El derecho a un espacio para el No en los medios.

Martes de Karina

Próximamente, los cubanos, después de mucho tiempo, tendremos la oportunidad de volver a votar sí o no, a partir de un texto constitucional, aparentemente nuevo.

Lo más importante de este proceso no ha sido el reconocimiento, insuficiente aún, del derecho del pueblo a expresar su opinión libremente, sino, sobre todo, el ejercicio de libertad que hemos hecho, aún con pocas esperanzas de que la nueva constitución signifique un cambio real para la situación de Cuba.

El ejercicio de libertad hecho por los cubanos, aumenta en algo, la exigencia de un referendo transparente y apegado a la voluntad del pueblo. Pero, si se quiere mostrar que Cuba está dispuesta a someter el texto propuesto, a la voluntad popular, está faltando algo: la propaganda a favor del No.

En las reuniones efectuadas en el país, hubo personas que manifestaron su desacuerdo con determinados artículos y argumentaron su opinión. Es difícil que todas las contradicciones hayan sido eliminadas en el análisis posterior hecho por la comisión encargada y la Asamblea Nacional del Poder Popular, y difícilmente todas las dudas hayan sido aclaradas con la nueva redacción. Después de publicado el nuevo texto, no hemos visto cambios que pasen de redacciones o cambio de palabras. Es muy probable que, por lo menos algunos, todavía no estén satisfechos con la propuesta.

Sin embargo la única propaganda que escuchamos en los medios oficiales de difusión es a favor del Sí. Recordando otras experiencias de cambio de constitución, incluso en férreas dictaduras en países de la región, hubo oportunidad en los medios para mostrarles a los votantes la opinión contraria a la oficial.

Ciertamente la apertura a Internet, hace que las voces que abogan por el No, no estén acalladas y tengan un espacio para expresar sus argumentos. Pero no es justo que no puedan llegar a todos para que los votantes decidan libremente, teniendo todos los argumentos a favor y en contra.

No es justo que, en los medios de comunicación como la radio y la televisión nacional no se entreviste a un especialista en algún tema específico o a un ciudadano, que esté a favor del No. No es democrático que en los espacios públicos solo haya cabida para promover el Sí. Si la dinámica es escuchar al pueblo y que el pueblo solo escuche al Estado, se excluye la posibilidad de que el pueblo se escuche entre sí.

La democracia se mide por el respeto a las minorías. Aunque la mayoría decida, las minorías deben ser respetadas y escuchadas. Es un derecho. Además, cuántas veces, el que menos uno piensa, el que es diferente a todos, el que parece que no sabe, da la idea oportuna en la que nadie había pensado. La diversidad es una riqueza que debe ser aprovechada para el bien de la sociedad. Sin ella la sociedad se empobrece.

El pueblo cubano es un pueblo, si no bien formado en política y cívica, muy intuitivo. Sabe encontrar la verdad. Pero sobre todo, es un pueblo que puede actuar con madurez y responsabilidad. Ofende que alguien crea que es mejor no dejarnos interactuar con opiniones diferentes porque seremos manipulados.

Debates públicos donde verdaderamente se defiendan distintas posiciones con respecto al nuevo texto constitucional, enriquecerían el proceso. Gracias a Dios, esto está ocurriendo en Internet. Ahí están los argumentos y opiniones distintas a la oficial. No obstante, algunos minutos de televisión y de radio, para los ciudadanos que quieran defender el No, harían la diferencia en este proceso.

Parece que llegará el 24 de febrero sin esta posibilidad. Es una oportunidad perdida para el Estado cubano de hacer un cambio esencial en la búsqueda de la democracia.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

Ver todas las columnas anteriores

Scroll al inicio