Jueves de Yoandy
Un año más las vacaciones escolares están llegando a su fin y comienzan las preocupaciones de los padres porque cada curso que inicia supone nuevos desafíos para el alumno y para toda la familia cubana. Es una letanía que se repite cada septiembre y que se agrava cada vez, como sucede con la realidad económica, política y social del país.
Algunos padres siempre desean que comience el curso para liberarse de la carga de sus hijos en la casa. Estos alegan que donde tienen que estar es en la escuela, que allí están controlados. Transfiriendo totalmente la responsabilidad de la familia a la escuela y, obviando el rol concertado de la comunidad educativa formada por padres, el resto de la familia, los maestros, las iglesias y otros relacionados con la formación integral. La primera responsabilidad la tienen los padres, la familia.
Sin embargo, para numerosos padres la educación recibida en la escuela no es complementaria, es la principal, si no la única. Lo que importa es que el niño, el adolescente o el joven esté allí, bajo el régimen de enseñanza, así se evade la responsabilidad parental de la educación. La verdad es que estos padres son los menos, pero todos hemos escuchado alguna vez: “qué deseos tengo que comiencen las clases a ver si descanso un poco”.
De otro lado tenemos a algunos padres para los que lo más preocupante es la mochila, el merendero, las zapatillas, los adornos del pelo y si el hijo es más grandecito, entonces el celular, el tablet y/o la computadora. Antes, y no tan lejos en el tiempo, no existían todos esos dispositivos que hoy ayudan mucho el proceso de enseñanza-aprendizaje, y la promoción era mejor, y se aprovechaba más el tiempo, y existía menos fraude y menos facilismo.
La esencia de la educación no está en las cosas y el éxito del curso escolar no es directamente proporcional a todos los recursos materiales personales con los que se acuda a las aulas la próxima semana. Todo ello ayuda, pero de nada sirve si volvemos a recaer en los errores de un curso tras otro: la mediocridad, una supuesta formación integral que es medida más por la inserción en actividades políticas que por la adquisición de conocimientos, la ausencia de procesos para la formación de hábitos de conducta y el cultivo de valores y virtudes, el bajo nivel académico, la falta de preparación del personal docente y los pocos incentivos para que el educando encuentre el verdadero sentido de pasar de grado y aprender nuevas materias y mayores niveles de conductas éticas y cívicas.
También existen los padres que desde ya están buscando a los “repasadores” (así se llama en Cuba a quienes desarrollan el ejercicio privado de enseñar) que reforzarán las asignaturas recibidas en la escuela. Esta conducta, un tiempo atrás, solo se veía en asignaturas específicas y cuando se trataba de preparación para las pruebas de ingreso al preuniversitario o a la universidad, pero hoy es el complemento de lo que se da en la escuela, o de lo que no se da. Es como un curso paralelo que, obviamente, todos los padres no cuentan con los ingresos para cubrirlo, a otros no les interesa y, la mayoría, evaden la responsabilidad de dialogar con las instituciones educativas para no tener que llegar a este tipo de estrategias. En la institución estatal se debe recibir todo el contenido necesario, sin tener que llegar a los también llamados “profesores particulares” porque entonces cabe preguntarse si es gratis la educación en Cuba.
Todas estas actitudes de la familia cubana se unen a la realidad con la que iniciará el curso escolar 2024-2025. Los impactos del éxodo masivo que está sufriendo Cuba por supuesto que alcanzan al sector educativo. Ya los habíamos venido sufriendo en las matrículas universitarias y al cierre del curso en los últimos años académicos, porque cientos de estudiantes emigraron por la ruta de Nicaragua hacia Estados Unidos. A día de hoy, el gobierno ha tenido que reconocer la gran afectación que presenta el Ministerio de Educación en cuanto a disponibilidad de maestros. Se calcula un déficit de aproximadamente 12,5%, lo que representa la falta de más de 20 mil maestros en todo el país para la reapertura de las aulas el próximo lunes.
La situación es alarmante y las soluciones que otros años se han buscado, entre ellas la formación emergente, ya sabemos los resultados negativos a los que conduce. En meses anteriores también se anunciaba el programa de colaboración “Maestro ruso en el extranjero”. No se vislumbra un panorama exitoso. Este curso, con mayores motivos, debemos reforzar el papel insustituible de la familia en la educación de nuestros hijos.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.