Dos orillas y un solo corazón

Viernes de Rosalia

En diferentes ocasiones me he sentado a almorzar en una pequeña fonda que hay en la ciudad de Pinar del Río, y hasta hoy no presté atención a su nombre. Cuando comencé a revisar el menú para elegir mi pedido percibí en lo más alto de la pizarra el nombre del lugar: “Cafetería Las 2 Orillas”. Rápidamente pensé en la historia de los hijos de esta Isla, en las miles de familias divididas, en el profundo dolor que hasta el momento sienten los que parten y los familiares y amigos que quedan.

Cuántos sentimientos encontrados en “2 orillas” que hablan por sí solas: Cuba y esa Diáspora que late y sueña con un nuevo futuro y porvenir para la nación que los vio nacer. La interminable fuga de hombres y mujeres en busca de libertad, en busca de un mejor porvenir, en busca de oportunidades y posibilidad de ser uno mismo, sin tabúes o tapujos.

Han sido diversas las vías de escape que los cubanos han encontrado para alcanzar su libertad y aun cuando el cerco se ha cerrado, han sido capaces de idear nuevas rutas, arriesgando su propia vida, y es que como dijera Don Quijote a Sancho, “la libertad es uno de los más hermosos dones que a los hombres dieran los cielos”, es tan necesaria, tan fundamental para los seres humanos.

Han sido 60 años marcados por el éxodo y el adoctrinamiento. Muchos han sido los cubanos que han perecido en el mar. Así como muchos otros que han sufrido actos de repudio, discriminación y encarcelamiento por el mero hecho de diferir con el actual gobierno, que ha sido el mismo durante estos largos años. En el año 2003 tres jóvenes fueron fusilados porque intentaron secuestrar una lancha de pasajeros en La Habana con el fin de llegar a los Estados Unidos. Otros tienen la posibilidad de viajar a otros países y no lo piensan dos veces para salir corriendo. En las misiones médicas y cooperativas con otros países ha sido numerosa la cifra de personal que ha desertado, a pesar de ser castigados a no poder entrar a su país hasta pasado ocho años y otros con peor suerte a no poder hacerlo nunca más. Esto sigue sucediendo en diferentes sectores ya sean misiones, deports, actividades culturales, etc.

Por suerte para Cuba, también son muchos los que deciden quedarse para trabajar y defender los derechos de un país, plural, participativo y democrático, a pesar de las injusticias a las que son sometidos los valientes que escogen este camino.

En estos largos años no recuerdo, ni tengo conocimiento, de que por parte del gobierno se le pidiera perdón a este pueblo por ninguna de las aberraciones que se han cometido contra él, de que se intente reconciliar y unificar lazos. Claro que esperar eso es un absurdo, porque la grandeza que se necesita para pedir perdón y unificar a un pueblo es tan grande, que no se puede esperar de autócratas, sino de íntegros y humildes.

De seguro el dueño del lugar (cafetería “Las 2 Orillas”) tiene una buena razón para ese nombre.

 

 


  • Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
  • Miembro del Consejo de Dirección del CEC.

 

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