Las recientes negociaciones por parte de la Administración de Donald Trump para un cese al fuego y el logro de una paz duradera entre las naciones de Rusia y Ucrania es un verdadero reto de cara a la paz, la justicia y un nuevo orden impulsado desde los EE. UU. al mundo.
También guardan muchas similitudes con el proceso del establecimiento de nuestro país, Cuba, como República independiente y soberana en 1902 y la situación actual de una nueva etapa de cambios necesarios ante la crisis que vive nuestra Isla.
Ambas naciones han luchado largo tiempo por su soberanía: Cuba desde 1868 a 1898 fueron 30 años de lucha por la independencia de España. Ucrania de 2014 a 2025, 11 años y aún continúa el conflicto.
Tanto Cuba como Ucrania se han enfrentado a una sendas potencias militares: España en su momento, Rusia en la actualidad. Lo han hecho con un alto valor patriótico y en claras desventajas comparativas ante su rival en materia militar, no así en lo moral y los valores democráticos que defendieron, los mambises en su tiempo, Ucrania en la actualidad, una por conquistar su soberanía (Cuba), la otra (Ucrania), por defender la suya.
El desgaste, la falta de apoyo necesario, la prolongación del conflicto, el genocidio,entre otras afectaciones, son denominadores en común que hicieron en su momento para Cuba y los defensores de su independencia aceptar y negociar ciertas condiciones para lograr la soberanía y una paz duradera y también estos son factores para que Ucrania lo haga en la actualidad.
Estados Unidos es otro actor fundamental en este historial comparativo de dos conflictos tan separados en el tiempo y tan cercano en su naturaleza y objetivos, dos naciones muy lejanas en su geografía y muy cercanas en su apego a su soberanía. Para ambos procesos el protagonismo de los EE. UU. no es un factor más, es un actor decisivo. Aunque de formas diferentes, en diversas geografías y con las diferencias en el tiempo, los objetivos que se persiguen son similares en varios aspectos y el protagonismo de los Estados Unidos se hace fundamental para alcanzar la paz.
Más allá de las simpatías o el rechazo hacia la actuación que nos pueden provocar la participación, apoyo, agresión o intromisión por parte de las diferentes potencias en estos conflictos armados, la participación de los Estados Unidos de América estápresente y, siendo una variable por naturaleza geopolítica, se hace flexible según los riesgos y los intereses en juego para ellas. Aún bajo los mismos principios, para las naciones y potencias involucradas, sean países de carácter democráticos como es los Estados Unidos, sean no democráticos como lo fue España en su momento para Cuba y lo es Rusia para Ucrania hoy, la posible solución hacia la paz entraña un complejo proceso de lucha, negociaciones y por qué no, de concesiones.
Volviendo al aspecto comparativo de los conflictos, en ambos, los Estados Unidos se involucraron, pero han mantenido precaución para evitar una confrontación directa entrepotencias. No obstante, EE. UU. hace prevalecer sus intereses económicos, propugna los valores democráticos y presiona con autoridad. Esto pudiera ser idealmente criticable, pero comparativamente favorable si lo evaluamos con otras potencias como lo fue España como metrópoli para gran parte de América, o Rusia para la expansión del comunismo por Europa y el mundo; los japoneses en su momento, o Irán para el Medio Oriente, entre otros muy negativos ejemplos.
Más allá del devenir de los acontecimientos, de las posibles negociaciones entre Ucrania y Rusia hacia una paz duradera, este conflicto cuenta con la voluntad política así expresada por parte de los Estados Unidos de detener la guerra y sin pretender dictar que es mejor para otros, reflejar aspectos coincidentes e importantes que pueden inspirar una visión constructiva, puede ser un aprendizaje para todos y especialmente para los cubanos por nuestra proximidad y cercanía.
Acercándonos a la historia cubana, vemos la participación de los Estados Unidos militarmente en 1898 como un obstáculo muy relevante para nuestra soberanía, y para el reconocimiento y establecimiento como República de Cuba el 20 de Mayo de 1902.Paradójicamente podemos ver cómo, más de un siglo después, Ucrania la reclama como la mayor garantía de seguridad y soberanía para el progreso de su Nación, dispuesta a hacer muchas concesiones por garantizar su presencia militar.
Este análisis comparativo con sus similitudes y diferencias, creo que puede elevar nuestro interés por una mejor comprensión actualizada sobre cómo aquellos hombres que establecieron una Constitución para la República de Cuba en 1902, supieron valerosamente apreciar los riesgos, oportunidades y las decisiones correctas que dieran un rumbo de paz, prosperidad, no prolongación de la guerra para la edificación de unaRepublica en democracia.
Este proceso histórico, coincidente en varios puntos, después más de un siglo, con el conflicto ucraniano-Ruso, guarda una especial reconexión con la actualidad si tenemos en cuenta nuestra situación actual de crisis, y si tenemos en cuenta, entre otras cosas,que los valores ideológicos del comunismo y sus presupuestos económicos, que han sido readaptados hasta por países comunistas como China o Vietnam, se mantienen muy poco variables en Cuba sin avanzar hacia una economía de propiedad privada y de mercado.
A nivel político se vive la peor crisis en todas las llamadas conquistas sociales que estesistema resaltaba como: los indicadores de seguridad social, salud pública, educación, que han tenido una involución precaria de escases y mal funcionamiento.
Después de las administraciones que más se entendieron con La Habana, las de Barack Obama y Joe Biden, entramos en la etapa Trump, que está reforzada por la postura republicana cubanoamericana del exilio de no negociación con La Habana y de más presión, guiados por la certeza de que las concesiones sin cambios democráticos no propiciaron cambios positivos como esperaban.
Rusia y China sostienen una importante presencia y cooperación en Cuba que nos refuerzan en el complejo tablero geopolítico entre potencias.
En medio de este amplio espectro que he mencionado se encuentra un amplio sector, en el que me incluyo, de la Isla y la Diáspora, que propugnamos un accionar cívico de naturaleza pacífica, transparente, propositiva, no violenta, que reconoce a la Nación cubana como protagonista, con la participación de todos, y que tiene certeza de la eficacia de esta propuesta para el cambio y el progreso del país.
Ante todo esto, considero que, reconociendo las diferencias entre los comienzos de la República y lo que es el tan anhelado cambio hacia libertad en la Cuba de hoy, debemos seguir preparando y proponiendo la República que deseamos y que ese proceso,ineludiblemente, sea una realidad sin involucrarnos en una confrontación armada como le ha sucedido a Ucrania que, en este caso no sería contra una potencia extranjera sino contra las injusticias y la inoperancia del sistema imperante. Al final, lo que deseamos es que superados la crisis y los conflictos propios, Cuba renazca a la aurora de una nueva etapa de su historia que sea: próspera, con libertad y con la búsqueda del bien común.
- Néstor Pérez González (Pinar del río, 1983).
- Obrero calificado en Boyero.
Técnico medio en Agronomía.
Campesino y miembro del Proyecto Rural “La Isleña”. Miembro del Consejo de redacción de Convivencia.