El modelo económico y el mulo

Miércoles de Quintana

Lo que les contaré ocurrió hace casi 60 años. Cabalgábamos sobre mulos por las empinadas e intrincadas montañas de Rancho Mundito solo tres jinetes. En el mulo de alante iba César Pérez, dirigente campesino. En el tercer y último mulo montaba el primer teniente Guingo Peraza. En la bestia que caminaba al centro iba el autor de estas líneas. Yo era el jinete inexperto. Cuando el mulo emprendía raudo una abrupta subida, yo creía tenerme que agarrar del rabo del animal para no ser expulsado del mismo. Cuando por el contrario descendía por una inclinada pendiente, no sabía si echarme hacia atrás, aferrarme a la silla o colgarme de una nube. Las subidas y bajadas y los giros violentos se sucedían tan rápido que yo solo atinaba a no caer a fijarme al mulo con rezos, pies y manos.

Pasado el tiempo de los primeros sustos, creí poder guiar al mulo. Halaba las riendas para frenarlo, las soltaba para que andara, halaba hacia la izquierda, a la derecha… pero el mulo se confundía, se detenía, en fin, hacía mal su tarea. El teniente Peraza, que cabalgaba detrás de mí, que veía mis vicisitudes, me echó un discurso sobre la marcha. “Aquí, en las lomas, el mulo sabe mucho más que tú”, me dijo. Y continuó: “déjalo hacer, él sabe cuándo torcer a la derecha o a la izquierda, saltar la piedra o rodearla, apurarse o aminorar la marcha. Sabiduría mular. Guíalo solo cuando se detenga en una encrucijada desconocida”. Seguí el consejo de Guingo y me fue de maravillas. Lo que funciona solo, lo que funciona bien, no hay que intervenirlo, pensé.

Y pensando, veo hoy cómo se parece el modelo económico a mi muro de antaño. Lo halan a la derecha, lo espolean hacia la izquierda, lo golpean para que avance y luego lo frenan porque corrió. Tal vez hay que dejarlo que coja su paso, que elija qué piedra saltar y cuál rodear. Solo, quizás, se debería espolear y conducir cuando se detenga en encrucijadas desconocidas, cuando pierda el rumbo o desfallezca. Parece que habría que dejarlo hacer, dejarlo pasar, sin soltar las riendas, ni abusar de ellas.


  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río.
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