, o en una tribuna diciéndole al pueblo: tenemos que rescatar todo lo perdido, sobre todo en el ámbito de la moral y las buenas costumbres.
Tenemos que ver todo lo que se pueda hacer para volver a armar la república para darle virtud y estructura a la república Quisiera ir siendo maestro, creo que es lo mejor que puedo hacer por mi país. Creo que lo he enseñado con mi vida y además, por encima de todo, creo que Cuba lo que va a necesitar mucho pero mucho, mucho, es todo lo que concierne a la moral. Hemos perdido mucho en ese aspecto. Muchas personas que vienen de Cuba, veo que están acostumbradas al doble rostro, a vivir simulando para resolver. A mentir, a sobrevivir a cualquier precio.
Eso es deprimente, eso es terrible, con las raíces tan lindas y positivas que tiene la nación cubana desde la epopeya de los mambises hasta que alcanzamos la República; después hasta los años cuarenta o cincuenta, hasta el mismo proceso de la llamada revolución cubana en su etapa de reclamo del pueblo, tiene un montón de cosas lindas. Tú te pones a ver la historia de Cuba, por ejemplo el rescate de Sanguily, el incendio de Bayamo, tienes un montón de páginas heroicas de un pueblo digno, de un pueblo acostumbrado a defender los valores justos, las cosas justas, lo honesto, lo digno. Y después a este pueblo que se prostituye, que vive acostumbrado a mentir para sobrevivir, a robarle al vecino para resolver. Ahí hay un abismo, y hay que ver todo lo que se pueda recuperar que se ha perdido en ese abismo.
Quisiera morirme siendo maestro, creo que es lo mejor que puedo hacer por mi país. Además, que lo he enseñado con mi vida. Cuba, por encima de todo, lo que va a necesitar es una reconstrucción moral. Si mi salud y mi entendimiento me lo permiten, cuando regrese, y como contribución al rescate de nuestra República, me involucraré en la fundación o creación de un partido político que represente y defienda, inequívocamente, los mejores intereses de la nación y el pueblo de Cuba.
JR: Un último mensaje a los lectores de la revista Convivencia.
HM: A todos los cubanos, que no perdamos la fe en un futuro mejor para la nación cubana y que nos esforcemos por cumplir cada uno nuestra parte en la realización de ese empeño, en una república de verdad. Algo que se parezca a lo que los fundadores de la nación cubana quisieron para nuestro pueblo.
JR: Y a los redactores de la revista Convivencia.
HM: Que prosigan con su trabajo, que es de una utilidad extraordinaria, que va mas allá de lo que ellos mismos pueden valorar.
Janisset Rivero
Escritora cubana en el exilio. Vive en Miami.
Dagoberto Valdés Hernández (P. del Río, 1955)
Director de Convivencia. Vive en Pinar del Río. Cuba.