Por Jesuhadín Pérez
Un análisis sobre índices productivos en una unidad de los servicios, arrojó resultados muy interesantes. Por ejemplo: los planes de productividad fueron cumplidos en un 360 % (Producción Bruta) y 348 % (Valor Asociado), generando utilidades que superaron en un 180 % lo planificado. Toda esta súper eficiencia productiva lleva asociada un coeficiente salarial que no supera –según el propio estudio- el ¡30 %! de lo planificado.
Sobre el propio análisis se trazan un grupo de estrategias para crear una sólida maniobra que genere un crecimiento productivo favorable y sostenido. Más favorable y más sostenido. Identificar faltas, como el desaprovechamiento de la jornada laboral, el ausentismo, la falta de control administrativo y otras deficiencias de nivel organizativo son –entre otras- las principales causas que “lastran la productividad”.
A partir de procesamiento de los datos y de la aplicación de la estrategia programada se proyecta un plan de mejora de un 7% de aumento en los niveles producción bruta, un 6.7% en aprovechamiento de la jornada laboral, redundando esto en el incremento del 15 % de la productividad general. Para conseguirlo se exige una “estricta disciplina laboral”. La premisa es subir la productividad, por trabajador y por unidad. Aún más.
A partir de los beneficios productivos conseguidos con el régimen “propuesto” por la dirección, la unidad dispondrá de mayores recursos para fortalecer el crecimiento empresarial y posibilitar el sostenimiento económico del país, que todos saben atraviesa por una difícil situación.
Entonces, en medio de todo este análisis estratégico efectuado por el departamento administrativo de la unidad en cuestión y colegiado por los estrategas de los niveles superiores de la empresa, un obrero -de la masa silenciosa de trabajadores- levanta tímidamente la mano para decir:
_ Señores, yo creo que ustedes no se han fijado bien en cuál es el índice sobre el que hay que trabajar. ¡Yo por ninguna parte veo la manera de cómo la empresa o la administración, planea mejorar los salarios de los trabajadores! ¿¡Caballeros, aquí nadie ve que los salarios están al 30 % del plan!?
A lo que responde la colegiada administración:
_ Lo sentimos mucho, de verdad. Aquí hay compañeros de la empresa que tal vez puedan explicarle mejor que yo el asunto de los salarios; pero hasta donde yo sé, la política del Ministerio es no subir los salarios hasta que no haya productividad…
_ ¿!…!?