EL trabajo por cuenta propia, ¡otra vez!

Foto: Jesuhadín Pérez.

Foto: Jesuhadín Pérez.
Otra vez la legalización del trabajo por cuenta propia despierta ilusiones… y decepciones. A veces se cansa uno de animarse y desanimarse casi instantáneamente por la misma razón por la que se animó. Es ya costumbre en Cuba. Pero tan bien conocemos el proceder de las autoridades cubanas, que podemos decir como escuché a un amigo hace algún tiempo: no son prejuicios, sino experiencias. Este trabajo por cuenta propia, tal como está concebido, no salvará la economía cubana y mucho menos mejorará las condiciones de vida de los ciudadanos.
Por Karina Gálvez
La nueva lista de trabajos por cuenta propia promueve la ilusión en un sector importante del pueblo cubano porque el trabajo por cuenta propia está en el mismo ser humano como parte de su condición y principalmente en los cubanos que tenemos un especial espíritu emprendedor. Además porque es el reconocimiento de un derecho que parecía perdido por enésima vez en esta isla. No podría ignorarse que también representa un oxigenador a una economía doméstica que es intolerantemente precaria. Y porque, a pesar de todo uno cree que va a ser posible vivir mejor.
Pero inmediatamente después de ilusionarnos surgen preguntas y constataciones que nos bajan el ánimo y provocan la decepción. La lista de trabajos que es posible realizar por cuenta propia legalmente es verdaderamente ofensiva. El espíritu emprendedor de los cubanos no puede encerrarse en una lista donde el más rentable de los negocios es un pequeño restaurante (paladar) con un máximo de 20 capacidades. Ni mencionar otros trabajos, sin dudas honorables pero también primitivos, solo como para vivir en la economía de la caverna como: forrador de botones, dandy o carretillero. Las figuras de parejas de baile, dúos o grupos musicales son específicamente con nombres propios: parejas de baile Benny Moré o dúo Amistad. No sabemos qué significa exactamente: si uno quiere dedicarse al baile por cuenta propia, ¿debe llamarse “Pareja de baile Benny Moré” para ser legal? Resulta que el pueblo cubano se enfrenta después de 52 años de sacrificarse para construir el sistema social más justo del mundo a una situación de precariedad y de despidos masivos nunca esperada ni concebida en la mente de los que creen que el Estado cubano es el padre protector que siempre ha anunciado. Y el Estado se enfrenta a la imposibilidad de resolver esta situación. O mejor dicho: a la imposibilidad de resolver esta situación sin perder su poder económico absoluto.
Comoquiera que no está dispuesto a ello, el Estado cubano ha autorizado los nuevos negocios con mucha reserva. Los trabajadores por cuenta propia han surgido como un “mal necesario” para el actual sistema económico cubano. Se dice que como remedio para los despidos masivos que ya se están efectuando en las empresas estatales. No creo que el gobierno piense que haciendo estos trabajos de la lista publicada alguien pueda suplir, no digamos el salario, sino la seguridad que representa un empleo legal. Debemos tener en cuenta además que muchos trabajadores compensan su salario con lo que “resuelven” en sus empresas: recursos, facilidades para usar un servicio, prebendas para ellos y sus amigos. Al perder el empleo en Cuba se pierde más que un salario. No es con trabajos como estos, de la época medieval en su mayoría, que puede aplacarse el descontento y el desconcierto de quedar desempleado en un sistema donde hay un único empleador.
Por eso, después de conocer la información dada, comprobamos que la posibilidad legal no es la real.
La verdad es que para hacer un cambio en Cuba, por más superficial que este sea, se necesita más que disposiciones legales. Se necesita la creación y acomodo de un escenario distinto de relaciones económicas que permitan el éxito del trabajo por cuenta propia. Para que el trabajo por cuenta propia sea posible y verdaderamente fructífero (aunque sea en pequeña escala por ahora) se necesitan condiciones para las que el Estado cubano no ha anunciado ninguna estrategia.
¿Qué haría falta para que el trabajo por cuenta propia sea una posibilidad real y viable en Cuba?
1. Se necesitaría crear una infraestructura de mercado mayorista.
“Lo óptimo es un mercado mayorista con precios diferentes para ellos. Pero eso no lo vamos a poder hacer en los próximos años”.
Marino Murillo Jorge. Ministro de Economía
Granma, 24 de septiembre 2010
Es evidente que no se facilitará el acceso de los cuentapropistas a los productos. Será necesario adquirirlos en el mercado minorista, con iguales precios para el que compra productos en cantidades solo para el consumo, que para los que invierten en grandes cantidades.
Esto, por supuesto, influye en los precios y en la ganancia del cuentapropista.
Pero lo más grave es que el mercado minorista en Cuba está casi desabastecido de los productos necesarios para el consumo. ¿Cómo podrá abastecer a la masa de trabajadores por cuenta propia que podría generarse?
2. Sería necesario e importante la articulación de una infraestructura de financiamiento
“…se analiza con el Banco Central de Cuba cómo hacer viable la posibilidad de que quienes decidan incorporarse al trabajo por cuenta propia puedan acceder a un crédito bancario para echar a andar la actividad escogida”
Granma, 24 de septiembre 2010
Es risible que para trabajos por cuenta propia como los publicados en la lista del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, sea necesario solicitar créditos. Resulta evidente para cualquiera la falta de recursos con que vive el cubano medio. No obstante, sí se necesita la posibilidad de obtener créditos que agilicen y dinamicen los cambios que se esperan con la nueva apertura al trabajo por cuenta propia. Porque se necesitan ahora y porque esperamos que puedan usarse en un futuro con fines de ampliación de los negocios.
Pero la falta de seguridades para trabajar por cuenta propia entorpecerá la posibilidad de crédito. Hacer viable el acceso a crédito bancario es un mecanismo ya creado y experimentado desde el surgimiento de los bancos centrales y comerciales, hace tiempo. El problema no es el mecanismo sino las circunstancias. Un trabajador por cuenta propia que se mantenga expuesto a perder el negocio en cualquier momento por la necesidad de estar en la ilegalidad no clasificará para crédito bancario. A no ser que el BCC establezca estándares de crédito muy flexibles y esté dispuesto a asumir un riesgo que no se puede calcular sin un gran margen de error. Lo que a largo plazo perjudicará la economía nacional tal como perjudicó la economía mundial recientemente la mala política crediticia.
3. Sería necesario el establecimiento de impuestos justos, pagables.
Ya están publicados los mecanismos de imposición, una de las informaciones más esperadas por los interesados. Los impuestos continúan representando una carga excesiva para los cuentapropistas. Es manifiesta la voluntad de que el trabajador por cuenta propia, obtenga ingresos poco superiores a un trabajador estatal que entrega solo su fuerza de trabajo sin arriesgar nada. Los impuestos casi extinguieron el floreciente trabajo por cuenta propia de los noventas. Gracias a la carga que representaban, cerró un gran porciento de negocios. Con lo publicado sobre los nuevos tipos impositivos creo que no pasará mucho tiempo sin que cierren los primeros que abran y que la cifra de los que empiecen sea significativamente menor que la del año 1994.
La obtención de fondos, producto de los impuestos, es uno de los objetivos del gobierno cubano al estimular la realización de trabajo por cuenta propia. Por tanto, también perjudicará el trabajo por cuenta propia, el hecho de que el Estado no obtenga la cifra de recaudación por concepto de impuestos que espera.
4. Sería necesario un sistema viable de control de ingresos y gastos.
Esta fue una de las principales debilidades del sistema anterior de impuestos. Y las condiciones para que esto no mejore, están creadas. Los trabajadores por cuenta propia actuales tienen ingresos e incurren en gastos muy difíciles de controlar. Las fuentes de materia prima y de mercancías son en su mayoría ilegales (se obtienen en el mercado negro) y resulta imposible utilizar las legales porque no existen o porque las que existen son caras y constituyen una carga insoportable para los negocios.
Hasta el momento no se han establecido mecanismos de control de gastos e ingresos eficientes ni suficientes. Entonces la política fiscal intentará ser lo más recia posible, sin tener una base informativa confiable. Y volverá a acabar con el trabajo por cuenta propia.
5. Sería necesaria la ampliación del mercado interno
Mientras los extranjeros que invierten en Cuba pueden hacerlo en grandes negocios, la discriminación para los nacionales también se manifiesta y con mucha fuerza, en la economía. El trabajo por cuenta propia legalizado no abarca actividades de grandes e importantes réditos para los cubanos. Basta consultar la mencionada lista para convencerse de esto. No obstante, algunos pueden tener la suerte de obtener ganancias importantes por oportunidades y ventajas especiales de lugar, momento, habilidades. ¿En qué invertir ese dinero en Cuba? No se puede ampliar el negocio (las listas son restringidas al mínimo), no se puede comprar una vivienda, no se puede adquirir un automóvil, no se puede viajar libremente. El dinero pasará de mano en mano y será poco más que el trueque de mercancías de los primeros años del comercio prehistórico. Si el dinero va a circular solo entre trabajadores por cuenta propia, al nivel en el que se establece por ley, el desarrollo económico cubano no se vislumbra en el horizonte.
Claro que los que obtengan dinero en cantidades medianamente importantes intentarán elevar su nivel de vida por la izquierda. Pero estaremos siempre expuestos a la aplicación de la “ley maceta” (aún vigente).
La ampliación del comercio debe incluir a privados y estatales en igualdad de condiciones. Poco tiempo se necesitará en Cuba para contar con un mercado amplio y diverso, trabajando en condiciones normales.
Después de la decepción
Naturalmente, al constatar esta realidad y, a lo mejor, otras no mencionadas aquí, uno se desanima. Es muy probable que de los que se ilusionen al principio, solo un porciento pequeño lleve a la práctica su negocio por cuenta propia. Pero me inclino a pensar que no. Ojalá que no. Ojalá que, como ha sucedido en otras ocasiones, a pesar de los pesares, surjan nuevos trabajadores por cuenta propia. Ojalá que logremos que la decepción no nos frene y copemos los pequeños espacios con pequeños negocios que siempre son más eficientes que los grandes negocios estatales con quienes se enfrentan, en desventaja, en una competencia desigual. La perseverancia ha salvado muchas veces a la nación cubana de sucumbir a la calamidad. Trabajar por cuenta propia es un derecho económico basado en el derecho natural de iniciativa privada, de conseguirse la supervivencia con los esfuerzos propios.
Si hay una cerca que limita el ejercicio de este derecho, empujarla serena pero firmemente, no más que con el ejercicio serio y constante del mismo, es legítimo y necesario.
No se trata de trabajar por cuenta propia aceptando pasivamente todas las condiciones absurdas que lo restringen. La nueva legislación del trabajo por cuenta propia solo tiene de novedoso la contratación de mano de obra. No representa en lo absoluto un signo de apertura voluntaria. Pero es un paso que el gobierno cubano se ha visto forzado a dar y pudiera ser la grieta económica que rompa el dique del sistema totalitario, si no cedemos a la tentación de conformarnos y no intentar abrirla cada vez más.
Cada vez que ganemos en grados de libertad personal en el aspecto económico, ganaremos en grados de libertad personal en todos los órdenes y necesitaremos más y mayores libertades que estaremos en la necesidad y en la obligación moral de exigir para nosotros y para los demás.
Con esto estaremos contribuyendo a convertir lo que en Cuba se ha querido llamar “trabajo por cuenta propia”, en el ejercicio libre de la iniciativa privada; lo que se ha llamado “timbiriches”, en respetables microempresas y lo que se ha llamado “cuentapropistas”, en pequeños empresarios privados. En fin, estaremos contribuyendo al nacimiento de una economía de mercado abierta, eficiente, solidaria y subsidiaria.
Esto es realmente lo único que salvaría la economía cubana: libertad de iniciativa económica, con la consideración de las leyes del mercado, con una apertura verdadera a la inversión interna y externa, con la eficiencia como principio, buscando igualdad de oportunidades.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968)
Licenciada en Economía. Profesora de Finanzas
Fue responsable del Grupo de economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Vive y trabaja en Pinar del Río.
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