- DESCONOCIDOS HÉROES
- Desconocidos héroes,
- poetas, místicos, soldados:
- quiero extender un puente
- hacia sus brazos desnudos;
- amparar su soledad
- con el vuelo
- de este grito anónimo.
- Saber la dimensión exacta
- de sus noches,
- el peso de los miedos
- que emplazan las miradas,
- la fina urdimbre de sus sueños,
- sus dolores, sus ansias.
- Un puente largo y recio,
- que abrace su cansancio,
- y acalle mi nostalgia.
- BESTIARIO
- He visto sus rostros
- tan cerca de mi voz
- y el horror ha colmado
- mis asombrados ojos.
- He conocido bien
- su lenguaje de hienas,
- la elocuencia vacía
- de su astucia.
- He podido nombrarlos,
- clasificarlos, reconocerlos,
- mirarlos sin premura.
- Confieso que sus máscaras
- de reyes y mendigos,
- de artistas del engaño
- ya no me asustan.
- CRUZ
- Miran los hombres
- la pesada Cruz
- sobre Tu delgadez;
- lloran, suplican
- con ojos suspendidos.
- Les quema tanto amor,
- (tanto dolor, agobia)
- Miro la luz
- que salta de Tu cuerpo,
- una luz que sonríe
- ante la muerte.
- Luz que es simiente,
- que es salvación,
- que es vida
- y río inagotable,
- eso es la Cruz.
- TODAVÍA AGUARDO
- He perdido el recuerdo
- de mi casa;
- apenas podría esbozar
- el dintel de su puerta,
- ni asegurar
- si las madreselvas
- que crecen en mis sueños
- vienen de su jardín.
- He perdido el hilo
- que conduce a su calle;
- una nube se extiende
- entre mi corazón y su estructura.
- Quisiera imaginarla,
- reconstruir sus rincones,
- pero sólo recuerdo
- el rayo de luz que despertaba
- a la rosa en mi ventana;
- el olor de la noche,
- su humedad penetrando
- en mis ojos asustados;
- el sabor de los mangos
- que caían en mi cesta;
- y una voz, dulce, buena
- que me decía: te amo.
- He perdido el rastro
- de mi niñez,
- con tanta pesadumbre
- y tantos años,
- ya no puedo llegar
- hasta el zaguán
- corriendo, sonriendo
- en la eterna mañana
- de mi ensueño.
- Y todavía aguardo.
Janiset Rivero.