La economía cubana se encuentra empantanada en una de las crisis económicas más profundas de su historia, lastrada por una fuerte crisis de liquidez, disminución de sus exportaciones, un déficit de inversiones cada vez más crónico, una empresa estatal socialista cada vez más corrupta e ineficiente, incumplimientos de pago de deuda externa y pago a proveedores de productos y materias primas, una fuerte desaceleración de la llegada de turistas con una probable tendencia la declive, unas fuerzas productivas prisioneras de la centralización estatal, una zafra azucarera con un nivel de producción similar o inferior al de hace más de 110 años, una dualidad monetaria que distorsiona todos los procesos de producción y de control contable, un sector privado cercado por las altos impuestos y las restricciones para su expansión y desarrollo. Aún más preocupante es una fallida visión política y estratégica en la evaluación de la realidad actual de la economía y de los factores internos y externos que influyen en su desarrollo, así como la ausencia de un plan estratégico coherente y realista para salir de la crisis y enrumbar el país hacia el progreso y el desarrollo. En resumen, el período 2018-2019 ha sido una carrera meteórica hacia las puertas del período especial.
El gobierno no ha resuelto los nudos gordianos de la economía interna
Cuando el nuevo mandatario cubano sustituyó a Raúl Castro en el sillón presidencial su gestión tenía el reto de enfrentar el dilema de resolver los nudos gordianos que más afectan a la economía interna del país: la dualidad monetaria, la improductividad de la empresa estatal socialista, y el descontrol y la corrupción que existe en la economía cubana.
Dualidad monetaria
La dualidad monetaria y cambiaria fue concebida, desde sus inicios en los 90s, como un proceso transitorio. Sin embargo, se ha extendido mucho más allá en el tiempo y ha creado dificultades económicas, sociales y políticas,siendo este uno de los problemas con mayor prioridad a resolver por parte de Díaz-Canel, aunque no se vislumbra todavía cuándo comenzará el proceso de eliminación de la doble moneda. El problema de la dualidad monetaria ha generado un aumento de la inflación, a una distorsión de los precios, a la aparición de varias tasas de cambio y a una dolarización de la economía a partir del crecimiento del mercado informal y la fuga de capitales al exterior.
En los últimos años se ha evidenciado que no existe una correspondencia uniforme y necesaria entre el peso convertible (CUC) y su respaldo en dólares estadounidense y otras divisas, debido principalmente a una emisión superior de CUC que su respaldo en dólares. Ello ha motivado un proceso inflacionario en CUC y su correspondiente depreciación, de lo cual es reflejo el incremento de los precios en las tiendas en divisas y, a la vez, en los mercados de libre oferta y demanda en pesos cubanos. Esto ha llevado al Banco Central a generar otra figura financiera, la carta de liquidez (CL), que es el instrumento que garantiza que las empresas cuentan dinero real (al margen del dinero contable) para realizar sus operaciones de comercio exterior, para pagar sus deudas con proveedores extranjeros y para que una empresa extrajera pueda repatriar a su país de origen las ganancias obtenidas en el mercado interno cubano.
Otros de los problemas que genera la dualidad monetaria es la multiplicidad de tasas de cambio existentes en el país, lo cual distorsiona el valor real de la moneda. Por ejemplo, en el sector empresarial podemos citar algunos ejemplos: (a) en la compraventa de alimentos entre los campesinos y los hoteles, 1 CUC es igual a 11 pesos ordinarios cubanos (CUP); (b) en el pago a los trabajadores de la ZED Mariel, 1USD equivale a 10 CUP; y (c) en el pago a los trabajadores contratados por empresas extranjeras, 1 USD equivale a 2 CUP. Para la población en general y los turistas, las casas de cambio de moneda gubernamentales (CADECA) establecen un cambio de 1 CUC por 24 CUP. Ver figura 1.
Figura 1. Tasas de cambio que existen actualmente para el sector empresarial y para la población
Fuente: Habana Consulting Group.
La dualidad monetaria ha dado surgimiento a un proceso de dolarización de la economía totalmente espontáneo, resultado del desarrollo de un mercado informal que hoy mueve alrededor de 3,000 millones de dólares de mercancías y bienes que los cubanos compran en el exterior para posteriormente comercializarlos en la isla en los canales informales.
Esta realidad ha generado una vía expedita para la fuga de capital, pues el gobierno ha sido incapaz de crear las condiciones de mercado para capturar estas divisas que hoy salen del país. Por lo que en la calle existe un mercado cambiario más dinámico que el propio canal creado por el estado a través de las casas de cambio CADECA o de los propios bancos, los cuales han fijado la tasa de cambio del dólar a .87 CUC, mientras que en el mercado informal la tasa de cambio oscila entre 0,95 CUC y 1.00 CUC, por lo que resulta más atractivo. Es por ello, que a este mercado informal es a donde van a parar una buena parte de las remesas que llegan al país, más las divisas que dejan los turistas extranjeros en la red de negocios del sector privado en la isla y las que se desvían del sector estatal producto del descontrol y la corrupción.
A pesar de que las autoridades cubanas reconocen lo que significa el problema de la dualidad monetaria este sigue latente, en una especie de limbo que no se atreven a resolver. El gobierno ha permanecido pasivo a pesar de la urgencia de eliminar la doble moneda. El ministro de economía no ha dado un paso en esa dirección y se ha estancado en la formulación de incumplibles mega planes económicos hasta el 2030.
La corrupción y el descontrol en la empresa estatal socialista
La Contraloría General de Cuba publicó los resultados de una auditoría que ha puesto la economía patas arriba. Este ejercicio ha estimado que el descontrol en las cuentas, los incumplimientos de pagos y la corrupción ocasionaron daños por valor de unos 2,000 millones de pesos a 369 empresas públicas en el 2018.
Según el informe, el 68% de los daños económicos fueron provocados por la cadena de impagos de empresas estatales, con una cifra ascendente a más de 1,579 millones de pesos en Moneda Total (MT). El término “Moneda Total” alude a la dualidad monetaria en circulación oficial en Cuba: el peso cubano ordinario (CUP, 25 CUP = 1 USD) y el peso convertible (CUC) con las que operan las empresas y realiza la población sus transacciones comerciales.
Así, el informe reveló que en 29 empresas se encontraron 43 presuntos hechos delictivos y 12 presuntos hechos de corrupción que dejaron pérdidas de 1,537,505 millones en MT.
La Contraloría General de Cuba, organismo creado en el 2009, llevó a cabo la XIII comprobación entre el 1 de noviembre y el 12 de diciembre para fiscalizar el funcionamiento de empresas estatales de sectores como agricultura, turismo, construcción, comunicaciones y comercio, y el manejo de recursos materiales y financieros.
Por los hechos delictivos han sido declaradas responsables 1,427 personas, y de ellas a 1,425 se les han aplicado medidas disciplinarias. Igualmente han sido penalizadas 98 entidades con un recorte del 50% del combustible por las violaciones detectadas. De acuerdo con las conclusiones de la Contraloría, el 51% de las entidades evaluadas obtuvo una calificación negativa.
El informe reveló que los mayores problemas se relacionan con la falta de registros primarios y de documentos oficiales que amparan los actos administrativos, vulnerabilidades de los sistemas automatizados, tratamientos contables incorrectos a los inventarios y atrasos considerables en la contabilidad, lo que limita y restringe la posibilidad de determinar faltantes y sobrantes en el conteo físico de las mercancías.
Esta realidad refleja algunos de los problemas medulares que tiene la economía interna en el país y que constituye uno de los grandes retos heredados.
La industria azucarera colapsada
La producción de azúcar en Cuba obtenida en el 2018 fue de apenas 1.1 millones de toneladas métricas, un 16.3% menos que la producción alcanzada en 1905, o sea 113 años antes. Ver Figura 2. Dicho resultado pone al descubierto una industria totalmente colapsada. La zafra del 2019 así lo corrobora. Los responsables por la industria azucarera no han podido cumplir con el plan de molienda planificado debido a varios factores: ineficiencia en la producción, roturas e interrupciones en la industria asociadas a los turbogeneradores y las calderas, déficit en el suministro de piezas de repuesto y neumáticos, y el castigo de la lluvia en algunas regiones del país.
Figura 2. Serie histórica de la producción de azúcar (TM), 1905-2018.
Fuente: Havana Consulting Group a partir de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
La Figura 2 nos muestra claramente la profunda debacle en la que se ha sumido la industria azucarera cubana en los últimos 28 años, desde que desaparecieron los mercados de la URSS y el campo socialista de Europa del Este.
Es importante recordar que en 1958 el país tenía en activo 161 centrales azucareros funcionando a toda máquina. La industria azucarera tenía una fuerte presencia de inversión extranjera, sobre todo norteamericana. Del total de centrales azucareros en activo, 36 pertenecían a empresas norteamericanas, 121 estaban en manos de empresarios privados cubanos, 3 eran de españoles y uno era de propietarios franceses. Ver Figura 3.
Figura 3. Centrales azucareros en activo, 1958.
En el período 1905-1958, todos los centrales azucareros estaban en manos del sector privado. Existía una industria organizada en todas sus esferas -cultivo, producción, logística y comercio- que satisfacía tanto la demanda interna como las exportaciones. La industria azucarera era la principal industria del país, generando la mayoría de los ingresos del país, así como cientos de miles de empleos.
A partir de 1959 todo cambió: la industria azucarera fue intervenida y todos los centrales azucareros nacionalizados. Los antiguos propietarios de los centrales azucareros, tanto extranjeros como nativos, no fueron indemnizados y todas las propiedades pasaron a manos el Estado. A partir de entonces comenzó el largo camino de la destrucción de la industria azucarera cubana hasta nuestros días, pasando por varias etapas bajo una economía totalmente centralizada.
En la actualidad la industria azucarera cubana solo tiene en activo 54 centrales azucareros; la mayoría de ellos son muy ineficientes, con tecnología obsoleta, con serios problemas de mantenimiento, y con problemas de maquinarias, insumos, falta de piezas de repuesto y lo más importante: ausencia de capital financiero para poder resolver todos estos problemas.
Actualmente la inversión extranjera en esta industria es prácticamente nula, a diferencia antes de 1959 cuando la presencia del capital extranjero era muy fuerte, al igual que la del sector privado cubano. Era una industria totalmente descentralizada. En los 53 años del período 1905-1958, el ritmo de producción fue ascendente como se puede constatar en la Figura 2. Sin embargo, bajo el esquema de economía centralizada por el Estado, la historia acumulada por 60 años muestra un ritmo de producción decreciente, el cual comenzó su declive a partir de la década de los 90 cuando Cuba perdió los mercados de exportación y los subsidios y el financiamiento con la caída de la URSS y el campo socialista de Europa del Este.
El colapso de la industria azucarera cubana en los últimos 25 años ha sido chocante. En la segunda mitad de la década de 1980, Cuba produjo en promedio más de 7.5 millones de toneladas de azúcar por año, cosechando cerca de 71 millones de toneladas de caña de azúcar que fueron procesadas en un complejo industrial de 156 centrales azucareros. Durante el período 2011-2015, la producción de azúcar promedió 1.6 millones de toneladas por año, con las cosechas de caña de azúcar promediando 15.2 millones de toneladas, y alrededor de 56 ingenios azucareros en operación. La producción de azúcar en el período quinquenal más reciente fue menos de una quinta parte (18%) de los volúmenes de producción en la segunda mitad de los años ochenta.
La flamante otrora primera industria del país se ha convertido en la gran Cenicienta de la economía cubana. La zafra del 2018 ha sido la de peor resultados en 60 años de economía centralizada; la del 2019 sigue por el mismo camino.
Aumenta la emigración
Otro hecho que muestra la crisis que hay en el país es la explosión migratoria, especialmente en los últimos meses, en los que miles de cubanos se han lanzado a emprender un largo camino a través de Centroamérica y México para llegar a los EE.UU.
Según un reporte del Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, unos 6,289 cubanos se habían presentado sin documentos en diferentes puertos de entrada en la frontera entre México y Estados Unidos en los primeros cinco meses del año fiscal 2019. A ese ritmo la cifra en el 2019 pudiera duplicar la cifra del 2018.
A esto habría que sumarle los más de 2,400 cubanos que hay varados ahora mismo en Ciudad Juárez en la frontera entre los EE.UU. y México, tratando de obtener un salvoconducto de las autoridades mexicanas para seguir su viaje a los EE.UU. Muchos de estos cubanos vendieron sus vehículos, negocios u hogares en la isla para financiar el difícil viaje a los EE.UU., corriendo todo tipo de riesgos en un largo periplo que para muchos comienza en Suramérica y pretende terminar en la frontera entre México y EE. UU.
Paralelamente ha crecido el número de personas que se lanzan al mar para llegar a la Florida, aun sabiendo que corren el riesgo de ser deportados. En los últimos meses decenas de balseros cubanos han sido interceptados en alta mar y devueltos a la isla.
Exportación de servicios médicos en declive
Los ingresos por concepto de exportación de servicios médicos han disminuido considerablemente. Los dos mercados, Venezuela y Brasil, con la mayor presencia médica que aportaban el grueso de los ingresos han tenido serias dificultades. En Venezuela la cifra de personal médico y paramédico cubano ha bajado de 45,000 a 21,000. Además, el gobierno venezolano no ha podido cumplir con los pagos de este servicio debido a la agudización de la crisis económica política y social que tiene el país y a la reducción drástica que ha tenido la producción y exportación de petróleo (en el 2011 Venezuela producía 3.2 millones de barriles por día, bpd, mientras que en abril del 2019 solo producía un poco más de 800,000 bpd), lo cual ha hecho colapsar la economía venezolana.
Como es conocido, Cuba retiró a su personal médico de Brasil (a finales del 2018 más de 8,000 médicos), como consecuencia de las exigencias del presidente de Brasil Jair Bolsonaro, de que los médicos tuvieran que hacer un examen de reválida, ser pagados sus salarios de forma íntegra y el gobierno cubano autorizara a los familiares de los médicos pudieran viajar a Brasil y permanecer junto a ellos el tiempo que durase la misión. Cuba no aceptó estas condiciones y el contrato que enmarcaba la presencia de médicos cubanos fue suspendido. Como consecuencia de la suspensión del contrato Cuba ha dejado de ingresar unos 330 millones de dólares anuales.
A esto habría que sumar el impacto de la recién salida de los médicos cubanos de El Salvador, tras el inicio de una investigación de la Fiscalía de ese país porque estos estaban ejerciendo la profesión sin los permisos requeridos.
Las estadísticas cubanas referidas a la exportación de servicios no son transparentes, pues no desglosa que servicios realmente comprende el concepto de “exportación de servicios”. En el 2017 la ONEI reportó que el país había exportado servicios por valor de 11,379 millones de dólares. Obviamente esta cifra no corresponde única y exclusivamente a la exportación de servicios médicos.
Para que el personal médico cubano que está en el exterior pudiera generar 11,000 millones de USD al año, tendrían que ganar por igual tanto enfermeras como médicos, técnicos de rayos x, laboratoristas y demás personal paramédico un promedio de 220,000 USD anuales. Ni siquiera en los EE.UU. ganarían esa cantidad de dinero, mucho menos en los países tercermundistas donde está ubicado ese personal.
Supongamos que hubiere 50,000 profesionales cubanos de salud trabajando en el exterior, una cifra que fue reportada en el 2015 por la prensa oficial cubana. Digamos que, de esos 50,000 profesionales de la salud, alrededor de 25,000 fuere médicos y los otros 25,000 fueren personal paramédico. Por investigaciones que ha realizado HCG y por entrevistas realizadas a decenas de doctores que han trabajado en diferentes misiones médicas hemos podido constatar que el salario promedio de los médicos cubanos contratados en el exterior es de aproximadamente 4,500 USD mensuales y el del personal paramédico unos 3,500 USD mensuales. Con esas cifras el volumen anual de ingresos por concepto de exportación de servicios médicos sería de 2,400 millones de dólares (Ver Figura 4), lo cual constituye el 21.8% del total de 11,000 millones de dólares reportados por la exportación de servicios. ¿A que corresponde los 8,600 millones de dólares restantes del total de 11,000 millones reportados? Es algo sobre lo que hay que investigar y meditar.
Figura 4. Cálculo de los ingresos potenciales por concepto de exportación de servicios médicos, 2018.
Fuente: Havana Consulting Group a partir de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Con la salida de los médicos cubanos de Brasil, y la retirada de casi el 50% del personal médico y paramédico de Venezuela, los ingresos por concepto de exportación de servicios médicos se estiman en estos momentos en unos 1,200 millones de dólares.
Turismo en declive
Los resultados alcanzados por la industria turística cubana en el 2018 en cuanto a llegada de visitantes reflejaron un ligero crecimiento de 0.9% con respecto al 2017. Este débil crecimiento sugiere que la industria ha comenzado un descenso de su crecimiento con respecto a los últimos tres años.
Diversos elementos han influenciado en este preocupante resultado, que desde ya enciende una luz de alarma en la industria turística de la isla, al mismo tiempo que envía una fuerte señal de aviso de que las cosas pueden empeorar la actual situación de la alicaída economía cubana, inmersa en una profunda crisis de liquidez agravada por la pérdida acelerada del subsidio venezolano, la baja de las exportaciones en varios sectores de la economía, las trabas que se han impuesto al sector privado para impedir su expansión y desarrollo, y la fallida estrategia de mantener y apostar por la centralización de la economía.
Varios factores específicos han influido en el pobre resultado turístico desde la crisis desatada por los ataques sónicos a diplomáticos norteamericanos y canadienses en La Habana, hasta el impacto de fenómenos atmosféricos (huracanes) que afectaron la infraestructura turística, problemas estructurales de la propia industria, la calidad de los servicios, el deterioro y la falta de mantenimiento de las instalaciones hoteleras, el trato de los trabajadores del sector a los turistas, problemas con la elaboración de los alimentos, etc.
A pesar de estas dificultades, más las recientes sanciones impuestas por el gobierno de EE.UU. que afectan al turismo de los EE.UU., el gobierno cubano ha anunciado un pronóstico de crecimiento del arribo de turistas al país de más de un 8% para el 2019, lo cual no se corresponde con la realidad del mercado actual ni con la baja que han tenido los principales mercados emisores de turistas a Cuba en los últimos dos años, los cuales han pasado de desaceleración del crecimiento al declive, como son los casos de Canadá, Francia, Alemania, Inglaterra, Italia y España. Ver Figura 5.
Figure 5. Arrival of tourists to Cuba from main issuing markets, 2012-2018.
Source: Havana Consulting Group a partir de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Deterioro de las relaciones diplomáticas con EE.UU.
Otros de los problemas que ha enfrentado la actual administración cubana ha sido el deterioro de las relaciones con EE.UU. desde que se desencadenaran los ataques sónicos a diplomáticos estadounidenses en La Habana. La crisis ha ido escalando mes a mes con el anuncio escalonado de sanciones por parte de la Administración Trump dirigidos a cortar los ingresos de las entidades empresariales cubanas que operan bajo la estructura de las fuerzas armadas y el aparato de inteligencia. El punto clímax de las sanciones ha sido la puesta en vigor del Título III de la Ley Helms-Burton, lo cual ya ha comenzado a generar lo que se espera sea una avalancha de reclamaciones.
En los primeros días que la ley ha estado en vigor ya se han presentado varias demandas, entre ellas la compañía Carnival, la cual fue solicitada por Javier García Bengochea y Michael Behn por el usufructo de los puertos de Santiago de Cuba y La Habana respectivamente. Otra de las demandas ha sido la interpuesta por la compañía Exxon Mobil a las compañías CUPET y CIMEX, ambas pertenecientes al gobierno cubano.
La administración Trump abrió esta ventana cuando activó el pasado 17 de abril el Título III de la Ley Helms-Burton, de 1996, sistemáticamente suspendido desde entonces por los gobernantes estadounidenses para evitar fricciones con sus aliados con intereses económicos en la Isla.
La medida fue puesta en vigor en respuesta a la intromisión, influencia y control que el gobierno cubano ejerce sobre el gobierno y las fuerzas armadas de Venezuela y que ha impedido una transición pacífica en el país sudamericano hacia una democracia. El Título III de la Ley Helms-Burton había sido suspendido sistemáticamente desde 1996 por los gobernantes estadounidenses cada seis meses para evitar fricciones con sus aliados con intereses económicos en la Isla. Su activación ha abierto una verdadera caja de Pandora.
Las demandas que se interpongan a partir de ahora no serán el único obstáculo que tendrá el gobierno cubano para atraer inversiones. El efecto de contención que genera la ley para realizar inversiones en la isla es demoledor para las aspiraciones y el esfuerzo del gobierno cubano en atraer las inversiones. A partir de ahora será muy complicado hacer inversiones en la isla -el riesgo ha aumentado a niveles nunca vistos. Los interesados tendrán que valorar con extrema cautela su aventura de invertir en la isla.
Sin duda, este es uno de los golpes más duros que ha recibido el gobierno cubano en sus 60 años de totalitarismo. En medio de la pérdida del subsidio venezolano y la crisis de liquidez que padece la isla, todo indica que la isla va camino hacia un adverso escenario de “tormenta perfecta”.
Aislamiento en América Latina
La situación en Venezuela ha conducido a la mayoría de los países de la región a desconocer el nuevo mandato de Nicolás Maduro, comenzado en enero de 2019, y a reconocer como presidente interino a Juan Guaidó. Salvo México, el resto de los países más fuertes de la región han dado su apoyo al jefe del parlamento venezolano.
Este distanciamiento de los países de la región con el Gobierno de Caracas supone un cuestionamiento del respaldo incondicional que La Habana le está dando a Maduro. El desencuentro respecto a Venezuela marca en la actualidad cierto aislamiento del régimen cubano en América Latina, que se debe principalmente a la pérdida del poder por parte de la izquierda en varios países de la región: Argentina, Chile, Brasil, Colombia y Perú.
También se explica por casos como el de Ecuador, donde el Gobierno de izquierda de Lenín Moreno ha tomado distancia con los países que abogaban el Socialismo del Siglo XXI y con La Habana. También así es el caso de Colombia, donde la llegada a la presidencia de Iván Duque ha marcado una ruptura con la sintonía que su antecesor, Juan Manuel Santos, mostrara con La Habana, sobre todo apuntalada por el tema de la negociación de los acuerdos de paz.
Este giro en el contexto político continental se ha hecho notorio en el último año con el abandono de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) por parte de Colombia y de Ecuador, y con la suspensión indefinida de su participación en la Organización por parte de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú.
UNASUR fue creada en 2008, en pleno auge de los gobiernos de izquierda en la región, con el objetivo de lograr una mayor integración regional y de contener la influencia estadounidense en el continente.
El giro sudamericano hacia la derecha está consumado. UNASUR, la organización multilateral patrocinada por el venezolano Hugo Chávez ha muerto. En su lugar ha nacido el Foro para el Progreso de América del Sur o PROSUR, un nuevo bloque regional a tono con los nuevos tiempos políticos. Los gobiernos de izquierda que dominaron la década pasada hasta bien entrada la actual han sido reemplazados, poco a poco, por otros de perfil más moderado y conservador.
Estos cambios confirman el declive del Foro de San Pablo (FSP). Creado en 1990, bajo los auspicios del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, el FSP sería durante poco más de dos décadas una plataforma de confluencia de gran parte de la izquierda latinoamericana.
La creación del FSP, después del agotamiento de los movimientos guerrilleros, sentó las bases de una nueva izquierda continental que se caracterizaría por sus fuertes vínculos con los movimientos sociales y su plena inserción en los engranajes de la democracia liberal.
El reflujo de la izquierda en la América Latina deja al Gobierno cubano con solo tres aliados incondicionales en la región: Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Mientras tanto, los Gobiernos de México y de Uruguay mantienen una distancia prudente con La Habana.
CONCLUSIONES
La gestión económica cubana ha sido pésima. El país se encuentra ya en los inicios de un nuevo Período Especial. El fin del deshielo a raíz de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el desencadenamiento de la crisis de los ataques sónicos y la apuesta fallida del gobierno cubano por sostener a Nicolás Maduro denotan la falta de visión estratégica de la élite cubana y la ausencia de un plan real para salir de la tormenta perfecta que se avecina.
Que el gobierno cubano no estaba preparado para el acercamiento con los EE.UU. lo demuestra el pésimo resultado alcanzado en la atracción de inversiones, en un escenario único donde Cuba se convirtió en un centro de atención para la captación de inversiones como resultado del deshielo hace cuatro años.
De haber obrado inteligentemente y con audacia hoy el gobierno cubano estaría en la ruta de iniciar la construcción de una economía al estilo de Viet Nam o de China. Sin embargo, la torpeza estratégica con la que han manejado las reformas y las relaciones con EE.UU., más la inminente caída de Nicolás Maduro y la activación del Título III de la Ley Helms-Burton han llevado al país nuevamente al borde del abismo. La tormenta perfecta se está acercando irremediablemente.
Cuba solo tiene una salida: facilitar una solución al tema de Venezuela e implementar verdaderos cambios estructurales en la economía. De momento, esta pudiera ser la puerta de salida que evite al país caer en el ojo de la tormenta perfecta.
Emilio Morales.
Economista cubano. Ex jefe de planeación estratégica de mercadotecnia en la corporación CIMEX y autor de los libros Cuba: ¿tránsito silencioso al capitalismo? y Marketing without Advertising, Brand Preference and Consumer Choice in Cuba. Es presidente de Havana Consulting Group, en Miami.