El fin de semana pasado el Centro de Estudios Convivencia celebró su Décimo Encuentro de Estudios en la Universidad Internacional de la Florida. Cada uno de ellos motiva a sus organizadores y participantes a hacer un balance para que el próximo sea más productivo para Cuba. Diez años consecutivos es un buen tiempo para detenernos y responder algunas preguntas que nos han hecho y otras que nosotros mismos nos hacemos.
¿Cómo hemos podido llegar a este aniversario ininterrumpidamente? Esta, quizá, sea la pregunta más repetida, la que viene de tirios y troyanos, la que intenta dividir pero logra lo contrario, más amor por el proyecto y por Cuba. Consideramos que hemos podido realizar estos encuentros desde 2015, primero que todo, por la gracia de Dios, que los permite aún en las condiciones de Cuba y de un mundo que cada vez se mueve más hacia la inmediatez y destina menos tiempo para detenerse a pensar. Pero también creemos que han sido posibles gracias al esfuerzo de muchas personas que, venciendo la censura, de dentro y de fuera, han apostado por hacer un alto en el camino cada año, y proponer entre todos la Cuba que queremos. Sin utopías, como podrían creer algunos, sino proponiendo una visión, unos objetivos, unas acciones y estrategias concretas, así como unas leyes que regulen la convivencia pacífica y civilizada en 17 sectores de la sociedad, que los mismos participantes hemos escogido y jerarquizado.
Hemos llegado hasta aquí porque la familia Convivencia, como nos gusta llamarle, conoce de sistematicidad y resiliencia, y está consciente de que lo importante no es llegar primero, sino cómo llegar a esa meta anhelada, entre todos y con unas propuestas viables para el día después. Promover un cambio en Cuba, sin brindar alternativas a ese cambio, solo a través de la denuncia y el diagnóstico de la realidad, puede generar algunos de los problemas que hemos sufrido desde la República y sobre todo en los últimos tiempos de totalitarismo y represión. La aparición de caudillos mesiánicos, que vienen a cambiarlo todo, incluso la historia; la ausencia de planes reales de gobierno, es decir, la falta de iniciativas viables para la ciudadanía; la crisis de gobernabilidad y gobernanza; las miradas sociales entorno a la ética, la política y la religión; los flagelos de cualquier sociedad, de los que no estamos exentos: la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad ciudadana; todos ellos, podrían ser también los nuevos problemas de una Cuba que se mueva hacia la dirección del cambio pero que no tiene en cuenta el verdadero sentido del cambio.
Hemos llegado hasta aquí porque hemos comprendido que la semántica “revolucionaria” no nos va a reducir el lenguaje que es universal y no conoce de colores políticos, sino que nos permite la comunicación eficiente y eficaz. No le llamamos “congresos” porque nuestros encuentros no son congresos al uso, donde un conferencista expone y los participantes preguntan, con tiempos y preguntas de pasillo que a veces son más productivos por cuestión de los tiempos y la agenda. Los encuentros de Convivencia son un espacio para pensar el futuro de Cuba entre todos. Si bien hay alguna conferencia motivadora, solo ese es el objetivo: introducir el tema en cuestión y motivar el trabajo posterior en los equipos. No le llamamos jefe, sino responsable, y usamos el término de animador para aquellos que conducen el encuentro o asumen determinada tarea. Le llamamos Itinerario, porque se trata de un camino continuado, una trayectoria hacia la Cuba del futuro, con dirección y sentido conocidos.
¿Por qué los encuentros del think tank de Convivencia se realizan con la participación de la Isla y de la Diáspora? El Centro de Estudios considera que Cuba respira con dos pulmones, la Isla y su Diáspora que no se reduce a Estados Unidos. Para armar el rompecabezas nacional todas las piezas deben estar sobre la mesa y también deben asistir todos los hijos de la Patria dispersa, pero con las raíces bien profundas. El futuro debe ser pensado entre todos: es una responsabilidad compartida por el bien de Cuba. Los encuentros del Itinerario de Pensamiento y Propuestas para Cuba también tienen la peculiaridad de ser organizados desde la Isla, con pensadores de dentro y de fuera. De esta forma nos alejamos de ese paternalismo en el que nos han querido educar y que propicia que todo venga desde fuera, de parte del otro, sin asumir “el protagonismo de nuestra vida personal y nacional” como nos decía san Juan Pablo II en su visita a Cuba en 1998.
¿Cómo es la dinámica de los Encuentros del Itinerario? Las conferencias motivadoras dan paso al trabajo en equipos, que consideramos clave para lograr consensos, no unanimidad. Dentro de los equipos funciona como un parlamento a pequeña escala: un moderador da la palabra y conduce el debate, mientras que otro participante hace de relator y toma notas para luego, en la relatoría, presentar en plenaria los aportes emanados del trabajo conjunto. Este tipo de ejercicio nos prepara para la vida en democracia.
Cumplir 10 años es motivo de alegría. Si es en este camino difícil de pensar Cuba significa, además, un compromiso con la Patria y con sus ciudadanos. En la fiesta de Santa Rita de Casia, que celebramos hoy, le pedimos a la abogada de lo imposible, que seamos fieles hasta el fin, viviendo con amor las penas de esta vida y manteniendo el deber sagrado de “salvar la Patria… y proyectarse hacia el futuro”.
- Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
- Licenciado en Microbiología.
- Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
- Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
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Doctor en Humanidades por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
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Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
- Responsable de Ediciones Convivencia.
- Reside en Pinar del Río.