El pitcher José Ariel Contreras aclamado en el parque del centro de Pinar del Río

Por Dagoberto Valdés
El famoso pitcher pinareño José Ariel Contreras ha regresado a Cuba luego de casi diez años de que “se quedara” como dicen algunos cubanos. Ha venido a Cuba por razones familiares.

Por Dagoberto Valdés Hernández
 
José Ariel Contreras junto a un miembro del equipo Convivencia (a la izquierda Javier Valdés Delgado)
José Ariel Contreras junto a un miembro del equipo Convivencia (a la izquierda Javier Valdés Delgado)
El famoso pitcher pinareño José Ariel Contreras ha regresado a Cuba luego de casi diez años de que “se quedara” como dicen algunos cubanos. Ha venido a Cuba por razones familiares. Su sra. madre estaba ingresada en el hospital habanero Salvador Allende. No obstante, la fanaticada pinareña no lo ha olvidado, ni ha rechazado a su héroe de siempre: El Titán del Box.
Desde que se supo su entrada a Cuba, muchos en Pinar colmaron el estadio Capitán San Luis esperando que fuera a un juego de Pinar. No pudo ser. Otros se paraban en la calle Martí, la principal de Pinar, para descubrir un auto de turismo o de otro pelotero en el que viniera Contreras. Todos cargaron sus celulares, metieron sus cámaras en el bolsillo y las fueron cambiando de short o pantalón. Cada cual llamaba a Lazo, su gran amigo, para ver por dónde venía, dónde se le podía encontrar, “solo para una foto”, decían todos, tratando de respetar al máximo posible el propósito de esta visita.
El 30 de enero de 2013, en horas de la mañana, por fin Contreras y Lazo se bajaron de un auto blanco en el mismo centro de la ciudad de Pinar del Río, donde comúnmente se reúne una peña de baseball. Allí en el llamado Parque del Bosque o Roberto Amarán. Inmediatamente se corrió la noticia, a través de celulares, de boca en boca y de teléfonos públicos donde se hicieron interminables colas. Se detenían los autos y paraban los ómnibus. En poco tiempo era una multitud espontánea, respetuosa, entusiasmada, todos con un mar de móviles y cámaras digitales. Es la nueva era. La revista Convivencia estuvo presente desde el inicio a través de Javier Valdés Delgado.
Twitteamos y enviamos sms a nuestros hermanos twitteros. Yoani Sánchez subió imágenes. Es la inmediatez, la eficacia y la indetenible prensa ciudadana.
Una vez que Contreras se marchó, mientras la multitud lo aclamaba como su héroe deportivo, comencé a sacar las moralejas:
– somos un solo pueblo, nada puede romper ese sentido de pertenencia a una misma e indivisible nación cubana, ni aquí ni allá.
– el deporte está más allá de toda política e ideología. Cuando estas lo manipulan, el deporte se empobrece. Cuando se le libera de estas ataduras, se progresa, como le ha ocurrido a Contreras.
– el lenguaje excluyente y las descalificaciones de unos cubanos contra otros divide a la nación, la gente de pueblo no reconoce ni ese lenguaje ni esas descalificaciones. Todos quieren salir en la foto.
Bienvenido el gran pitcher Contreras y todos los demás compatriotas de la Diáspora: deportistas, maestros, artistas, médicos, obreros, periodistas y cuanto cubano o cubana optaron por vivir honestamente en otro país, pensar de forma diversa o regresar cuando más lo necesitaron y, entonces, no pudieron. Quedó atrás una de esas oscuras fallas de nuestra historia. Persisten rezagos y complejos, miedos y reticencias, porque la mente es más lenta que los hechos.
Este encuentro en el parque del centro de Pinar del Río es adelanto y señal elocuente de lo que ocurrirá cuando la única nación cubana se una, y esa otra parte regrese de la Diáspora y sea recibida, acogida y festejada como lo ha sido nuestro entrañable José Ariel Contreras. Su historia adelanta la de Cuba.
 
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