El miedo al cambio siempre paraliza. Uno de esos miedos es la supuesta falta de proyectos y protagonistas para la transición y el futuro de Cuba. Con frecuencia, las autoridades y algunos observadores internacionales interesados en que nada cambie en Cuba, argumentan que los cambios hacen falta, pero el problema es que no hay proyectos viables ni actores serios que los protagonicen. Es una de las trampas que más entorpece el camino hacia la democracia.
Nadie sería tan irresponsable de abrir un proceso de transformaciones estructurales sin contar con proyectos, personas y grupos que protagonicen y encaucen, civilizadamente, esos cambios urgentes y necesarios.
Si así fuera, Cuba estaría destinada, para siempre, a vivir sometida a autoritarismos de todo signo. Sería presa de mafias políticas y subastas para empresarios corruptos. Cuba sería invivible e inviable. Así de grave es desconocer o sepultar bajo propagandas tramposas la existencia de proyectos y protagonistas. ¿Quiénes podrían estar interesados en este futuro para Cuba? ¿Para qué se desconocen, se desprestigian o se envían a las catacumbas a los mejores pensadores, a los más viables y moderados proyectos y a la parte más independiente de los actores sociales?
Actuando así, Cuba sería el único país del mundo que se condenara a sí mismo a vivir en la anomia social, en la vaciedad política y en la rapiña mercantil en manos de unos cuantos que sí tienen proyectos económicos y comerciales, viables y rentables.
Las tres trancas del bloqueo interno a la democracia y tres propuestas para el futuro
Tres factores fundamentales conforman esta trampa que bloquea por dentro el camino a los cambios estructurales.
1. Desconocer o excluir a actores sociales, políticos o ecónomicos, con muy diversas opciones, por no ser reconocidos o aceptados por el gobierno, es descabezar el proceso incluyente de transformaciones y dejar en manos de los que ostentan el poder, toda la responsabilidad y la actuación partidista de los cambios. Algunos que todavía piensan con categorías caudillistas o mesiánicas se quejan de que no sobresale “un” líder que sea “el iluminado”, “la voz” de la Nación, al que sigan todos. Esto no sería lo mejor para Cuba porque conduce directamente a nuevas formas de autoritarismos populistas. No hay democracia, ni camino a la democracia, sin los actores de la oposición política, sin los emprendedores de una diversificación económica en libre competencia y sin los protagonistas del amplio abanico de alternativas de una sociedad civil independiente. Decir que no existen, o dejarlos caer de la mesa donde se pujan las transformaciones, es amputar la Patria, excluir a una parte de sus hijos y desechar piezas para el rompecabezas nacional. No importa por donde comience a armarse, lo importante es que todas las piezas quepan en el proceso y estén sobre la mesa.
Ante la exclusión de los actores sociales proponemos: Los caminos hacia una democracia participativa y hacia un Estado de Derecho moderno son aquellos que favorecen espacios institucionales donde se encuentren los protagonistas en igualdad de oportunidades y medios para que, entre todos, y mediante el debate público y participativo, sirvan a la Nación como un cuerpo de liderazgo limitado y compartido, como una comunidad de actores elegidos y controlados por sus electores. Nadie por encima de la ley y las instituciones democráticas. Ganarán el apoyo de los electores, aquellos que sean más incluyentes y servidores de la Nación. Servidores que demuestren saber trabajar en equipo, ser respetuosos de otros protagonistas que son iguales en dignidad y oportunidades, y ser capaces de observar la alternancia en el poder. Servidores, no caudillos, es lo que Cuba necesita.
2. Desconocer o excluir a algunos, o a todos los proyectos y programas políticos, sociales, económicos, alternativos y pacíficos, es privar a la Patria de sus sueños y esperanzas. Es cerrar los caminos para un cambio civilizado, gradual y en paz como lo deseamos todos. Algunos que aún piensan en categorías totalitarias o excluyentes, se quejan de que no hay “un proyecto” que “una a todos”, que “represente a la Nación” y que sea su nueva utopía perfecta y terminada. Eso no es lo que otros cubanos y cubanas queremos, porque lleva directamente a nuevos autoritarismos y a nuevas exclusiones.
Ante la exclusión de los proyectos y programas sociales proponemos: Los caminos de la democracia incluyente y del Estado de Derecho moderno son necesariamente plurales, diversos, discrepantes. O no son democráticos. Pensar que la unidad es la uniformidad es, no solo un error político, sino una actitud éticamente inaceptable, tenga el color que tenga. No hay unidad nacional y democrática si no es unidad en la diversidad. Esa unidad en la diversidad solo se logra abriendo espacios públicos de propuestas, debates y toma de decisiones que convoquen e incluyan a todos los proyectos políticos, sociales y económicos que sean pacíficos, graduales y respeten la soberanía nacional y la soberanía de los ciudadanos. Obtendrán el apoyo mayoritario, aquellos programas o proyectos que sean más incluyentes y que propongan con mayor eficacia y realismo, no los privilegios partidistas, sino la búsqueda del bien común de la Nación.
3. Desconocer o excluir las fuentes de pensamiento para el presente y el futuro de Cuba, es cercenar el espíritu y la mística de la Nación. Es taponar su creatividad y la ideación de los itinerarios hacia la democracia. Silenciar a los pensadores pacíficos, sea cual fuere, su escuela filosófica, política, económica o religiosa, es marchitar el alma de la Nación. Algunos que piensan que debe existir una sola ideología para los cambios, o aquellos que no piensan “primero en pensar” por atender a la lucha cotidiana por la subsistencia, no notan que un vivero de pensamientos brota dentro de Cuba y en su Diáspora.
Ante la exclusión de las escuelas de pensamiento proponemos: El más amplio y diverso arcoíris de ideas se va articulando entre los pensadores de toda edad, de toda filiación política o sin ninguna de ellas en específico. No existe ningún país con una sola ideología. Convocarán a un mayor número de cubanos y cubanas aquellas escuelas de pensamiento que más amplitud de miras tengan, que más tolerantes y pacíficas sean, que más se sometan al escrutinio del diálogo y el debate públicos. Que sean más incluyentes.
Lo que Cuba necesita para construir, pieza a pieza, el camino hacia la democracia
Entonces, a los que paralizan, o intentan monopolizar para sus intereses, los procesos de cambios argumentando que no hay líder descollante ni proyecto viable, podríamos decirles que Cuba no necesita más de esto. Su historia, pasada y reciente, demuestra fehacientemente a dónde conducen estas dos aspiraciones mesiánicas y excluyentes.
Todo lo contrario, Cuba necesita creer y convencerse de que la democracia se hace bloque a bloque, paso a paso, con todas las piezas del rompecabezas nacional. “La democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los demás”- bromeaba, muy en serio, Winston Churchill. Esta puede ser una de las lecciones de política que más necesita Cuba para salir de su analfabetismo cívico. Jamás buscar proyectos perfectos, irreformables, para siempre. La democracia es el arte del tanteo, sin improvisaciones, ni oportunismos, ni pragmatismos sin ética. Y el tanteo significa no atarse ni atar a la Nación, a ningún proyecto político, económico o social, exclusivo. Y mucho menos, a uno que se considere el Reino de los Cielos aquí en esta tierra.
Lo que Cuba necesita es aprender a armar pacientemente el rompecabezas nacional sin tirar, descalificar, ni destruir, a ninguna de sus “piezas”, que no son tales, sino ciudadanos libres y responsables o grupos pacíficos y no sectarios. Ni considerar a protagonistas y proyectos como piezas de una maquinaria manipulada por un solo grupo o persona que, sin transparencia, cree que podrá conducir al pueblo-rebaño hacia un futuro que se cocina en el traspatio de la Nación.
Lo que Cuba necesita es crear pensamiento viable y plural, para ir concibiendo su propio futuro en coherencia y fidelidad a sus raíces históricas, su patrimonio cultural, su espiritualidad y su idiosincrasia.
Lo que Cuba tiene
Este no es el espacio para catalogar un elenco de actores sociales, de programas y de creadores de pensamiento. Sería un loable proyecto hacer este elenco lo más inclusivo posible sin ideologizaciones sectarias, pero mencionaremos solo algunos ejemplos, dentro de la Isla y en la Diáspora, para aquellos que no creen sin tocar la realidad:
Algunos creadores de pensamiento para el futuro de Cuba: Las universidades de Cuba y del extranjero donde enseñan y publican, estudiosos de Cuba en la Diáspora, como por ejemplo, la Universidad de Georgetown, Pittsburgh, Harvard, Princeton, Yale, Michigan, FIU, Miami Dade College, entre otras. Centros de estudio o de investigación de la Academia de Ciencias, la Academia de la Lengua, la Academia de Historia, el Colegio Universitario San Jerónimo de La Habana con sus conferencias magistrales, Diálogo Interamericano en Washington, Consenso Cubano, con más de 30 grupos de la Diáspora, el grupo de estudiantes universitarios de origen cubano Raíces de esperanza, y otros, que tratan temas científicos, sociales, literarios, sobre políticas regionales o sobre políticas económicas y sociales pertenecientes al Estado cubano o al exilio. Catedráticos, economistas, sociólogos, antropólogos, historiadores y otros especialistas que han dedicado parte, o toda su vida, a estudiar y proponer pensamiento para el futuro de Cuba desde distintas orillas geográficas y filosóficas.
Otros creadores de pensamiento son los diferentes espacios de estudio y reflexión patrocinados por las Iglesias y Asociaciones Fraternales: Semanas Sociales Católicas (1991-2011), Centro de Reflexión y Diálogo de Cárdenas, Centro Martin Luther King, Centro de Formación Cívica y Religiosa de Pinar del Río (1993-2007) con sus itinerarios de pensamiento educativo, económico y de la sociedad de la información; el Instituto Enrique Pérez Serantes de Santiago de Cuba, Instituto Janssen de Holguín, Centro de Estudios, de la Diócesis de Santa Clara, Aula Fray Bartolomé de Las Casas y Centro de los Padres Dominicos en La Habana, Centro Cultural Félix Varela en La Habana, Centro de Bioética Juan Pablo II, Seminario Evangélico de Matanzas, Alto Centro de Estudios Masónicos, Asociación Yorubá de Cuba, Escuelas de Verano para Educadores, Instituto María Reina en los Padres Jesuitas y otros centros de órdenes religiosas como las Escuelas Pías, los pasionistas, los salesianos, y varios más. Además, deben tenerse en cuenta, como viveros de pensamiento con mayor difusión y periodicidad, a todas las publicaciones oficiales o independientes que se dedican a crear propuestas y visión de futuro para Cuba: revistas católicas y de otras denominaciones y asociaciones, como por ejemplo, Vivarium, Palabra Nueva, Espacios, Bifronte, Espacio Laical, Vitral, Enfoques, Cocuyo, Amanecer, Iglesia en Marcha.
También debemos mencionar a las publicaciones y encuentros de carácter cívico como la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (ASCE), Instituto de Estudios Cubanos (IEC), Cuba Study Group, Latin American Studies Asociation (LASA), los estudios de la Corriente Socialista, Consenso, Instituto Cubano de Economistas Independientes, Centro de Estudios Sociales, y otros espacios y centros de estudios cubanos dentro de Cuba y en universidades y academias de Estados Unidos, América Latina, España, etc. Así como a las revistas socioculturales como Criterios, Temas, Caimán Barbudo, Catauro, La Gaceta de Cuba, Convivencia, Cauce, La Gaveta, Voces, Revista De Cuba, Renacer, Nueva Prensa Cubana, Miscelánea, Primavera de Cuba, Cuba Nuestra (del Círculo de Estudios Cubanos de Suecia), Arte Cubano, Herencia (de la Asociación Herencia Cultural Cubana), Encuentro de la Cultura Cubana, Revista Hispano Cubana, Diario de Cuba, entre otras. No todo en estas publicaciones es pensamiento para el futuro de Cuba, pero especialmente sus editoriales y ensayos lo son de forma muy apreciable. Algunas de ellas todavía salen y otras ya no, pero tienen en sus archivos un pensamiento ético, cívico, religioso y cultural nada desdeñable. Otra fuentes de pensamiento son los espacios de reflexión y producciones audiovisuales: Omni Zona Franca, Observatorio LGBT, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), Razones Ciudadanas, Estado de Sats, Observatorio Crítico, 1cubano+, algunos programas de la televisión cubana como Vale la pena, el espacio del economista Terrero en el Diario de la Mañana, entre otros.
Por supuesto que es una relación inacabada e insuficiente. Estos anteriores y todos los que los lectores conozcan, son testigos de que es falso que en Cuba no se esté produciendo pensamiento del bueno y viable para su porvenir. Es solo para mencionar algunos de los centros de debate, diálogo, creación de pensamiento, propuestas y alternativas para el futuro de Cuba, que trabajan desde una perspectiva respetuosa, no descalificadora y de visión amplia e incluyente, sin perder cada una su propio perfil y dinámica. Esta enumeración claramente incompleta, serviría también para recordarnos a otros que no han sido mencionados y que son ejemplos constatables de que en Cuba sí hay emisores de pensamiento enraizados en nuestras más auténticas fuentes patrimoniales. No importa su diversidad, divergencias o contradicciones. Podemos estar de acuerdo o no con algo de lo que se publica o se estudia en ellos. Eso es, a nuestro juicio, lo mejor y deseable. Es el franco y variopinto proceso, unas veces dialéctico y otras dialógico, en la búsqueda siempre inacabada de lo mejor para Cuba y su felicidad, que es y debe ser el denominador común. Todas estas fuentes y todo lo que han publicado y debatido han dejado un bagaje de pensamiento que todavía está disperso y no está articulado, pero que merece recopilarse y publicarse sin exclusiones.
Algunos proyectos y programas para el futuro de Cuba: El siglo XIX cubano vio nacer los proyectos fundacionales de la Nación. Medardo Vitier ha llamado a estos proyectos “agencias alteradoras que comunican densidad a una época”[1]. Por diferentes causas, entre las que se cuentan el caudillismo, el regionalismo y las frustraciones, estos proyectos no desembocaron rápidamente en la independencia del país. El mismo autor señala que esas ideas y proyectos fundacionales quedaron inconclusos como “gérmenes no desenvueltos en el siglo XIX”. A ellos hay que recurrir y recurre la inmensa mayoría de los proyectos que piensan para la Cuba de principios del siglo XXI.
Por ejemplo, uno de ellos, el Proyecto Varela, lleva el nombre del “primero que nos enseñó en pensar” y de aquel padre de la nacionalidad y la cultura cubanas que dedicó toda su vida a organizar proyectos para la independencia y la libertad de Cuba. El Proyecto Varela, iniciativa del Movimiento Cristiano Liberación, fue un logro del trabajo mancomunado de muchos en la sociedad civil, entre los que se destacó el movimiento “Todos unidos”. Obligó a una reacción del gobierno cubano para declarar irreversible este tipo de socialismo en el poder. Mucho antes, se había fundado, desde la década de los 70, la primera Comisión Cubana de Derechos Humanos, con el esencial y elemental programa de defender las libertades y derechos de todos los cubanos, hoy mantenido por todas sus sucesoras, entre ellas, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. Recordamos también el esfuerzo de Concilio Cubano, que fue un adelanto de lo que vendría después. Otros ejemplos son: las diferentes organizaciones de ayuda al preso y sus familiares, los Proyectos de Bibliotecas Independientes, el Club de Escritores Cubanos, Asociación de Jóvenes Escritores del Oriente, la Carta de los Intelectuales, Carta de los 74, el manifiesto La Patria es de Todos, y el grupo de los 75 prisioneros de conciencia que aunque diverso en su origen, devino símbolo de unidad y compromiso con la causa de Cuba. Dentro de los esfuerzos por concebir proyectos para Cuba estuvo también, la Asamblea para promover la Sociedad Civil.
Otros muchos proyectos demuestran que la sociedad civil cubana ha aprendido a dar sus primeros pasos de organización grupal encaminados a crear, a su tiempo, instituciones democráticas fuertes, eficaces y mutuamente controladas, que pongan coto a los nuevos caudillismos o sectarismos. Hay actualmente en Cuba proyectos y programas de inspiración liberal como las alianzas y partidos liberales; proyectos de inspiración demócrata-cristiana como “Todos Cubanos” y el proyecto “Heredia”; programas de inspiración socialdemócrata; proyectos y programas de inspiración socialista, como la Corriente Socialista Democrática Cubana, el Arco Progresista, el Proyecto “Nuevo País” y su Foro; proyectos de inspiración marxista como el Observatorio Crítico y otros; además del actual proyecto oficial que se plantea como una actualización del socialismo, etc.
Otros ejemplos de asociaciones que tienen sus proyectos y programas son: La Corriente Martiana, Comité de Ciudadanos Cubanos, El Partido Obrero Campesino, Movimiento Liberal Cubano, Partido Solidaridad Democrática, Partido 30 de noviembre, Alianza Democrática Oriental y la Alianza Democrática Pinareña, Movimiento Cubano Jóvenes por la Democracia, Fundación Cubana de Derechos Humanos, Partido Liberal de Cuba, Movimiento Jóvenes de Bayamo, Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC), Corriente Agramontista de Abogados, Movimiento por la Integración Racial, la Fundación Lawton Pro Derechos Humanos, la Asociación Jurídica de Cuba y un largo y variopinto etcétera. Están en toda Cuba y no solo en La Habana. Unos se presentan como proyectos típicamente partidistas, otros como movimientos sindicales o gremiales, algunos como movimientos sociales de nuevo tipo, otros como proyectos socioculturales, de comunicación social, de estudios económicos, de programas de género, de respeto a las preferencias sexuales o contra la discriminación o exclusiones de todo tipo. Las Damas de Blanco, el movimiento de blogueros, los periodistas independientes, la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, y cada una de las diversas agencias de prensa independientes en todo el país, no solo abren ventanas a la libertad de expresión y asociación, sino que hacen cada vez más transparente la vida de la Nación, el protagonismo de la sociedad civil y los aconteceres en todos los rincones del País. Este movimiento, cuyo programa es alcanzar una sociedad de la información y de las comunicaciones ciudadanas, es ya imparable y ha cambiado cualitativamente la transparencia informativa y asociativa de Cuba.
“En los procesos de la asociación humana el progreso lo marcan las diferenciaciones”
No podemos mencionarlos a todos, pero es necesario demostrar con ejemplos, que existen, y tienen cada vez más sus programas en proceso de concepción, afianzados o en marcha. Cada cual con su orientación ideológica y humanista, todos pacíficos, todos poniendo a Cuba primero. Algunos observadores argumentan como deficiencia que estas asociaciones son muchas, dispersas y pequeñas, y que son muy diferenciadas entre sí. Esto no puede ser considerado una discapacidad cuando se está al inicio de una nueva proyección hacia una sociedad plural, incluyente y democrática. Esta frase de Medardo Vitier en una de las obras que todo cubano debería conocer y estudiar, describe aquel momento fundacional con una vigencia actual de estupor y urgencia:
“Los cubanos prominentes que a principios del siglo XIX proyectaban reformas políticas en la colonia, se fundaban para ello, en cierto grado de madurez que iba alcanzando la colectividad. El mero agregado humano cobraba fisonomía de nacionalidad, aunque incipiente todavía. Declarado o no por ellos, ese era el hecho sociológico. En los procesos de la asociación humana el progreso lo marcan las diferenciaciones. Estas se originan lentamente, en lo demográfico, en lo económico, en lo intelectual… y en determinado período (más bien que un momento), existe un sentido de comunidad apta para regirse, o al menos para tener una participación en el gobierno de la cosa pública. Cuba, la mera colonia ultramarina, empezaba a percibir su propia identidad. Lo homogéneo y amorfo tornábase heterogéneo… Claro, que la nación ideal, la que definen a veces los tratadistas, no se da exacta en la historia… La simiente quedaba en el surco. La estructura de la sociedad colonial diferenciaba más cada vez sus tejidos. La necesidad de reformas aumentaba.”[2]
Podemos afirmar que lo que ocurría en la transición de la colonia a la república, en el siglo XIX, se parece mucho a lo que está ocurriendo hoy en Cuba. La diferenciación de los tejidos de la sociedad civil es un signo de progreso y refuerza la necesidad de las reformas.
Algunos protagonistas para el presente y el futuro de Cuba
Ninguna de estas escuelas de pensamiento, y de los proyectos y programas sociales, económicos, políticos, culturales, religiosos, cívicos, pudieran existir y crecer, crear, reflexionar y proponer, si no tuvieran en su seno, y encabezando sus estructuras diversas, un creciente número de líderes, actores, animadores, protagonistas todos, de la Cuba que se gesta en urgente necesidad de cambios pacíficos.
Este no es tampoco el lugar para hacer una relación de personas de ambos sexos, jóvenes y adultas, históricos y emergentes, políticos y activistas cívicos, blogueros y periodistas independientes, académicos y editores de revistas religiosas o socioculturales, juristas y campesinos, artistas y escritores, grafiteros y músicos, defensores de derechos humanos y de la igualdad de género y de preferencias sexuales. Todos ellos son parte de los actuales protagonistas del futuro de Cuba y no pueden ser ni ignorados, ni descalificados, sin un importante perjuicio al alma de la Nación, porque sus obras y proyectos hablan por ellos. Y existen y crecen en unas condiciones que no se pueden ni siquiera comparar con sociedades democráticas. Cuba no es un país normal debido a la asimétrica e invertida relación entre gobierno y ciudadanos.
Para saber nombres de personas muy conocidas dentro y fuera de Cuba y de otras poco conocidas, pero igual de trabajadoras y sacrificadas, se pueden consultar dos investigaciones que relacionan nombres y proyectos. Estos son: “Organizaciones de la Sociedad Civil Cubana no Reconocidas Legalmente. Alberto F. Álvarez García, patrocinado por la Fundación Canadiense para las Américas (FOCAL), 2004 y “Quién es Quién en la Política Cubana”, 2005, coordinada por J. A. Aleaga Pesant.
Estos y otros muchos protagonistas no citados por estas investigaciones, y menos reconocidos todavía, son hoy y pudieran ser mañana, en medio del “sopor del espíritu…”, considerados como “nuestros guiadores” que “interrumpían el monótono disfrute y hacían señales en la noche.”[3]
Algunos consideran, como Márquez Sterling, que Cuba es “un pueblo que siempre ha padecido de una obsesión mesiánica.” [4] Esto no puede conducirnos a satanizar, desprestigiar o desconocer el papel de los líderes como actores sociales. Solo es necesario discernir con mucho cuidado, según sus obras, sus formas de liderar y su capacidad para trabajar en equipo, si son líderes autoritarios o demócratas y así, tratar de promover la educación cívica de los primeros y darle el apoyo ciudadano a estos últimos.
Martí, que es uno de esos paradigmas de líder incluyente y demócrata, que logró la más amplia y plural convocatoria en nuestra historia, incluyendo a los mismos “españoles buenos”, nos invita hoy vehementemente:
“Con el dolor de toda la Patria padecemos, y para el bien de toda la Patria edificamos, y no queremos revolución de exclusiones ni de banderías… ni nos ofuscamos ni nos acobardamos. Ni compelemos ni excluimos. ¿Qué es la mayor libertad, sino para emplearla en bien de los que tienen menos libertad que nosotros? ¿Para qué es la fe, sino para enardecer a los que no la tienen?… Es cierto que las primeras señales de los pueblos nacientes, no las saben discernir, ni la saben obedecer, sino las almas republicanas… Y esto hacemos aquí, y labramos aquí sin alarde, un porvenir en que quepamos todos.”[5]
A 110 años del nacimiento de aquella primera República de Cuba, el 20 de mayo de 1902, aún estamos en medio de esa labranza incluyente e inclusiva en que quepamos todos. Aún es necesaria la primigenia libertad de las minorías guiadoras para emplearla en la liberación de todos. Aún es necesaria la fe, no como poder o alienante escapismo de la realidad, sino para enardecer, animar, la fe en Cuba, de todos los cubanos sin exclusión ni banderías.
Que en esta obra martiana, ayudemos a discernir, a reconocer y a respetar, como almas republicanas, la existencia y crecimiento de escuelas de pensamiento, proyectos y protagonistas para el presente y el futuro de Cuba.
Viendo la dispersión de este pensamiento para Cuba, así como de proyectos y protagonistas, y la necesidad de ponerlos en común al alcance de todos, proponemos crear un sitio web llamado “Para el Futuro de Cuba” que conste de tres portales: Pensamiento para el futuro de Cuba, Proyectos y programas para el futuro de Cuba y Protagonistas para el futuro de Cuba. Este sitio abierto y plural, de libre concurrencia, sería un espacio sin más criterios de admisión que los dos que marcan la identidad del futuro de Cuba: que los pensamientos, proyectos y protagonistas sean pacíficos, y que no ataquen ni ofendan a otros. Todos podrían enviar a este sitio sus pensamientos, programas, proyectos y protagonistas con el único objetivo de que los estudiosos y personas interesadas en Cuba puedan encontrar, en pacífica convivencia, la mayor información, para tener un análisis lo más accesible, objetivo y plural posible sobre la realidad cubana, dentro y fuera de la Isla.
Nota
Artículo de Dagoberto Valdés, publicado en “Desde la Isla”, del Cuba Study Group, convertido en editorial de este número, después de revisado y aprobado por el Consejo de Redacción, debido a que también expresa el pensamiento de Convivencia.
Consejo de Redacción
Pinar del Río, 20 de mayo de 2012
110 Aniversario del nacimiento de la República de Cuba
[1]Vitier, Medardo. “Las Ideas y la Filosofía en Cuba”. Editorial Ciencias Sociales. La Habana 1970 p. 302-304.
[2]Vitier, Medardo. “Las ideas en Cuba”. Editorial Trópico, 1938. p 112-115.
[3]Vitier, Medardo. “Las Ideas y la Filosofía en Cuba”. Editorial Ciencias Sociales. La Habana 1970 p. p.307
[4] Márquez Sterling, Manuel. “¿Qué hubiera pasado si Martí no hubiera muerto en Dos Ríos?
[5]Martí, José. Discurso del 10 de octubre de 1881.