El tiempo pasa, aunque en Cuba parezca que todo permanece inmóvil. Termina el año 2016 y nos disponemos a atravesar el umbral del año nuevo entre la incertidumbre y la esperanza. La forma de medir el tiempo es un recurso humano para mantener los ritmos de nuestras vidas, únicas e irrepetibles. Ese ritmo vital se mueve entre el pasado y el futuro, entre la evaluación de lo vivido y las expectativas de lo por venir. Para Cuba se abre un tiempo nuevo en el que el deseado protagonismo de todos los cubanos, sin exclusión, será definitorio.
La evaluación del 2016 en Cuba, América y el mundo, está llena de novedades, imprevistos e inmovilismos. Solo algunos jalones servirán para que cada cubano y cubana pueda hacer su propio análisis.
En Cuba:
- Ha concluido una etapa en la historia de Cuba con el deceso del expresidente Fidel Castro Ruz y se abre una nueva etapa en la que esperamos que el pueblo cubano asuma los retos que le presenta la hora actual.
- La crisis económica provocada por un modelo que ha probado por cinco decenios que no funciona por sí mismo ni con ayuda externa, se profundiza y expande.
- Una única cifra puede servir de indicador, sin olvidar los otros: el Producto Interno Bruto (PIB) que evalúa la marcha de nuestra economía, fue calculado y anunciado a finales del año pasado para tener un crecimiento de 4% en el 2016. A mediados de este, el índice bajó a 2% y recientemente se previó que quizá no alcance siquiera el 1%. Esto equivale a decir que el pronóstico para un solo año se redujo cuatro veces y eso tiene un duro impacto en todas las esferas nacionales.
- La vida cotidiana de la inmensa mayoría de los cubanos y cubanas se ha hecho más difícil, más cara, más crispada.
- El éxodo masivo, capilar y segmentado, pero creciente e imparable, desangra el talento humano de Cuba, empobrece a nuestra sociedad y es una señal inequívoca de la percepción que tiene el cubano común sobre la realidad de su país. El problema principal radica en el país emisor de migrantes y no en el resto del mundo que se ha convertido en países receptores de compatriotas en busca de una vida mejor.
- Los sectores más representativos del modelo, dígase salud, educación, deportes… se van deteriorando visiblemente.
- Va concluyendo la era de los subsidios externos proporcionados por Estados aliados y lo que queda es entrar en los mecanismos globalizados del mercado, el comercio y las finanzas internacionales que suponen necesariamente hacer las reformas ágiles y suficientes para que Cuba pueda insertarse en los negocios con empresarios privados y en intercambios con Estados que observan las leyes del mercado. Esto está siendo considerado una amenaza más que una oportunidad para que Cuba pueda construir su propio modelo hacia una economía social y ecológica de mercado, donde la creación de riqueza pueda convivir y sostener la justicia social y la solidaridad.
- El hostigamiento a los ciudadanos, no solo a opositores y activistas de la sociedad civil, sino también a cuentapropistas, escritores, artistas, religiosos, ha crecido sensiblemente enviando una señal hacia fuera, considerada negativa y equívoca, según los estándares internacionales que promueven países, bloques y organismos mundiales.
Cuba en relación con América y el mundo:
- Cambia el panorama político en numerosos países, entre ellos, Argentina, Brasil, Colombia, Estados Unidos. Mientras, Cuba se enfrenta a una nueva etapa en su devenir histórico, marcada por el deceso del líder de la Revolución y el último año del gobierno del General Raúl Castro, que ha anunciado que deja su responsabilidad frente al Consejo de Estado el 24 de febrero de 2018.
- Los bajos precios del petróleo y de las materias primas, junto a la inestabilidad que esto provoca, no favorecen a las economías de las naciones en desarrollo.
- Los grandes focos del terrorismo, las guerras fratricidas y las crisis migratorias hacen de la beligerancia y los ataques a la paz una forma permanente de vida marcada por el miedo y la inestabilidad.
- Los esfuerzos de paz en Colombia son una señal alentadora y frágil que muestra fehacientemente lo que se puede lograr cuando la inclusión, el diálogo y la negociación constituyen las opciones asumidas por gobiernos y ciudadanos, cuando prevalece la voluntad de resolver los problemas de una nación contando con todos sus hijos sin satanizar ni excluir a nadie.
- La elección de un nuevo presidente en los Estados Unidos de América que previsiblemente modificará en alguna proporción las políticas de su predecesor, el presidente Obama.
Estos hitos no son toda la realidad, otros muchos acontecimientos positivos y negativos son señales que nos pueden conducir a un balance realista del año que termina. Es tarea saludable para poder vivir conscientemente, para buscar las soluciones más éticas, incluyentes, oportunas y consensuadas.
Cuba recibe el año 2017 con una mezcla creciente de incertidumbres, interrogantes, dudas, miedos. También con deseos de que la vida mejore para todos y de que la esperanza, basada en cambios reales, detenga esa herida silenciosa y empobrecedora que es el éxodo sin contención que ha hecho peligrar y naufragar tantas vidas de cubanos y cubanas. Esta solución extrema se produce cuando las perspectivas y oportunidades en su propio país se van cerrando por la parálisis de las reformas, las medidas regresivas, el burocratismo asfixiante, la corrupción creciente, y lo peor de todo, el bloqueo estatal a la iniciativa honesta y laboriosa de los cubanos. Ya sean cuentapropistas, profesionales, obreros o campesinos ven sus emprendedores proyectos que siguen dependientes del paternalismo de Estado hasta desesperar al más paciente y producir cansancio al que más fortaleza interior ha cultivado.
Convivencia no se cansa de creer y confiar en los talentos y capacidades de los cubanos y cubanas, los que viven en la Isla y los que han optado por partir a la Diáspora. Creemos que los pequeños pasos y las perseverantes actitudes pacíficas y creativas de los hijos e hijas de Cuba, son los que mantienen y mantendrán viva la esperanza en el año venidero y más allá.
Cuba merece pasar del miedo y la incertidumbre a una esperanza afincada en cambios estructurales, sustanciales, graduales y pacíficos, que transiten de las viejas leyes que han superado su fecha de caducidad a las nuevas leyes que estimulen a todos nuestros conciudadanos a permanecer en Cuba, a poder hacer y llevar a la práctica su propio proyecto de vida, a que los jóvenes no tengan que aspirar a buscar fuera lo que no encuentran dentro, a que la cultura cubana mantenga su identidad y valores saliendo de la trinchera e intercambiando con un mundo plural, sin demonizar al diferente y sin complejos e inseguridades de lo propio.
Que el 2017 nos encuentre comprometidos en pensar Cuba, en pensar su futuro, en proponer caminos para ser parte de la solución y no del problema, en cambiar lo que haya que cambiar para ofrecer a nuestros hijos las oportunidades de una vida feliz, de un país cambiando de verdad y un futuro próspero para los que deseen emprender aquí.
Que tengamos un año 2017, nuevo de verdad.
Pinar del Río, 30 de noviembre de 2016