Por Fernando Martínez Calzadilla
Hace muchos años uno de los hombres más grandes del mundo quiso completar sus victorias militares con un triunfo aun mayor: crearía la famosa biblioteca de Alejandría. El gran Alejandro Magno, sabía que las glorias pasan y hasta se olvidan, pero el saber se queda.
Muchas veces cuando las instituciones encargadas de brindar un servicio se abstienen o lo hacen subordinándose a intereses mezquinos de una minoría, entonces la mayoría, busca la manera de suplir la necesidad. Y es por una necesidad de conocimientos, de información alternativa, que surgen por iniciativa de esas clases activas y dinámicas que forman la sociedad civil, las primeras bibliotecas independientes en Cuba.
Estos nuevos espacios se sienten más del pueblo, incluso comparando la cantidad de volúmenes con que se cuenta, se puede decir que reciben más visitas y realizan más préstamos que los centros del estado.
La cultura nace de la semilla sembrada en el surco de las comunidades, de los barrios. Es de allí de donde nacen las tradiciones y los grandes pensadores.
Mucho valor sin dudas tienen estos hombres que, sin una preparación académica, asumen una tarea tan grande. Cada día aprenden algo nuevo para poder hacer lo que les tocó en esta etapa tan comprometida. Eso sí, siempre he creído que toda obra debe tener un componente principal que es el amor.
Dentro de las múltiples tareas asignadas a las bibliotecas está la educativa, algo que ya le viene haciendo falta a este pueblo, que después de varias llamadas revoluciones educacionales, está perdiendo los valores alcanzados con tanto esfuerzo por eminentes pedagogos como José de la Luz y Caballero, José Marti y Félix Varela. Porque educar no es adoctrinar, no es sembrar la mente de los niños con ideas preconcebidas y estandarizadas, educar es dejar brillar el espíritu libre de la inteligencia, de las ideas propias, lograr que cada cual compruebe por sí mismo que lo que hace no es lo correcto, porque no le hace bien a la sociedad y no porque disguste a alguien en particular.
Por la parte informativa, cubren estos centros un amplio margen, dado la carencia de todo tipo de información alternativa, con la que se pueda comparar los datos e informes rendidos por los medios estatales a la hora de investigar sobre diferentes temas de interés. Nos encontramos en las bibliotecas estatales la carencia de la bibliografía o lo que es peor, la censura de esta. Se ha planteado que en Cuba no hay recursos para comprar periódicos en el extranjero, pero los que entran, lo hacen de forma ilegal.
La cultura es uno de los pilares de las bibliotecas independientes, ya que fomentar su renacimiento como la verdadera cultura nacional, forma parte de sus bases funcionales. Abrir nuevos caminos a los que, desde abajo, quieren expresar sus opiniones, creo que es la labor más noble que se puede hacer en un pueblo sometido al más cruel de los silencios.
Buscar entre el pueblo esos talentos que tantas veces se pierden por falta de oportunidad, fatalismo geográfico o afiliación política es el primer paso. ¿Cuántos poetas, pintores y otros artistas no perecen en el ostracismo por una única causa, tener un discurso discordante al del gobierno? La verdadera cultura nacional no es la que se vende en los bazares o tiendas de Artex, la identidad intrínseca de la cubanía se encuentra entrelazada en las mismas fibras del corazón humilde. Los nuevos espacios creados por las bibliotecas, han dado la pauta para que estos artistas autóctonos, se den a conocer y no suceda como con Polo Montañés, que lo conoció el mundo y después su país.
Dentro de la vida social se tiene a este nuevo elemento surgido de la comunidad como a un líder de opinión. El bibliotecario es una persona informada, mediante la cual se adquieren noticias y se aclaran dudas. De ahí la importancia que tiene el dominio de su papel en la sociedad civil. El bibliotecario no es solo ya el encargado de la custodia de los libros o esa persona que tiene una cultura literaria muy superior a la media. Este tiene que ser un luchador, un patriota que en sus manos tiene el arma más poderosa con que cuenta el ejército del pueblo, las ideas.
Las bibliotecas independientes cubanas buscan equidad y ponen al servicio de todo el pueblo los recursos con los que cuentan, nunca una persona será discriminada o se le negará el derecho de buscar conocimientos en estos espacios. Son puntal en la lucha por la libertad de expresión y la construcción de la nueva sociedad civil. En este aspecto se comprometen a luchar contra la censura y los actos que atenten contra la libre circulación de la información y siempre en ellas se respetará la opinión de todos, existiendo materiales de todo tipo.
Es importante reconocer el protagónico papel que juegan en cada comunidad estas células de conocimiento. Cuando un pueblo empieza a dar sus primeros pasos en busca de la verdad, ya deja de ser un pueblo sometido, para comenzar a ser una nación que se levanta por sobre la sombra del odio y la opresión.
Fernando Martínez Calzadilla (Pinar del Río, 1978)
Periodista independiente
Director del Programa Cultural Libertad.
Comunidad de Briones Montoto (Pueblo cautivo)