Entrevista a Guillermo Fariñas
Por Reinaldo Escobar
Cuando parecía que Guillermo Fariñas estaba ya fuera de peligro, poco tiempo después de haber dado por terminada su prolongada huelga de hambre y sed, se vio precisado a pasar por una delicada operación de la vesícula. La hipersensibilidad de la piel en la enorme cicatriz le impide ponerse una camisa, pero su voluntad de lucha se mantiene intacta y se define a sí mismo como un soldado de la democracia que sigue con las botas puestas. Ganador del premio Sajarov de 2010, el psicólogo y periodista villaclareño, a quien sus amigos decimos Coco, accedió a responder estas preguntas.
R. E. ¿Cómo se encuentra la salud de Guillermo Fariñas a principios de noviembre de 2010, vísperas de un probable viaje a Strasburgo para recoger el Premio Sajarov?
Todavía estoy convaleciente. Tengo mucho dolor, por lo menos en dos puntos de 24 que tiene la sutura de la herida, aquí en la zona cercana al ombligo. Seguimos con los trombos del cuello y del brazo izquierdo, estoy tomando diariamente 3 tabletas de Warfarina, que es un anticoagulante y a mediados de este mes debo hacerme un chequeo con el cirujano Pedro Figueroa que me operó, para evaluar la posibilidad que me dé el alta por cirugía y seguir el tratamiento con en angiólogo Amel Alfonso. Ya estoy moviéndome dentro de la casa con muletas pero cuando es un tramo más largo tengo que usar un andador porque me canso.
R. E. ¿Sigue existiendo el peligro de muerte inminente?
Debido a la trombosis la amenaza de muerte se mantiene, porque aunque el trombo se haya solidificado, por la circulación de la sangre, siempre existe el peligro que se desprenda un fragmento que no pueda ser asimilado por las válvulas del corazón y se produzca un infarto.
R. E. Hoy, que ya conoces las secuelas permanentes que ha dejado en tu salud esta huelga de hambre y sed, si pudieras regresar a aquel día en que la comenzaste, ¿la harías otra vez?
No solo la volvería a hacer sino que la llevaría a efecto en condiciones más severas. Yo asumí esa huelga como un acto de defensa hacia la vida de los otros opositores después del asesinato de Orlando Zapata Tamayo, y digo asesinato, porque cuando el gobierno quiere mantener vivo a un opositor que está en huelga de hambre puede hacerlo, yo soy un ejemplo vivo de eso. Incluso pienso que la huelga se debió comenzar antes. Siento cierta culpabilidad por haber esperado, por haber confiado en que no dejarían morir a Zapata.
R. E. El objetivo declarado de tu huelga fue que se concediera una licencia extrapenal a los 26 presos políticos que estaban en peor estado de salud y que se mejoraran las condiciones carcelarias del resto, lo que implicaba el acercamiento a sus provincias. Hoy vemos que aquellos propósitos que de hecho eran moderados y racionales, fueron de alguna manera sobrecumplidos, pues el gobierno ha planteado la excarcelación de los 52 prisioneros de la primavera negra del 2003 y más recientemente la de otros, de otras causas. Sin embargo se ha hecho la crítica de que la salida de la cárcel ha estado de alguna manera condicionada a la salida del país, lo que ha dado pie a interpretar estas excarcelaciones como deportaciones. ¿Cuál es tu opinión en ese punto?
En nuestra demanda inicial sobre los 26 prisioneros más afectados de salud, estábamos buscando el punto más sensible al que el gobierno cubano no se pudiera negar, porque aunque todos los presos estaban en malas condiciones estos 26 eran los que los propios médicos del Ministerio del Interior habían recomendado al mando para recibir una licencia extrapenal, porque no se les podía garantizar la vida en la prisión. Pero realmente estábamos tratando de abrir una puerta. Si salían los 26, indiscutiblemente que luego tendrían que soltar a la otra mitad. Cuando la puerta de los presos políticos se abriera ya no se podría volver a cerrar. Lo que está haciendo ahora el gobierno es evitarse otras manifestaciones, por eso está tratando de sacar de la cárcel a todo el que le sea posible. Ellos calcularon que era mejor ceder de una vez; tragarse ese buche amargo, que tener que ceder varias veces y así, de paso, se quitaban de encima un término que no les conviene ante la opinión pública internacional, que es el término “preso político”, en pleno siglo XXI para ahorrarse recriminaciones por parte de la comunidad internacional.
En relación a definir estas excarcelaciones como deportaciones, te digo, en primer lugar, que desde el punto de vista estricto del derecho no es un destierro, porque para que así fuera, la medida tendría que ser aplicada a la fuerza y tendría que haber sido sentenciada por un tribunal. Este no ha sido el caso, aunque no podemos ser tan ingenuos de afirmar que se contó con una auténtica voluntariedad de estos hermanos nuestros, que con todo su derecho, han optado por la diáspora. Para referirme a esta situación prefiero elegir la expresión de “destierro sicológico”. No podemos olvidar la existencia de equipos multidisciplinarios del Ministerio del Interior donde hay colegas míos, sicólogos, sicoterapeutas y siquiatras que tuvieron a su cargo la tarea de pesquisar a las personas más vulnerables, dentro de los núcleos familiares de los presos, a quienes convencieron de que ésta podría ser la última oportunidad y que de lo contrario podrían hasta ser fusilados en cualquier momento. Muchos de nuestros hermanos presos, que no tenían entre sus planes marchar al exilio, se encontraron que entre sus propios familiares había personas que les estaban exigiendo dar ese paso. Conozco uno, que no estoy autorizado a decir su nombre, a quien su hija le dijo que si no aprovechaba esa oportunidad, ella se iba a suicidar y otros casos muy dolorosos de índole familiar. También se dedicaron a buscar los puntos vulnerables de los propios presos y presionaron muy fuerte. Por desgracia la psicología se puede usar no solo para hacer el bien, sino también para hacer el mal. Es por eso que prefiero definir esta situación como destierro psicológico. A estos hermanos nuestros les hicieron ver que no habría otra oportunidad y que como en definitiva, las leyes usadas para encarcelarlos no han sido modificadas, en cualquier momento podrían ser reencarcelados si decidían quedarse en Cuba.
R. E. Las autoridades cubanas han declarado que estas excarcelaciones se han realizado en virtud de una decisión soberana del gobierno y que no responden a ninguna presión. También ha circulado la versión de que el Estado cedió ante la combinación del ruego de la Iglesia Católica y las presiones diplomáticas de la Unión Europea protagonizadas por Miguel Ángel Moratinos. Ambas explicaciones pretenden ignorar o minimizar el peso que tuvo en este asunto la muerte de Orlando Zapata, las manifestaciones de las Damas de Blanco y la huelga de hambre y sed de Guillermo Fariñas. ¿Cómo evalúas tú la participación de estos dos factores, la jerarquía eclesial católica y el canciller español?
Creo que Miguel Ángel Moratinos estaba respondiendo a los intereses económicos de varias empresas españolas que tienen fuertes inversiones en Cuba, sobre todo en el área del turismo. La Iglesia Católica cae allí “de carambola” para usar una expresión cubana, o sea, de casualidad, azarosamente. El gobierno decidió usar a la Iglesia Católica para resolver el problema de las Damas de Blanco, que en el séptimo aniversario de la primavera negra hicieron una jornada tan fuerte que estuvieron saliendo durante cinco días consecutivos en el noticiero nacional de televisión y en los medios noticiosos más importantes del mundo, en los que se pudo ver la violencia con que estaban siendo tratadas.
Ellos no podían sentarse a negociar directamente con las Damas de Blanco que forman parte de la sociedad civil emergente, la que no es controlada por el gobierno, y por eso prefirieron introducir a la iglesia católica como interlocutor con la intención de aminorar el costo político y para no darle un reconocimiento a las Damas. Ese tema se resolvió parcialmente y ellas lograron seguir desfilando sin ser atacadas.
R. E. Tengo entendido que algunos obispos hicieron contacto contigo.
En el caso mío fui abordado por un médico, que fue designado como intermediario entre mi persona y las autoridades, a partir de que yo me negué a hablar con nadie del gobierno después del discurso de Raúl Castro en la clausura del noveno Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, donde declaró públicamente la intención de dejarme morir antes de acceder a mis demandas. Este doctor me contó que se había enterado por Internet que la intervención de la jerarquía católica en el asunto de las Damas de Blanco había creado un celo con otras entidades cristianas a las que el gobierno no había concedido ejercer el rol de negociadores. Me dijo que dichas entidades se habían interesado en mediar en mi caso. Cuando yo le pido que me especifique de quienes se trata, él me dice que quien pretendía mediar era el Consejo de Iglesias de Cuba. Me negué y a los pocos días ese médico regresó para preguntarme si yo aceptaba entonces dialogar con la Iglesia Católica.
Por su naturaleza la Iglesia Católica y el gobierno son adversarios ideológicos. El castrismo aspiró a ser una religión, y aunque cada día menos, todavía para alguna gente lo sigue siendo. Compitió con la iglesia en el plano de la adoración. Confío más en obispos o cardenales que puedan tener ciertas tendencias hacia la defensa del régimen, unos sí, otros no, pero muchos pasaron por la experiencia de ser presos políticos en las llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción. Fue así que conocí a seis obispos quienes.
También los medios de difusión y otros factores externos jugaron un papel en este esfuerzo.
De lo que poca gente se da cuenta es que en esos días el gobierno se sintió desestabilizado frente a la mancomunión de voluntades que se produjo. Se unió el exilio y se unieron también la mayoría de los opositores internos, incluso los que no apoyaron expresamente, optaron por callarse. Quizás por primera vez se dejaron a un lado las tendencias y hubo una sólida unidad en torno a la liberación de los presos. Puede decirse que hubo un coro y un coro bien sintonizado. Los medios de prensa de todo el mundo, quizás porque se sentían culpables por la indiferencia mostrada en el caso de Zapata Tamayo, se pusieron en función de difundir todo lo que ocurría. Eso fue lo que el gobierno bautizó como “la campaña mediática contra Cuba”. Los medios de información alternativos, ya sea los periodistas independientes, los bloggers, las revistas alternativas, la difusión a través de Twitter, jugaron un papel super importante. Quiero destacar a personas muy emblemáticas como Yoani Sánchez, Dagoberto Valdés, Eugenio Leal, Claudia Cadelo y muchos otros a quienes pido disculpas por no mencionarlos aquí. El equipo de trabajo del Foro Cubanacán Press no hubiera logrado que la huelga alcanzara la preponderancia que tuvo sin el apoyo de los equipos de trabajo del portal blogger Voces Cubanas y de la revista Convivencia. Eso es algo que no puedo dejar de decir. Los parlamentos democráticos y muchos partidos políticos de diversas partes del mundo, también tomaron partido en el asunto. Una señal muy sintomática fue que Hugo Chávez no se pronunció al respecto, el mismo silencio hubo en Evo Morales y Daniel Ortega e incluso Correa en Ecuador se inclinó a favor de la liberación de los presos. El único que cometió un desliz fue Lula, pero después rectificó. El gobierno tuvo que haberse percatado de que estaba caminando por el filo de una navaja.
R. E. Tengo una pregunta obligatoria: ¿Qué me dices sobre el premio Sajarov?
El premio fue propuesto inicialmente por los colegas de la Agenda para la Transición que lo sugirió en los días en que yo todavía realizaba la huelga de hambre. Los opositores que indicaron mi nominación me explican que lo hicieron con la intención de protegerme. Nunca creí que hubiera un tercer Sajarov para Cuba. Como es sabido, con anterioridad lo habían recibido Osvaldo Payá y las Damas de Blanco. Creo que en mi caso, el mérito que se estimó con más fuerza fue el hecho de que ésta era la primera vez que el gobierno cubano cedía ante una presión surgida desde el interior. Es por eso que sin que esto sea una pose de falsa de modestia, puedo afirmar que éste no es un premio exclusivamente para Guillermo Fariñas. Pienso que este premio es un mensaje al gobierno cubano de que no basta con excarcelar los presos; creo que es un mensaje de aliento a la rebeldía del pueblo cubano.
Estamos viviendo un momento histórico muy especial con la paulatina desaparición de los miembros del liderazgo histórico de la revolución, acompañada de una incertidumbre económica, política y social, donde se vislumbra una tendencia a la sucesión monárquica, que como conjunto ha formado una verdadera olla de presión social en Cuba en estos momentos. Por otra parte, este premio se suma a otras cinco derrotas del gobierno cubano en un lapso de tiempo muy breve, me refiero a la concesión de un Nobel de literatura al escritor Mario Vargas Llosa y otro por la paz al opositor chino Liu Xiaobo, que lleva once años preso; la sustitución de Miguel Ángel Moratinos, que era la punta de lanza dentro de la Unión Europea con respecto a la connivencia con el régimen totalitario, el pronunciamiento de Barack Obama de que no iba a hacer nuevos gestos mientras no haya cambios más significativos en Cuba y el mantenimiento de la Posición Común de la Unión Europea. Como dice el poeta Raúl Rivero, “estamos de racha” y al gobierno solo le queda capear el temporal.
Este premio debe servir también para comprender que Dios existe. Desde el punto de vista médico todo indicaba que yo debía morir. Creo que Dios no quería y que no lo quiso para que yo pudiera perdonar a mis enemigos, como me ha enseñado Cristo: amar a mis enemigos. Yo era un adolescente de unos doce años cuando entré a la escuela militar “Camilitos”, allí me enseñaron a odiar, odiar a los enemigos, a los yanquis, a los capitalistas. El verbo odiar era recurrente. Si algo me ha enseñado esta lucha pacífica es el verbo amar. Hay que amar a los adversarios políticos porque el amor que nosotros les profesemos a ellos es lo que nos va a hacer triunfar. Sin amor no vamos a triunfar.
R. E. ¿A quién dedicas este premio?
Este Sajarov más que un premio es un compromiso a no cejar, a continuar, a no olvidarnos de que el premio mayor es la democratización de Cuba es por eso que yo lo dedico de manera muy particular a dos personas: Pedro Luis Boitel Abras, que murió en 1972 como consecuencia de una huelga de hambre en la prisión del Príncipe y a Orlando Zapata Tamayo, que como todo el mundo sabe murió en febrero de este 2010, también tras una larga huelga de hambre. De manera general también le dedico este premio a todos los cubanos que han muerto por la democracia de Cuba, ya sea dentro de la isla, en el exilio o en el Estrecho de la Florida y también a todos los seres humanos de buena voluntad que luchan por la democracia en cualquier parte del mundo.
R. E. ¿Crees que te van a dejar ir a Strasburgo a buscar el premio?
Yo creo que no. Sería una sorpresa total si el gobierno me dejara salir. De todas formas voy a hacer todos los trámites. Hoy mismo tú estabas aquí cuando me hice la foto para el pasaporte y la visa y en estos días, con suficiente anticipación voy a cubrir todos los trámites necesarios.
Y si finalmente no te dejan ir, ¿a quién vas a nombrar para que te represente en la ceremonia de entrega del premio?
Yo no voy a nombrar ningún representante, pero he pedido que en esa ceremonia se mantenga una silla vacía con una bandera cubana. El premio se quedará allí hasta que el gobierno cubano comprenda que nosotros no somos esclavos del siglo XXI y me deje ir, lo que sería un signo de que se están dando cambios. De lo contrario habrá que esperar hasta que las cosas cambien tanto que tengamos otro gobierno.
R. E. En esta primera semana de noviembre, cuando solo faltan unos días para que se cumpla la promesa del gobierno de liberar a todos los prisioneros de la primavera negra, todavía 13 de ellos siguen tras las rejas. Son los que han declarado su intención de no abandonar el país. Cuál es tu punto de vista en esta situación?
En cuanto a los 13 que hasta hoy quedan en prisión, me gustaría abusar de tu tiempo y quisiera mencionar los nombres de cada uno. Ellos son: José Daniel Ferrer García, su hermano Luis Enrique, Pedro Argüelles Morán, Librado Hilario García, Ángel Moya Acosta, Diosdado González Marrero, Félix Navarro Rodríguez, Iván Hernández Carrillo, Guido Sigler Amaya, Eduardo Díaz Fleitas, Héctor Maseda Gutiérrez, Arnaldo Ramos Lauzerique y Oscar Elías Bicet González. En cuanto a estas personas, todas las variables son posibles, más ahora que la Unión Europea determinó no levantar su Posición Común respecto a Cuba, que, desde mi punto de vista, era uno de los objetivos de estas excarcelaciones. Cuando se publique esta entrevista ya hace rato habrá expirado el plazo que es el 7 de noviembre de 2010, así que me voy a arriesgar a decirte que yo tengo esperanzas de que los van a sacar de la cárcel aunque no quieran salir del país. El gobierno ya tiene conocimiento que si no se cumple lo prometido, al menos seis de esos trece van a declararse en huelga de hambre a partir del día 10 de noviembre. Es decir, le darán 72 horas de gracia para que cumplan lo ofrecido, y si no la cumplen, se van a plantar y también algunas esposas y otros opositores se van a declarar en huelga de hambre. Tengo la impresión de que las autoridades van a hacer lo posible por evitar otro escándalo internacional que vuelva a poner a Cuba en la palestra pública. Tengo esperanzas, pero no olvido que el ejercicio del poder durante más de cincuenta años crea una sensación de prepotencia que a veces hace que quienes ejercen este poder de manera absoluta pierdan la noción de la realidad.
Reinaldo Escobar (Camagüey, 1947)