La narrativa de Juan Rulfo (1917-1986) ha sido una de las más polémicas y debatibles de la literatura hispanoamericana desde la aparición de su colección de cuentos El llano en llamas (1953) y su novela Pedro Páramo(1955). Múltiples son los elementos a tratar en estas dos obras de laliteratura mexicana, sin embargo, en el presente ensayo solo se abordarán las características que hacen del lenguaje empleado por este escritor un componente insoslayable, debido a la tipicidad del estilo que presenta su prosa. Para ello, se tomarán como referencia pasajes seleccionados de la novela Pedro Páramo, que ilustren cabalmente las proposiciones que al respecto se plantearán más adelante.
En Pedro Páramo se funde el lenguaje popular característico de la ruralidad mexicana, con el lenguaje poético. Esto constituye una especie de hibridación bastante inusual pero atractiva, si se tiene en cuenta que esta novela muestra paisajes sombríos, desagradables, donde los personajes son todos muertos que aparecen eternizados en el tiempo, como si estuvieran penando en un purgatorio como antesala del infierno por sus culpas. Al respecto, la escritora e hispanista alemana, nacionalizada mexicana, Mariana Frenk (1898-2004), ha planteado:
[…] se apodera de nosotros, desde el párrafo primero, una angustiosa tensión, que va aumentando paulatinamente. Hechos y personajes aparecen envueltos en un clima de misterio, en una luz inexacta. Pronto estamos sumergidos en la atmósfera densamente poética de la novela, en un mundo extraño e inquietante, en que la inserción de pasajes más cercanos a la realidad aumenta aún el temple irreal del conjunto.
La constante sensación de mutismo también alude a la tensión y, por qué no, desesperación que produce este procedimiento de los diálogos en el lector. Lo anterior está vinculado al paisaje de muerte (espacio mítico: Comala) donde ocurren los hechos (durante el tiempo presente, que es el de los muertos) de la novela, en contraste con la descripción del Comala pasado que hace Doloritas Preciado al inicio de la narración:
Yo imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; de su nostalgia, entre retazos de suspiros. Siempre vivió ella suspirando por Comala, por el retorno; pero jamás volvió. Ahora yo vengo en su lugar. Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, porque me dio sus ojos para ver: “Hay allí, pasando el puerto de Los Colimotes, la vista muy hermosa de una llanura verde, algo amarilla por el maíz maduro. Desde ese lugar se ve Comala, blanqueando la tierra, iluminándola durante la noche.” Y su voz era secreta, casi apagada, como si hablara consigo misma… Mi madre.
El lenguaje poético se funde en esta evocación (porque Rulfo sustituye la descripción por la evocación) del pasado de luz de Comala, el de los vivos, en contraposición con el presente lúgubre de los muertos, repleto de escalofriantes murmullos, desde donde nos cuenta la historia el difunto Juan Preciado. Claro, al inicio de la novela que estructuralmente no posee capítulos, sino, fragmentos narrativos que se entrelazan y giran en torno a la figura de Pedro Páramo, el lector no percibe que Juan Preciado está muerto, puesto que, el desorden cronológico de esta obra dificulta su comprensión y obliga al lector a ser coautor de esta, debido a que tiene que organizar en su mente todos esos fragmentos narrativos, separados solo por espacios entre sí, para otorgarle un orden cronológico al texto.
También en los monólogos interiores se puede apreciar la evocación y el lenguaje poético. El propio Pedro Páramo, personaje que simboliza la decadencia del México posterior a la Revolución y que, como su nombre indica: Pedro/Petrus = piedra, Páramo = lugar desolado, desértico, como la Comala de los muertos; emplea en sus monólogos interiores un lenguaje poético cuando evoca el recuerdo de su amor frustrado, Susana San Juan, con un profundo lirismo que lo acerca a la poesía pastoril y que recuerda a las églogas de Garcilaso de la Vega. Lo anterior es contradictorio con la propia personalidad de este personaje, quizás, el único perfilado psicológicamente en toda la novela. Sus evocaciones son poéticas, pero tristes, repletas de recuerdos hermosos de la infancia cuando se enamoró de Susana, la única persona que verdaderamente amó e irónicamente no fue correspondido. De ahí la frustración de Pedro Páramo: un cacique rural con poder absoluto, pero incapaz de conquistar el corazón de la mujer amada. Por eso este personaje está vacío, muerto en vida incluso antes de la Comala de los muertos, pues solo el amor es capaz de traer vida, y Pedro Páramo se rodeó paulatinamente de diversos crímenes que, en cierta forma, lo alejaron de la posibilidad de consumar su amor y, por consiguiente, lo hicieron presa de la frustración que caracteriza de una u otra manera al resto de los personajes:
Pensaba en ti, Susana. En las lomas verdes. Cuando volábamos papalotes en la época del aire. Oíamos allá abajo el rumor viviente del pueblo mientras estábamos encima de él, arriba de la loma, en tanto se nos iba el hilo de cáñamo arrastrado por el viento. ‘Ayúdame, Susana’. Y unas manos suaves se apretaban a nuestras manos. ‘Suelta más hilo’.
El aire nos hacía reír, juntaba la mirada de nuestros ojos, mientras el hilo corría entre los dedos detrás del viento, hasta que se rompía con un leve crujido como si hubiera sido trozado por las alas de algún pájaro. Y allá arriba, él pájaro de papel caía en maromas arrastrando su cola de hilacho, perdiéndose en el verdor de la tierra.
Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío.
Resulta interesante el hecho de que Rulfo emplee esta tipología lingüística, en la que el lirismo cobra una fuerza sorprendente, en una novela donde la temática es desgarradora, pero realista, donde cada personaje tiene una historia nefasta, contada por ellos mismos a través de sus diálogos que presentan todas las características de la jerga popular del México rural de la época (primeras décadas del siglo XX), pero que son una ficción literaria, porque están creados desde el imaginario del autor. El fervor poético de la prosa rulfiana se alterna a ratos con los mexicanismos que le conceden a Pedro Páramo su sabor mexicano y que aparecen en los diálogos como expresión popular de ese pueblo:
[…] ¿Qué es lo que te trai por aquí tan de mañana?
–Pos nada más un cuartillo de alcohol, del que estoy necesitado.
–¿Se te volvió a desmayar la Refugio?
–Se me murió ya, madre Villa. Anoche mismito, muy cerca de las once. Y conque hasta vendí mis burros. Hasta eso vendí porque se me aliviara.
Pasaje desgarrador en el que Abundio Martínez, hijo bastardo no reconocido por Pedro Páramo, pierde a su esposa doña Refugio, quien muere en la más ardua miseria. Esto provoca la ira de Abundio y como resultado, el parricidio, pues ebrio de ira asesina a Pedro Páramo cuando este le niega la ayuda con algún dinero para enterrar a su difunta esposa.
Con la muerte de Pedro Páramo culmina esta novela, de la cual se pueden realizar diversos análisis en dependencia de la perspectiva con que se realice el acercamiento a ella. Es una obra colosal de la literatura hispanoamericana, reconocida internacionalmente y traducida a varios idiomas. Esto se debe al magistral estilo de Juan Rulfo y a su ingenio, pues en Pedro Páramo coexisten, no solo una articulación de lenguaje popular y poético, sino, todas las técnicas narrativas modernas del momento, como el monólogo interior (Joyce), la memoria afectiva (Proust), empleo del mitocomo elemento estructurador (Asturias), el espacio mítico (Faulkner,Yoknapatawpha Conty en Mientras agonizo), la diversidad de narradoresy, lo más renovador y novedoso, el deliberado desorden cronológico. Sin dudas, es importante el lenguaje utilizado por Rulfo, pues, como novela de la universalización de la narrativa latinoamericana, intenta llevar elementos típicos de la cultura mexicana al plano universal y ¿qué otra forma puede existir más original y precisa de hacerlo que mediante el lenguaje de su pueblo?
Referencias
Mariana Frenk: «Pedro Páramo», en: Recopilación de textos sobre Juan Rulfo, p. 92.
2 Juan Rulfo: El llano en llamas. Pedro Páramo, p. 150.
3 Ibíd.: op. cit., p. 159.
4 Ibíd.: op. cit., p. 275.
Bibliografía
Colectivo de autores: Recopilación de textos sobre Juan Rulfo, Casa de Las Américas, 1967.
Llaudy Hernández, E. e Inés Ma. Izquierdo Fors: Literatura Latinoamericana y del Caribe II, Pueblo y Educación, La Habana, 1988.
Rulfo J.: El llano en llamas. Pedro Páramo, Casa de Las Américas, La Habana, 1968.
Teitelboim, V.: Por ahí anda Rulfo, Arte y Literatura, La Habana, 2008.
- Magdey Zayas Vázquez (La Habana, 1985).
- Graduado en 2012 de la carrera Licenciado en Educación, Humanidades, en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.
- Maestría en Didáctica del Español y la Literatura (2017, también en el Pedagógico).
- Profesor Instructor de Literatura Latinoamericana de la UCPEJV, desde 2015 hasta 2018.
- Profesor Instructor de Literatura Cubana en la Universidad de las Artes desde 2019.