El totalitarismo cubano y el embargo

 

 

 

Martes de Dimas

El embargo es una medida de prohibición que un Estado toma respecto a otro por razones económicas, políticas o bélicas. En Cuba el término designa las medidas de respuesta de Estados Unidos a las expropiaciones realizadas entre 1959 y 1960.

El argumento del embargo, disfrazado con el disfemismo de bloqueo ha sido y es un instrumento político utilizado por el gobierno de Cuba, bajo el disfemismo de bloqueo, para sostener el totalitarismo implantado. Un viaje a su origen devela su falsedad, pues ningún hecho puede ser causa de otro si no le precede en el tiempo. Veamos:

En abril de 1959 Fidel Castro viajó a Estados Unidos, donde expuso su programa de gobierno basado en la industrialización y hacer productivo cada metro de terreno cubano. Allí dijo: “Las puertas están abiertas a las inversiones privadas que contribuyan al desarrollo de la industria en Cuba. Es absolutamente imposible que hagamos progresos si no nos entendemos con Estados Unidos”.

El Dr. Armando Caíñas Milanés, presidente de la Asociación de Ganaderos de Cuba, declaró: “Nosotros hemos intentado muchas veces discutir con el Dr. Fidel Castro los puntos en que discrepamos de la Ley Agraria […]. Se desvirtúa el derecho de la propiedad privada y de la libre empresa con un organismo estatal omnímodo e inobjetable”[1].

Tanto la Ley de Reforma Agraria de 1959, con la que se expropiaron las extensiones de tierra superiores a las treinta caballerías,[2] que afectó a propietarios estadounidenses sin recibir una compensación adecuada, pronta y efectiva, como la expropiación forzosa de todas las empresas industriales, comerciales y bancarias norteamericanas entre agosto y octubre de 1960, fueron hechos anteriores al embargo parcial decretado por el presidente Eisenhower;[3] y al embargo total del comercio –excepto alimentos y medicinas–, decretado por Kennedy.[4] Por tanto, como ningún hecho puede ser causa de otro sino le precede en el tiempo, el embargo no fue lo primero.

La Ley Fundamental de la República, en el artículo 24 reprodujo lo estipulado por la Constitución de 1940: “Nadie podrá ser privado de su propiedad sino por autoridad judicial competente y por causa justificada de utilidad pública o interés social y siempre previo el pago de la correspondiente indemnización en efectivo, fijada judicialmente”.[5] Por tanto, la expropiación sin la correspondiente “indemnización en efectivo”, fue una acción inconstitucional.

Como los conflictos externos tienden a desmovilizar los conflictos internos, el Gobierno cubano utiliza el embargo como arma política para justificar la inviabilidad del totalitarismo “socialista”, impedir el resurgimiento de la sociedad civil, solapar su inviabilidad y eludir cualquier compromiso con los derechos humanos. Esa razón explica el por qué de las resoluciones condenatorias que anualmente Cuba presenta a la Asamblea General de las Naciones Unidas, un hecho que se desmonta con la historia:

– El embargo data de 1962, pero la primera propuesta de resolución condenatoria presentada en la ONU fue en 1992, lo cual demuestra que esa no era la causa de los fracasos cosechados en esos treinta años, a pesar de las jugosas subvenciones soviéticas y los préstamos de países e instituciones crediticias capitalistas, aún por pagar.

– De 1992 al presente Cuba ha presentado treinta y dos proyectos de resoluciones, incluyendo la del año 2016, cuando Estados Unidos e Israel se abstuvieron y el resto de los países votó a favor de la resolución. Llegado a ese punto, como los acuerdos de la ONU no son de obligatorio cumplimiento, se imponía la negociación. La oportunidad la brindó el presidente Obama con los seis paquetes de medidas dictadas para flexibilizar el embargo, a las que Cuba hizo caso omiso, demostrando con ello que el objetivo de las resoluciones no era solucionar el conflicto, sino enmascarar la ineficiencia del totalitarismo.

– Estados Unidos cambió su política, Cuba no cambió la suya, una decisión contenida en la carta de Fidel Castro a los estudiantes de la Universidad de La Habana, el 26 de enero de 2015, en la que se manifestó contrario a las negociaciones con Estados Unidos[6].

– El sostenimiento del embargo devela algo más profundo: Si un gobierno achaca todos sus males a otro, equivale a declararse dependiente del otro, lo cual echa por tierra el manido discurso de la soberanía nacional.

La evolución, de la revolución democrática anunciada en 1959 a la apropiación de las instituciones clave, puestas al servicio de una élite que a la vez que culpa al embargo, sin hacer ruido compra al “enemigo” desde el pollo –única proteína que consume la mayoría de los cubanos– hasta automóviles, que controla las finanzas sin la menor transparencia, que invierte cientos de millones de dólares en construcción de hoteles, cuando faltan los medicamentos. Una política que ha conducido a la miseria generalizada, al éxodo, pero también a la fase final del totalitarismo.

La Habana, 27 de enero de 2024

[1]Antonio Núñez Jiménez. En marcha con Fidel, 1959, pp. 1889-190.

[2] 1 caballería es igual a 13,4 hectáreas.

[3] Dwight David Eisenhower, presidente de los Estados Unidos entre 1953 y 1961.

[4] John Fitzgerald, Kennedy, presidente de Estados Unidos entre 1961 y 1963.

[5] Convención Constituyente. Constitución de la República de Cuba 1940, pp. 11 y 38. Publicada en la gaceta Oficial No. 464, de 8 de julio de 1940.

[6] Granma, martes 27 de enero de 2015. Carta de Fidel: Para mis compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria.

 

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).
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