El alma del Martí verdadero

Por Lissy Sarraff Mirabal y Eladio Guillermo Hernández Rivera

La cultura cubana es una corporalidad contradictoria entre la diversidad de tantas y tantas representaciones contextualizadas entre grupos sociales de diverso género, todas recurrentes a las síntesis de aquellas figuras más importantes, las del momento de madurez fundacional, pero sin edificar conjuntamente sobre esos monumentales hombros.

 

Por Lissy Sarraff Mirabal y Eladio Guillermo Hernández Rivera

 

 

La cultura cubana es una corporalidad contradictoria entre la diversidad de tantas y tantas representaciones contextualizadas entre grupos sociales de diverso género, todas recurrentes a las síntesis de aquellas figuras más importantes, las del momento de madurez fundacional, pero sin edificar conjuntamente sobre esos monumentales hombros. Sus vaivenes mecen incluso figuras de la talla de José Martí tras prismas políticos asombrosamente “futuristas”, controversiales hasta perder aspectos esenciales de aquel pensamiento.

Enrojecido, pero de cólera, ha de hallarse el alma del Martí verdadero, en su potencial capacidad de unir e integrar la diversidad más allá de su tiempo. Incluso la Arabidad de nuestra cultura, halló en la vida y obra de Martí pleno reconocimiento, diversos roles: como fuente de inspiración, medio expresivo o referente identitario cultural. Llega a convertirse en testimonio de tempranas influencias desde esas culturas hacia nuestro contexto, de alcance trascendente a su tradicional y milenaria subestimación.

Por generaciones hemos evitado la más plena interpretación de esos significados raigales en la Universalidad del pensamiento martiano al son de “armonías” globales imperante antes y después de él. Hoy exacerbadas.

Romper reglas tan perseverantes, arraigadas en nuestros saberes posibilitó unos segundos entre milenios de “historias” para retornar a la natural unicidad del Hombre como una sola cultura universal y diversa. Ese segundo imprescindible bastó para construir el pensamiento más emancipador para su Patria.

Entre las formas tradicionales de sustentación de esos otros controversiales “Martí” de la era de las galaxias, recreados más para evitar su omisión, cabe destacar las manipulaciones de citas:

“…Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer; y ni se ha de permitir que con el engaño del santo nombre se defienda a monarquías inútiles, religiones ventrudas o políticas descaradas y hambronas, ni porque a estos pecados se dé a mentido el nombre de patria, ha de negarse el hombre a cumplir su deber de humanidad, en la porción de ella que tiene más cerca…” 1

Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno”.

Difícilmente se presente a cuerpo completo alguna de sus creaciones al gran público en los medios. Al tratar de dar lo menos conocido que ha resultado de todo ello, podemos evidenciar que los contenidos de Martí eran evidentemente más amplios y conexos al fluido único, continuo, diverso y contradictorio de la cultura, su carácter integrador, desde la lengua, la escritura, la ciencia, el comercio, la tradición, el arte y la vida, y su camino, la única vía capaz de conducirnos a espacios epistemológicos de máximo realismo e inclusión.

Su intelecto, un híbrido ilustrado, céntrico y periférico a la vez. En su capacidad de conocer el Universo a la manera de los sabios de los pueblos. Sin omisiones fue al rescate de los valores más ancestrales. Recordaba que frecuentemente esos cuadros incompletos, amuñecados, llenos de incomprensiones, edades oscuras, desbalances y desconexos pedazos, se llenan menos del Mundo y más del género de observadores olvidadizos, “lópeos galanes” 2, “Aldeanos Vanidosos”3 o habitantes de mundos “frágiles” 4. Siempre en sus respectivos espacios de poder, autoexaltación y enseñoramientos. Son los que desafortunadamente priman.

Sus conceptualizaciones más valiosas sobre el “Equilibrio del Mundo”, o quizás, el equilibrio necesario para ver el Mundo, como un todo, aprecia cada cosa diferente pero parte de una sola Patria, verdadera para todos los Hombres. Tal es la naturaleza de su arte vital.

Su realismo le hace trascender lo cubano, elevarse sobre el penacho de sus palmas, vislumbrar nuevos horizontes para volver al sentir de sus raíces con las esencias de ese todo. Asombrado seguramente vuelve sobre la amalgama de prejuicios acumulados en la modulación del pensar, sentir y hacer del Hombre, entre fuerzas correlacionadas y contrapuestas de prejuicios colonizantes para los mismos colonizadores, tanto o más que para los otros colonizados. Jaulas de chocantes geografías, autorrepresentaciones, denominaciones, clasificaciones, relatos y objetividades parciales, nunca coincidentes… ni realistas.

Desde su altura ya no requirió visitar aquellos “místicos parajes” del Oriente, podía sentirlo árabe como ciudadano y patriota, comprenderlo con excepcional profundidad y soñar con conocer las raíces de la cultura humana acompañado de su hijo5; en Egipto, como un primer viaje.

Entre aquellos recortes poco espacio ha quedado para conocer criterios que hoy nos suenan un tanto radicales:

¡Que el sentimiento depende de la sensación! ¡Que el musulmán no sentiría a Bellini, como si por no ser moro, no sintiera yo todas las fantásticas imaginaciones del Korán! 6

Esas presencias en la obra y vida de Martí, en su prodigalidad, requieren explicaciones hoy. Desanudar el origen de esas “formas” del Maestro se ha vuelto un misterio. Sus vínculos con lo Árabe se aprecian como una conjugación de experiencias personales, testimonios de amigos, viajeros y conocedores de aquellos espacios. Sobre todo se alude a las incansables lecturas del Martí niño. Entrando al detalle de sus textos de 1892, revela un indicio importante.

“De los hijos que cría en los barrios bajos la inmigración de la ciudad, puede hacerse idea quien vaya en estos días a la pompa y bambolla del descubrimiento de América en el circo, -en el circo triple y colosal de Barnum. … se alza el cartón de los muros de Granada y aparece el flaco Boabdil, … a quien pronto asusta el clamor del pueblo que entra al encaje de la Alhambra, … mientras la guerra afuera suena, y el heraldo carmesí de Aragón y Castilla pone en fuga a los músicos moros con su caballo blanco. Isabel viene de armiño en su hacanea, con el paje encarnado, y Fernando con aquella corona suya que era, como su carácter, mitad corona y mitad gorro: y a los pies del trono de Boabdil viene a enseñarles las cartas, entre soñadas y aprendidas, un Colón que del de la leyenda no tiene más que el águila de la nariz y lo abundante y rebelde de las canas,… Y alrededor, amigos y enemigos,…, como si el del libreto no hubiese leído a Pedro Mártir, ni a Bernáldez,… la reina ofrece aquellas joyas suyas que ya andaban en prenda por los grandes apuros de la guerra contra el moro…

Luego es Palos, con las tres carabelas…” 7

“…ni los árabes que ha traído Barnum a su circo enorme, y cada noche repiten en la arena los disparos y saltos frenéticos de su deslumbradora “fantasía;”…”

En realidad volvía sobre sus criterios más adolescentes, ahora con mejores formulaciones a prueba de censura. Como aquellas fallidas en “Abdala”, 1869. Donde trata de aprovechar la superficialidad común para escamotear el saludo a sus contemporáneos que alzaban el machete en la manigua.

“… ¡Por fin potente mi robusto brazo Puede blandir la ruda cimitarra…” 8

El índice de sus tácticas anticensura, fueron sus “gazapos”, reiterados luego también en su “Musa Traviesa” del “Ismaelillo”, que seguramente le hicieron brotar su leve y profunda sonrisa más de una vez.

Es casi imaginable su mirada chispeante de adolescente en Abdala. Al concebir toda una tramoya teatral plagada de “objetos anacrónicos”: El nombre del caudillo, significa “esclavo de Dios”, en árabe, mientras su familia directa: Espirta-casi Esparta y Elmira, como la de Tartufo el impostor francés. Hasta el cargo de Senador y la cimitarra como armamento. Solo crean un conjunto inclusivo de las culturas presentes en la contextualidad de su tiempo.

Elementos simbólicos totalmente descontextualizados en la Nubia Histórica – que solo era el símbolo faltante: el negro- con sus célebres arqueros, lanceros y reyes independientes africanos. Una convocatoria para crear espacios de patriotismo y memoria de un pueblo irredento durante los periodos Persa, Helénico, Romano e Islámico.

He aquí el original que inspira a Martí:

“… Ni ese rey de los Persas los envía con esos presentes para honrarse de ser mi amigo y huésped, ni vosotros decís la verdad pues, lo entiendo claramente, venís como espías. El no tiene nada de príncipe justo y hombre recto, pues de serlo, no desearía más imperio que el suyo, ni intentaría sojuzgar a los pueblos que en nada le han ofendido. Para abreviar, entregadle de mi parte este arco que tenso, y dadle esta respuesta formal:

Le aconsejo al rey de los Persas en nombre de la paz, que no nos haga la guerra fiado en el número de vasallos en que es tan superior sino sólo cuando vea que sus Persas encorvan arcos de este tamaño con tanta facilidad como yo ahora doblo éste; y que mientras no los vea capaces de hacerlo, dé muchas gracias a los dioses por no inspirar a nuestro pueblo el deseo de hacer nuevas conquistas…”

 

Tomado del Libro 3 Logo 7: Conquista de Egipto por Cambises (3.1-60).

 

Heródoto de Halicarnaso

Y su recreación en Abdala:

Noble caudillo: a nuestro pueblo llega

Feroz conquistador: necio amenaza

Si a su fuerza y poder le resistimos

 

En polvo convertirá nuestras murallas:

Fiero pinta a su ejército que monta

Nobles corceles de la raza arábiga;

 

Inmensa gente al opresor auxilia,

Y tan alto es el número de lanzas

Que el enemigo cuenta, que a su vista

 

La fuerza tiembla y el valor se espanta:

Tantas sus tiendas son, noble caudillo,

Que a la llanura llegan inmediatas,

Y del rudo opresor ¡oh Abdala ilustre!

Es tanta la fiereza y arrogancia

 

Que envió un emisario reclamando

Rindiese fuego y aire, tierra y agua!

Pues decidle al tirano que en la Nubia

Hay un héroe por veinte de sus lanzas:

 

Que del aire se atreva a hacerse dueño:

Que el fuego a los hogares hace falta:

Que la tierra la compre con su sangre:

Que el agua ha de mezclarse con sus lágrimas.

 

Enero de 1869.

 

Sus aportes al pensamiento nacional cubano llenos de independencia hacia el relato colonizador globalizado cuenta con la inteligencia expresiva necesaria para insertarse en cada contexto y con sutiles normas de respeto, simetría y equilibrio. Es la mano extendida del genio. Ese discurso vital retornaría a lo largo de toda su vida y obra casi siempre desde expresiones de sutil arabidad e innegable cubanía.

 

“…Y la arquitectura árabe! Y los encajes de piedra de la Alhambra? … Pueblos de Oriente: ¡como si siempre hubieran sido esclavos! Es el 1er despertar de la vida en Grecia. ¡No! ¡Que Grecia nació realista! -¡No así!- Y la Física y Metafísica…” 9, 10

 

Su cubanía resulta de una sensibilidad igualmente trascendente. No tanto cuando señala las más obvias formas de otredad: la esclavitud, muy criticada a escala global desde mucho antes de su nacimiento, aunque aún sobrevivan secuelas de “negritud” y halla necesidad de trabajar por eso. O, la exclusión del poder político de los criollos, también muy evidente como tema en el momento vital de Martí por el movimiento independentista en América que le antecedió medio siglo.

 

Esa sensibilidad realmente reluce al máximo esplendor cuando choca con las formas más sutiles de dominación, ocultas entre tradiciones heredadas de la Arabidad Hispánica. Enfrentarla se convierte en un punto esencial. Va, no solo al momento de su expansión en los Decretos reales para las Colonias, que discriminaban a los no cristianos para venir a América sin poder impedir la mayoría andalusí, con sus legados de “recién conversos”, de toda esa gama de personas de diverso credo, que quedaría invisibilizada o criminalizada.

 

Lo que conocemos hoy como cultura de Cuba desde esas herencias resultaba una especie de contrabando de identidades que implicaba por igual el velo de la saña como el de la rebeldía, que seguiría reproduciéndose en el tiempo.

 

Estas prácticas heredadas en la Neocolonia significaron transformar o sustituir completamente nombres para “castellanizar” a inmigrantes y descendientes. Y aún hoy el uso de aquellos registros parroquiales, y por ende de todos los demás, resultan poco menos que inútiles al intentar estudiar esas identidades. Sin embargo se trata de meros rescates sobre lógicas tal vez prehistóricas. Solo recordemos la forma en que reconocemos a personajes como Avicena11 o Averroes12, o al antiguo pueblo cananéo; ¿o fenicio? ¿Nao o dhows? ¿Bohío o bait13?

 

El “engendro” denominativo se ha cobijado milenariamente en todas nuestras instituciones culturales, las implica en la conformación de la Arabidad hasta nuestros días. No ha podido detenerse después de siglos de Iluminación e imprenta, ni en su actual curso por la red de redes. Sin embargo, en el minuto martiano, parece desaparecer.

 

En el ámbito académico apunta:

 

“… Las universidades y latines han puesto a los hombres de manera que ya no se conocen; … se apartan piropeándose como placeras, por diferencias de mero accidente; … el hombre queda amoldado … como al lacayo la librea; los hombres se dejan marcar, como los caballos y los toros y van por el mundo ostentando su hierro…” 14

 

Sus proyectos de “Maestros Ambulantes”15 tras culminar estudios en España, evidencian el peso de tales ideas. Tal vez le hacían recordar su especial relación con su maestro Mendive, quizás ciertas formas de instrucción de los pueblos árabes hoy casi herética de mencionar como el Talibán; o al Cristo y sus Apóstoles, que también la practicaron. Martí reconoce un origen modélico compartido cuando con énfasis tilda de “apóstata” a su compañero de estudios que estaba optando por alistarse al Cuerpo de Voluntarios de la Habana.

 

“Habana, 4 de octubre de 1869.

Sr. Carlos de Castro y de Castro.

 

Compañero: ¿Has soñado tú alguna vez con la gloria de los apóstatas? ¿Sabes tú cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía? Esperamos tu contestación, que no puede faltar a su patria ni a sus deberes como cubano un discípulo de Rafael María de Mendive.

Te abrazamos

José Martí y Fermín Valdés Domínguez.” 16

Hacia la actualidad el tema de la Arabidad en la obra martiana, solo puede ser hallado iniciáticamente en una brevísima publicación del profesor e investigador José Cantón Navarro, titulado: “Los Pueblos Árabes en la pupila de José Martí”17,18. Sin embargo llama poderosamente la atención ¿Por qué un ensayo termina premiado y publicado como testimonio?

El Martí geográfico igualmente exhibe importantes desplazamientos. Su elemento más auténtico hoy parece ser el Museo Casa Natal19, situada en el “Casco Histórico” de la Habana. En la obra martiana más notoria resulta la Parroquia de Jesús María y José20, en extramuros.

“… ni los horribles días de enero que llenaron de cadáveres asesinados la calzada de Jesús del Monte y las calles de Jesús María, y las que mi madre atravesó para buscarme, y pasando a su lado las balas, y cayendo a su lado los muertos, la misma horrible noche en que tantos hombres armados cayeron el día 22 sobre tantos hombres indefensos! Era mi madre: fue a buscarme en medio de la gente herida, y las calles cruzadas a balazos, y sobre su cabeza misma clavadas las balas que disparaban a una mujer, allí en el lugar aquel donde su inmenso amor pensó encontrarme!” 21

Testimonios recopilados entre estudiosos del tema y vecinos de ese barrio más popular, ubican a la familia Martí Pérez desde el año 1856 incluyendo la época en que viajó con su padre a Matanzas, con lugar de residencia temporal en una vivienda, actualmente colindante con el Joven Club de Computación, situado en Ángeles No 46 antiguo, 156 actual, entre Monte y Corrales. Como hemos documentado sobre el terreno, el lugar no está debidamente identificado como patrimonio.

Investigaciones de instituciones culturales dedicadas al estudio de la Arabidad Cubana indican, muy significativamente, que desde 1870, estando Martí en prisión a punto de ser deportado, es cuando comienza a constituirse esa misma barriada de Jesús María como el mayor asentamiento de “moros” del País. Vaya coincidencias. Martí parece haberlo previsto todo:

“Es curioso lo de pedirle a la crónica, que es la novela de la historia, la verdad absoluta en los detalles, cuando en ellos precisamente es donde se permite campear a la fantasía, para que sin la menudencia fatigosa presente en cuadros vivos las costumbres y caracteres reales de la época.” 22

Las secuelas del contrabando como institución más floreciente a lo largo de todo el desarrollo colonial e insurreccional, continuó constituyendo sus “artículos vivientes”, en ocultas identidades. El mismo modelo se legitima desde la primera obra literaria considerada como auténticamente cubana, como a la sazón llamada “Espejo de Paciencia”.

Podemos intuir fácilmente el rol que jugaron los cónsules generales de Francia e Inglaterra en la asistencia, documentación y transporte hacia el “Nuevo Mundo” de diversas nacionalidades de árabes, especialmente libaneses, desde las zonas en que hacían presencia en el Oriente, mientras ayudaban a fomentar nuevos idiomas oficiales. La distribución de esas zonas de influencia, sumando las de España, coincide exactamente con el origen de las nacionalidades que recibimos en América desde mediados del siglo XIX.

Nos faltaría abordar las probables lecturas del Martí niño. Se las recomiendo. Especialmente el semanario dominical “Don Junípero del Andaluze” del que hemos logrado hojear varios números del año 1863. O sea cuando Martí contaba exactamente 10 años de edad. Diviértase encontrando el origen de frases tan cubanas como “moras en la costa”, “moras y cristianas “el Cristo de la Calavera” o “hacerse el sueco” rodeadas de caricaturas y sátiras. Modelos que después hallaríamos de diversas formas impregnados como arabescos en lo más significativo del pensamiento martiano. Son estas, simultáneamente, evidencias de la libertad hallada en América por aquellos moros inmigrantes, como del impacto invaluable de su aporte a la cultura del pueblo cubano.

Merecido y eterno respeto, a quien, por mucho, sigue siendo el hombre de pensamiento más amplio y libre de nuestra cultura. José Martí.

Referencias

1 Ídem Patria, 25 de enero de 1895. En Casa. La Revista dominicence.

2 En la acepción del Ismaelillo, 1882.

3 En la acepción de “Nuestra América”, La Revista Ilustrada de Nueva York, 1° de enero de 1891.

4 En la acepción del Ismaelillo, 1882.

5 Obras Completas de José Martí en formato digital. Centro de Estudios Martianos. Ediciones Críticas, Tomo 2 Pág. 33. Epistolario. A Miguel Tedin, New York, 17 de octubre de 1889.

6 Obras Completas de José Martí en formato digital. Centro de Estudios Martianos. Ediciones Críticas Tomo 6 pág. 35. “Apuntes para los debates acerca del idealismo y el realismo en el arte” 7 de marzo de 1879.

7 Obras Completas de José Martí en formato digital. CentroEstudios Martianos. Carta al Señor Director de Partido Liberal, Nueva York, 25 de mayo de 1892.

8 Obras Completas de José Martí en formato digital. Centro de Estudios Martianos. Abdala, escrito expresamente para la Patria. 23 de enero de 1869.

9 Obras Completas de José Martí en formato digital. Centro de Estudios Martianos. Ediciones Críticas Tomo 6 pág. 35. “Apuntes para los debates acerca del idealismo y el realismo en el arte”. 7 de marzo de 1879.

10 Vease en el anexo el análisis de Musa Traviesa del Ismaelillo, donde reitera su llamado, casi idéntico.

11 Ibn Sina o Avicena (por su nombre latinizado) es el nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abu ‘Ali al-Husayn ibn ‘Abd Allah ibn Sina Bujará, Gran Jorasán, c. 980 – Hamadán, 1037) fue un médico, filósofo, científico, musulmán y persa de nacimiento. Escribió cerca de trescientos libros sobre diferentes temas, predominantemente de filosofía y medicina.

12 Averroes (latinización del nombre árabe Abu l-Walid Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd, Córdoba, Al-Ándalus, 14 de abril de 1126–Marrakech, 10 de diciembre de 1198) fue un filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina.

13 Casa en árabe.

14 Obras completas de José Martí en formato digital. Ediciones Críticas. Centro de Estudios Martianos. “El poeta Walt Whitman” Nueva York, 19 de abril de 1887, Carta al Señor Director de El Partido Liberal. México.

15 Obras completas de José Martí en formato digital. Ediciones Críticas. Centro de Estudios Martianos. La América. Nueva York, mayo de 1884. Maestros Ambulantes. Espíritu de la Instrucción que proponemos.

16 Obras completas de José Martí en formato digital. Centro de Estudios Martianos. Ediciones Críticas. Tomo 1.

17 Ensayo que obtuvo el premio Abdala 1991, en la categoría de Testimonio, otorgado por la Unión Árabe de Cuba, y cuya última presentación por la Editora Política data de 1995.

18 Conocemos de la existencia de al menos 4 trabajos más, pero sus autores no han tenido acceso a ninguna forma de publicación. Estos son: 1. Godínez, ex-asesor literario y cultural de la Unión Árabe de Cuba, que presentara varios trabajos investigativos sobre el tema en la propia UAC. Vital, descendiente de libanés, de quien conocemos por Ricardo Selman que posee una obra donde referencia más de 300 citas martianas sobre el Mundo Árabe. 3. El delegado Orlando Bravo, delegado de Circunscripción en el barrio de Jesús María e historiador espontáneo local, cuyos aportes sobre la presencia de Martí referenciamos en base a su entrevista en el presente trabajo más adelante y que ha promovido un trabajo comunitario local incipiente. El cuarto es el ingeniero Luis F. Grillo, de quien hemos logrado recuperar una monografía.

19 Calle Leonor Pérez NO. 314 entre Egido y Picota, Habana Vieja. El Museo se constituye durante la ocupación norteamericana por iniciativas de organizaciones martianas en apoyo a Doña Leonor Pérez Cabrera, madre e inspiradora del Apóstol. Como geografía epistemológica de Martí solo refiere de un momento de bonanzas de la familia al momento del nacimiento del primer hijo, pero de corta duración por razones económicas, cambios de trabajo de Mariano Martí y el nacimiento de las hermanas.

20 Calle Vives No. 303 entre Revillagigedo y Águila, Habana Vieja.

21 José Martí, Obras Completas en formato digital: Artículo titulado “El Parte de Ayer” publicado en la Revista Universal. México, 21 de marzo de 1875.

22 Obras completas de José Martí en formato digital. Centro de Estudios Martianos. Tomo 2. Epistolario. A Vicente Gonzalo de Quesada. Fragmento. New York, 7 de enero de 1891.

 

Lissy Sarraff Mirabal (La Habana, 1962).

Ms. C. Universidad de las Artes, ISA.

Licenciada en Educación Artística, especialidad Artes Plásticas.

Artista Independiente e investigadora etnocultural.

 

Eladio Guillermo Hernández Rivera (La Habana, 1963).

Ingeniero Aerofoto geodesta, graduado en Novosibirsk, antigua URSS.

Ha trabajado en el Contingente “Blas Roca Calderío”, en los Órganos de la Administración del Poder Popular en Ciudad de

La Habana, Artemisa y Mayabeque y en la empresa GEOCUBA.

Actualmente se dedica a la investigación y al trabajo por cuenta propia.

Participó en el evento del Centro de Estudios Martianos en La Habana bajo el tema “Martí y la Espiritualidad” del año 2008 y en abril del año 2016, y ese mismo tema en el Museo Fragua Martiana, bajo el tema: “Martí y el Mundo Árabe”.

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