DE CICLONES Y VIVIENDAS

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

Hace unos días pasó por la parte más occidental de Pinar del Río, la tormenta tropical Idalia. Otra vez la zozobra, otra vez los daños en las ya muy precarias casas, construidas con materiales muy vulnerables.

El tema de la vivienda en Cuba es ya crónico, acumulado y perentorio.

En efecto, durante décadas el fondo habitacional no ha crecido en proporción con el crecimiento poblacional. Más bien ha sido inversamente proporcional. A medida que transcurre el tiempo, no se da el debido mantenimiento y se acumulan generaciones en las viejas y desvencijadas casas que son como mudos testigos de la desidia y la decadencia.

Tener una vivienda decorosa es un derecho inalienable de toda persona humana. Así lo proclama la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 25 que dice:

“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuadoque le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, incluyendo alimentación, vestido, vivienda, atención médica y los servicios sociales necesarios. El Estado tiene la responsabilidad de asegurar estos derechos.”

Destaco que el tema vivienda no es una dádiva del Estado, es su responsabilidad. En el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales firmado por Cuba, aunque no ratificado, afirma en su artículo 11:

  1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las condiciones de existencia.”

Aquí no solo se establece el derecho a la vivienda digna, sino a la mejora continua de las condiciones de vida.

Todos podemos constatar, en toda la geografía cubana, que ninguno de estos derechos humanos se respeta en Cuba, ni hay acceso a una vivienda digna y mucho menos que exista una mejora continua de las condiciones de vida. Al contrario, las condiciones de vida en Cuba se deterioran continuamente.

Año tras año las viviendas no reciben el necesario mantenimiento. No hay salario suficiente. No hay materiales de construcción. El cemento es escaso y se ha puesto a precios inaccesibles.

La causa de la situación miserable de la vivienda en general, no son solo ni principalmente los ciclones ni otros fenómenos ajenos a la voluntad del ser humano. Se trata de que a estas catástrofes naturales se suma la gravísima crisis económica que sufrimos en Cuba, se suma la inflación y lo insuficiente de los salarios. Suma el desinterés y la falta de voluntad política  porque nunca faltan recursos para construir enormes edificios para el turismo extranjero; mientras los cubanos sufrimos una existencia miserable.

Que la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, nos ayude para que cada cubano pueda gozar de una casa digna y una vida cotidiana con justicia y paz.

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología por la Universidad de La Habana.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

Scroll al inicio