De la incertidumbre al discernimiento de los caminos para Cuba, hoy y mañana

Ponencia para una sesión de estudios sobre Cuba.
Miami, 17 de septiembre de 2011
Por Dagoberto Valdés
'¿Qué es la mayor libertad, sino para emplearla en bien de los que tienen menos libertad que nosotros?'

‘¿Qué es la mayor libertad, sino para emplearla en bien de los que tienen menos libertad que nosotros?’
Introducción
Cuba se acerca a una encrucijada. Toda encrucijada es causa de incertidumbre, discernimiento, decisión y andadura.
No hay cruce de caminos sin dudas, sobre todo cuando no se encuentran las señales. Todo entronque de caminos exige discernir cuáles de ellos tendrían más posibilidades de conducirnos al destino que deseamos, destaco que no será nunca la opción entre un solo camino o regreso. Siempre serán varios caminos con diferentes potencialidades.
Toca a los caminantes escoger, ponerse de acuerdo, decidir, y luego, hacer la andadura: es decir, ponerse en marcha. Hacer lo que requiera la ruta. Cada cual lo que sepa o le corresponda hacer caminando. Y como toda ruta será gradual: paso a paso. Sin inmovilismos, sin retrocesos y sobre todo sin violencia. Peleando entre sí, un pueblo en marcha se destruye a sí mismo, pierde partes de su cuerpo, muchos no llegarían al destino deseado. Esto pasa desde siempre: solo recordemos en el Libro del Éxodo lo que sucedió a Moisés y a parte de su pueblo.
Siempre habrá quienes echen en cara a sus dirigentes, y dirigentes que se desaniman y dudan; gente que quiere regresar a las ollas de Egipto y gente que se queda por el camino incluso, como Moisés a las puertas de la Tierra prometida. El Éxodo es, quizás, el libro del Antiguo Testamento que más deberíamos releer los cubanos de aquí y de allá. Es la historia de la liberación de un pueblo que se reúne para ponerse en marcha en su regreso de la Diáspora.
1. Incertidumbres y señales
No se puede avanzar sin superar las incertidumbres. Y por otra parte, todo camino está flanqueado de dudas y alternativas a cada paso. ¿Qué hacer? Opino que hay un umbral de incertidumbres que traspasar y, desde ese umbral, ir ejerciendo el discernimiento en el camino. Lo otro sería el “nunca arrancar”. Este tipo de encuentros y estudios como el que ustedes están haciendo hoy es deber moral y necesidad imperiosa para traspasar el umbral de la incertidumbre. O lo que es lo mismo: buscar entre todos “los que hacen señales en la noche”, como decía Medardo Vitier, el filósofo de la primera mitad del siglo XX cubano.
Quisiera sugerir un solo pensamiento que pudiera sintetizar mi propuesta para este primer empeño adelantador. No es mío, por supuesto, sino rescatado del acervo de pensamiento de uno de nuestros padres fundadores, José Martí, que quizá sea aceptado por todos, o casi todos:
“Aquí velamos; aquí aguardamos; aquí anticipamos; aquí ordenamos nuestras fuerzas; aquí nos ganamos los corazones; aquí recogíamos y fundíamos y subli¬mábamos, y atraíamos para el bien de todos, el alma que se desmigajaba en el país… Con el dolor de toda la Patria padecemos, y para el bien de toda la Patria edificamos, y no queremos revolución de exclusiones ni de banderías… ni nos ofuscamos ni nos acobarda¬mos. Ni compelemos ni excluimos. ¿Qué es la mayor libertad, sino para emplearla en bien de los que tienen menos libertad que nosotros? ¿Para qué es la fe, sino para enardecer a los que no la tienen?… Es cierto que las primeras señales de los pueblos nacientes, no las saben discernir, ni las saben obedecer, sino las almas republicanas… Y esto hacemos aquí, y labramos aquí sin alarde, un porvenir en que quepamos todos…” (10 de Octubre de 1881, veinte años antes del nacimiento de la primera República)
De este cimiento, que debería ser inconmovible, podríamos sacar dos preguntas para el debate:
a.El camino de Martí es el de la inclusión y el de ir más allá de los partidos, no sin ellos, pero poniendo todos a la Patria primero. ¿Qué hacer para preparar un cambio en Cuba “sin exclusiones ni banderías”, de modo que podamos escoger una República nueva en la que “quepamos todos”? ¿qué hacer concretamente desde donde estemos?
b.¿Cómo usar bien la libertad que ustedes tienen para que sea responsable y para ayudar a la libertad de los que tenemos menos que ustedes?
2. El discernimiento de todos los caminos posibles
“¡Partidos afuera!”, fue la forma espontánea y abrupta, pero genial y muy oportuna, con que el eminente constituyentista Márquez Sterling exhortó a los diversos partidos de la Convención de 1940 a dejar sus diferencias y programas específicos para después y a poner en práctica el anterior pensamiento del Apóstol para lograr la más grande y mejor Constitución que Cuba haya tenido. Recalco que no estoy proponiendo dejar el pluripartidismo, una de las bases indispensables de la sociedad plural y democrática, se trata de prioridades. Yo me atrevo a modular aquella genial y urgente exhortación con una mejor comprensible, tengo la ventaja de no estar bajo aquella presión y de ser un ciudadano común que expresa una opinión: ¡Cuba primero, los partidos después! Fíjense que digo después, no fuera. A lo mejor cuando alguno de ustedes esté en la nueva Convención tenga que recurrir a la frase de Sterling.
Pues bien, siendo el primer paso la voluntad y los esfuerzos por no excluir y por no poner los intereses partidistas o de grupos por encima de los de la Patria, podríamos pasar al segundo paso de este proceso complejo: hacer entre todos el discernimiento de los caminos posibles.
Escuché decir a un sabio jesuita, el Padre M. Miyares, en unos Ejercicios Espirituales al estilo de San Ignacio algo que marcó toda mi vida y quiero compartirlo con todos: “Para elegir bien, es necesario conocer y estudiar todas las opciones” Y agregaba de su cosecha: “Aún las que consideremos desde nuestra perspectiva como las más disparatadas”. Y me atrevo a agregar: Es la oportunidad de la inclusión, el beneficio de la duda, los puntos de referencia, para saber en qué coordenadas de la escogencia estamos y la ponderación de por qué elegimos nuestra ubicación y no otras. Sin escuchar, conocer, y ponderar (que viene de sopesar, de valorar) las otras, difícilmente podremos ser incluyentes, disminuirá el poder de convocatoria y Cuba perderá una de las columnas de la democracia, quizá la menos conocida y practicada: la escucha respetuosa del diferente.
c. ¿Cómo abrir espacios para escuchar respetuosamente todas, todas, las propuestas, los caminos: las estrategias, las tácticas, los medios, los protagonistas?
d. ¿Cómo educar cívicamente para que el respeto sea “la marca de calidad de nuestra democracia” y no el trasnochado ataque a las personas?
3. Las opciones: de la diversidad a una ética de mínimos
Después de la inclusión, la escucha y el respeto de las diferencias. Tocaría escoger algunos caminos. No digo UN camino. EL camino es CUBA. Serían los caminos, trillos o avenidas, no importa el tamaño sino el ser, por donde avanzaríamos con la mayor inclusión, escucha y respeto posibles.
Esta es quizá la piedra de choque. Es lo que ha impedido la mayoría de edad de nuestros esfuerzos aquí y allá. Fue la obra de Martí. No crear un partido, que lo hizo, sino crear una República a la que no llegó: Como Moisés, cayó a las puertas, siete años antes, pero la soñó, la diseñó, la propuso, y la edificó con su pensamiento, que es lo que sabía hacer mejor, y sobre todo con su vida y su muerte.
Creo que un día la nueva Constituyente debería considerar la posibilidad de honrar la obra de Martí colocando, como sugirió para la bandera, una orla bajo el escudo nacional, centrada a ambos lados del haz de varas de nuestra unidad, su ética de mínimos, lo que llamó “la fórmula del amor triunfante: Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.” (Discurso en el Liceo Cubano. Tampa. 1891, noviembre 26. Tomo 4. P. 270)
Por tanto, no se trata de caer en esa gran trampa que ha entorpecido nuestro camino como cubanos, la trampa es quizá sugerida por los que menos quieren a Cuba, o por los que la desconocen en su entraña plural. La trampa es esta: Querer cambiar todo, uniendo en un solo grupo a todos, y todos al mismo tiempo. Esa es lo que la Prof. Adela Cortina llama una “ética maximalista” y la identifica como propia de los totalitarismos o fundamentalismos de izquierda o de derecha.
Sugiere, sin embargo, que para la reconstrucción de una sociedad civil plural, democrática y moderna, es preciso buscar consensos en una “ética de mínimos”. Por supuesto que no nos referimos a un mínimo de ética, como algunos creen, sino en un mínimo común denominador, éticamente aceptable, convocador de las mayorías, aceptable como un primer paso incluso por las minorías más exigentes, y que sea como el Norte que oriente los diversos caminos hacia el mismo destino: Cuba.
Sería, como dijimos en el segundo acápite, poner a “Cuba primero”. Pero esto no basta, es necesario escoger “hacia dónde queremos ir”. Casi todos queremos cambios. El problema es “hacia dónde queremos cambiar”. Algunos mayores recuerdan que cuando Cuba sufría de otra forma, en la segunda mitad del siglo XX, algunos cubanos expresaban su deseo de cambio de esta forma que después resultó fatal: No importa lo que venga después, el asunto es cambiar.”
De este desafío se pudieran deducir cuatro caminos hacia el mismo destino: el económico, el político, el social y el antropológico. Los he puesto en este orden para tratar de incluir la mayor cantidad de visiones. No son, por supuesto, prioridades. Esa es otra discusión. Creo que deberían ser las cuatro patas de la misma Mesa Cuba. Y todas las patas de una mesa deben ser construidas con igual empeño y dimensiones. Si no veremos de qué pata cojearemos.
e.¿Qué mínimos incluyentes, éticamente aceptables, escogeríamos para el futuro económico de Cuba?
f. ¿Qué mínimos incluyentes, éticamente aceptables, escogeríamos para el futuro político de Cuba?
g.¿Qué mínimos incluyentes, éticamente aceptables, escogeríamos para el futuro de la sociedad civil de Cuba?
h.¿Qué mínimos incluyentes, éticamente aceptables, escogeríamos para el futuro antropológico de Cuba?
Quizá estas preguntas pudieran servir para trabajar en equipos o para un futuro paso en este “Itinerario de pensamiento y acciones para el futuro de Cuba”. Su urgencia y necesidad son evidentes para muchos.
4. Abriendo rutas concretas y posibles: las estrategias, las tácticas, los medios, los protagonistas
Solo haciendo los anteriores pasos, sería sana y perdurable la apertura de rutas concretas y posibles, viables, éticamente aceptables, para la Cuba de hoy preparando el mañana. Los peldaños mencionados son, en mi opinión, estrictamente necesarios y anteriores a este. Ese quizá haya sido uno de nuestros fallos de método. Si no es posible llegar a este cuarto escalón pues bien sería servida la Patria con los tres anteriores.
Para mí, la frontera entre la ética de mínimos y las hojas de ruta se encuentra en este punto. No hay que temer a las fronteras para crecer y adelantar. El asunto es reconocerlas, aceptar que lo son, pasarlas lo más en regla posible, y ser honestos con el equipaje y el destino.
Creo que Cuba lo merece, y lo necesitamos urgentemente, la Nación, que somos los de la Isla, y los de la Diáspora: exilio-emigración, juntos como lo que somos.
Solo dos precisiones que quizá sean insignificantes por su tamaño, pero creo en la “fuerza de lo pequeño”:
-Ninguna estrategia, táctica, medio o protagonista debiera saltarse y mucho menos ir contra la propia esencia de los pasos anteriores: respeto, escucha, discernimiento y ética de mínimos.
-Todas las iniciativas que se ajusten a esos cuatro pasos debe ser tenidas en cuenta, no importa el tamaño de su impacto, el color de su ideología, ni las diferencias que sustente. La ética, los métodos pacíficos y el amor a Cuba deberían ser los únicos raseros para validar propuestas.
Las últimas preguntas, pero no las menos importantes:
i.¿Cuáles serían las cuatro o cinco estrategias comunes para alcanzar la ética de mínimos que hemos propuesto?
j.¿Cuáles serían las cuatro o cinco tácticas comunes para alcanzar la ética de mínimos que hemos propuesto?
k.¿Cuáles serían algunos de los medios y recursos para alcanzar la ética de mínimos que hemos propuesto?
l.¿Cuáles serían los protagonistas para alcanzar la ética de mínimos que hemos propuesto de forma que sea lo más incluyente posible?
Termino con otra frase de Martí: “Llegó la hora callada de juntar y de acometer; refrenemos nuestra impaciencia y unamos nuestros recursos; a un lado la impedimenta y al frente la vanguardia; la libertad nos ayude, -y adelante…” (Adelante, juntos. Patria. New York.1892, junio 11.Tomo 2.P.14)
Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955)
Ingeniero agrónomo.
Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004 , “Tolerancia Plus” 2007 y “A la perseverancia, 2011”.
Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en P. del Río
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