¿Qué es la economía, para qué sirve, cuáles son las preocupaciones fundamentales de la ciencia económica? Estas preguntas, sencillas e intuitivas, detrás de su sencillez provocan algunas reflexiones sobre las que vale la pena detenernos, especialmente en un contexto como el cubano. En una realidad en la que los conceptos se trastocan, se manipulan y se someten a los intereses del poder político, vale la pena repasarlos y repensarlos, como ejercicio de concientización, denuncia, y llamado de atención sobre fenómenos que afectan la vida cotidiana de la gente y el bienestar social en general.
Economía, etimológicamente hace referencia a la administración de la casa. Proviene del griego «oikonomía» que se forma por la combinación de «oikos» que significa casa, y «nomía» que se refiere a «distribuir» o «administrar». En general se trata de la administración, la gestión de la casa, del país. Según varios autores, desde Aristóteles a otros más contemporáneos, se trata de cómo se gestionan y administran recursos escasos para satisfacer de manera eficiente las siempre crecientes necesidades de las personas.
Según la RAE, en su primera acepción, se trata de la «administración eficaz y razonable de los bienes», mientras que en la tercera se plantea, que es la ciencia «que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos». De estas ideas, se pueden resumir al menos dos planteamientos fundamentales:
- La economía existe para el servicio a la persona, es decir, su razón de ser está en satisfacer las necesidades de las personas, y no en mantener un sistema político, afianzar una ideología, generar soluciones para unos mientras otros quedan excluidos, ni decidir cuáles son las necesidades de las personas que se satisfacen. La economía no está para someter a las personas, sino para servir a las personas, para generar soluciones efectivas a los problemas de la existencia cotidiana. En este sentido, es inadmisible concebir la economía de manera tal que las decisiones se tomen de espaldas a la gente o a sus demandas y necesidades específicas. Si ello sucede, la economía pierde su esencia, pierde razón de ser.
- Las necesidades de la gente son siempre crecientes, son muchas y diversas, mientras que los recursos para su satisfacción son a la vez escasos, por tanto es necesaria su administración eficiente. Ordenar las muchas limitaciones a las que las personas se enfrentan a diario, y los pocos recursos existentes, buscando siempre la mejor de las soluciones para todos, es la tarea diaria de los economistas. Esta ordenación de necesidades y administración de recursos impone la necesidad de prever como elemento fundamental, la prudencia y la disciplina, para evitar el derroche o el olvido y sometimiento de alguna parte de la sociedad, en fin, la injusticia.
Ante las ideas anteriores, pudiéramos hacer muchos cuestionamientos a la realidad cubana actual y en especial a las decisiones que se toman en materia económica. ¿Qué pasa cuando se impone un modelo económico, con probados resultados perjudiciales para la gente, pero se mantiene por un tema político e ideológico? ¿Se está gestionando correctamente la economía cuando se desconocen y desoyen las demandas de la gente, cuando se niega la existencia de determinados problemas como la pobreza, las desigualdades, la falta de libertades y derechos económicos, el acceso al mercado laboral, entre otros? ¿Si la economía está para administrar recursos limitados de forma eficiente, por qué sigue creciendo y predominando la burocracia, el subempleo, las medidas administrativas que aniquilan los incentivos económicos? ¿Por qué se siguen limitando las relaciones de mercado, cuando existe suficiente y consistente evidencia que demuestra su superioridad como mecanismo de asignación de recursos respecto a la planificación centralizada? Si el objetivo de la economía es solucionar las crecientes necesidades de la gente, ¿por qué se sigue invirtiendo en hoteles y no en la agricultura, la salud y la educación por solo poner tres ejemplos de sectores que en estos momentos sufren profundas crisis de infraestructura?
La lista de preguntas pudiera seguirse ampliando, pues son muchas las inconsistencias en la gestión de la economía en Cuba. Muchos de los problemas que hoy nos afectan, es sabido que no responden a cuestiones externas, como constantemente señala la propaganda oficial (aunque estas tienen su responsabilidad), sino a deficiencias y aberraciones internas, que tienen como telón de fondo los intereses políticos del grupo en el poder en los últimos sesenta años. Intereses que lejos de estar encaminados a promover un desarrollo próspero y sostenible, y una sociedad de bienestar, parecen más encaminados a mantener el control político y la riqueza que este garantiza a la élite gobernante.
En Cuba necesitamos volver a conceptos como el de «economía», «política» y otros. Esos que aunque sencillos son muy claros, y pueden servirnos para analizar la realidad, para juzgar si existe un verdadero compromiso con ellos o si solo son aludidos en la propaganda, en la narrativa de un gobierno que cada día está más lejos de la vida cotidiana de la gente. Volver a los conceptos, para entenderlos y para aplicarlos correctamente, de manera que efectivamente la economía, la política, la ciencia, etc., estén al servicio de las personas, que en definitiva es el bien más importante y la tarea principal de los gobiernos y de todos.
- Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
- Laico católico.
- Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.