Recientemente tuvo lugar la V Feria de Negocios, en Expocuba, en La Habana. Ha sido un espacio para promover ofertas y servicios, pero también las cifras publicadas sobre la Feria, evidencian la excesiva centralización de la economía cubana.
Según el diario Granma, de las 444 entidades participantes, 378 son empresas estatales y grupos empresariales, que también pertenecen al Estado. Esto representa el 85%. Solo 3 trabajadores por cuenta propia y10 cooperativas no agropecuarias, participaron en esa feria.
No necesitamos preguntarnos por qué la economía cubana no avanza. Las aperturas a las “formas de gestión no estatal”, es tan tímida que, a pesar de la eficiencia de esos negocios y la calidad de lo que ofertan, no logran una participación significativa en un evento como este.
No cabe la posibilidad de que la causa de tan poca presencia de los cuentapropistas en esa feria, sea el nivel de esfuerzo y los resultados obtenidos, porque de ser así, hubiera sido mucho menor la cantidad de empresas estatales que hubieran podido participar. Todos somos víctimas de la falta de eficiencia de las empresas estatales. Especialmente la economía cubana.
Es impensable que a una feria de negocios no estén invitados todos los cuentapropistas que pudieran costearse su participación y proponer un servicio o producto de calidad mínima. Cualquiera de los que vivimos en Cuba, al mirar a nuestro alrededor vemos mucha más calidad en los negocios privados que en los estatales.
De la participación en esta feria cualquier trabajador o empresario privado puede obtener nuevas relaciones con inversionistas, contratos, promoción, clientes, ideas…
Pero ese es un privilegio de las empresas estatales en Cuba. La “actualización del modelo económico” no es clara en cuanto a la igualdad entre las empresas estatales y las privadas pequeñas que están permitidas por la ley en Cuba. O sea, que además de contar con todas las facilidades en el sistema económico, tener acceso a todos los recursos, tener posibilidades de importar legalmente, las empresas estatales tienen también esa ventaja sobre los cuentapropistas: poder intercambiar y participar en eventos como este.
No estaremos en presencia de un cambio verdadero en el modelo económico cubano hasta que por lo menos, se igualen las oportunidades de las empresas estatales y las pequeñas empresas privadas. El resultado es predecible. Si ahora con muy pocas posibilidades, con muy limitado acceso a los recursos, los trabajadores por cuenta propia, han entrado en la competencia y han ganado muchas veces a las empresas estatales, en igualdad de oportunidades, el éxito de los negocios privados llevaría a la quiebra a muchas empresas estatales. Eso permitiría que solo formaran parte del juego económico, aquellas empresas que verdaderamente se lo merezcan.
Libertad y oportunidad para trabajar es lo que necesitamos para que la prosperidad comience a formar parte de nuestro ambiente.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.