La estabilidad de la Nación, su progreso, su seguridad y un clima inclusivo, democrático y dialogante, son aspiraciones de todos los cubanos. Hace unos días alguien me preguntó si yo deseaba todo esto y si sabía dónde estaba “el peligro”.
Comparto con ustedes, amigos lectores, mi criterio sobre dónde está el verdadero y decisivo peligro para que todos estos ingredientes del orden y el desarrollo humano convivan en paz:
La corrupción imperante a todos los niveles, la simulación y el oportunismo, la delincuencia y el robo como medio de subsistencia que se llama “resolver” y es fruto de la falta de oportunidades, las drogas, la represión política y económica, el discurso violento que enfrenta a compatriotas, la ineficiencia del sistema económico, la crisis de valores, la desintegración de la familia, la politización excluyente en todos los ámbitos de la vida, la falta de libertad y el éxodo imparable que empobrece a la Nación, esos son algunos de los verdaderos enemigos de la estabilidad, la convivencia social y la soberanía ciudadana.
Los que critican constructivamente, los que discrepan, los que son diversos, los que piensan con cabeza propia, los que tienen otras opciones políticas, los opositores pacíficos, los emprendedores, los creyentes que ponen en práctica las enseñanzas sociales de la Iglesia, los que estudian y proponen soluciones diferentes, los artistas que difieren con su música, sus pinturas, sus filmes, los que permanecen aquí siendo ellos mismos y sin claudicar en sus principios, los que trabajan duro y honestamente en un negocio privado, los que viajan y comparten ideas diferentes con el resto del mundo, los que crean riqueza y los que han optado por hacer sus empresas y extenderlas por otras provincias, las familias unidas, los que no roban, no son violentos pero son diferentes, piensan distinto y actúan en coherencia con su ser, creer y pensar… esos no son ni deben ser tratados como delincuentes, como enemigos del País, como amenazas a la seguridad y la soberanía de la Nación.
Esos son los mejores hijos del País y los hijos fieles a la Cuba que sufre y que lucha pacíficamente por cambiar.
Hasta el próximo lunes.
Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007 y A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.