No saben si estamos solos en un lugar vacío, o estamos vacíos en un lugar solo.
Rosilyn Rodríguez Fernández
Por Ezequiel Morales Montesinos
La literatura erótica contemporánea es una forma de arte sobre lienzo. Cada vez que llega a nuestras manos, algún nuevo título con maneras eróticas en su discurso, nos hacemos la idea de estar viendo un gran cuadro de Cosme Proenza; o quizás nos devuelve al instante de escuchar, una de esas canciones de la nueva trova, que a tantos deseos nos convidan, para no perecer frente a la soledad.
Hace algún tiempo, mientras buscaba información sobre este tema, en la escasa y morosa Internet a la cual tenemos acceso los ciudadanos de Cuba; hallé un artículo sobre un texto narrativo que viera la luz, en la Feria del libro del año 2008. Este libro pertenece al joven intelectual cubano, Javier Cruz Roque, residente en el municipio de Bahía Honda, quien tras su ópera prima titulada: El vuelo de la muerte, ha ofrecido a los lectores esta obra polémica y audaz; sobre la cual un siempre tierno escritor ha asegurado ver, la proyección de un filme pornográfico, con exiguas imágenes narrativas y poéticas.
Sin embargo, Tiro de Gracia, según mi apreciación del mismo, es una obra literaria con valores suficientes para considerarla dentro de la narrativa pinareña del siglo XXI; ya que tiene las virtudes de ser un libro muy bien balanceado. Este sentir fue compartido con un gran literato y amigo, justo en presencia del autor, de una forma en que logramos conmover su sensibilidad. Habrá que agradecerle siempre al consejo editorial que permitió que dicho texto fuese publicado, ya que una vez en las manos de la gente, cada uno podrá hallar sus propias moralejas: ¿Adaptación de una película porno para la literatura o una genuina expresión del arte erótico contemporáneo?
Tiro de Gracia es un conjunto de relatos que no solo nos atrapa por un acto típico de seducción, sino que se merece la confianza de un lector contemporáneo cada vez más exigente; diría también que nos invita a que exploremos, una historia más allá de todos los tabúes. Dedica con acierto varias páginas a timonear los sentimientos de los personajes hacia un destino erótico, un paraje devenido en tema medular de las obras más recientes de las letras cubanas.
En este caso y para suerte nuestra, se trata de un libro que ha llegado a nuestras manos, luego de una valoración exhaustiva y certera, por parte de reconocidos autores de la provincia de Pinar del Río. Si acaso tales credenciales no bastaran, sobran motivos en el acto estilístico de un joven que, aunque aún puede ofrecerle mucho a los lectores, nos ha entregado un texto cualitativamente superior a su ópera prima, y cuenta con el respaldo de seguidores dispuestos a dejar sin reserva, a cuanta librería se ofreció para exhibir su nuevo título.
Quisiera dejar claro que este libro, no me hace pensar en una excelentísima obra de la literatura local y mucho menos dentro del boom narrativo cubano; pero sí debe considerarse maduro para una investigación en torno a la comprensión de sus mensajes, en relación a una etapa crucial del imaginario colectivo, aplicado naturalmente al desarrollo de la posmodernidad. En un mundo con celeridad y cambios evolutivos, en busca de un progreso donde la literatura no tiene por qué ser menos.
En realidad pienso que Tiro de Gracia, es un libro equilibrado y está lejos de considerarse una obra ligera, puramente comercial. He leído con ganas y confieso que me he divertido mucho con cada relato, me parece muy auténtica la construcción tropológica de sus argumentos; si bien es cierto que Javier no es un poeta, en el sentido más estrecho o genérico de esta definición, podremos disfrutar de múltiples instantes que vislumbran por sí misma la poesía. Hablar de erotismo, es también dialogar con poesía. ¿No lo creen?
Ahora la escena continúa, Javier ya no debe preocuparse, más bien dormir tranquilo. El don del sexo ha logrado emerger en cada escena de sus cuentos, creando un buen balance con el duro golpe de lo escrito. Tal vez, podría ser más objetivo, sintético, pero eso, se lo dejo a los que son especialistas en el tema, le cedo esta parte del asunto a los que se consideran críticos auténticos. Yo no soy la defensa del culpable, solo soy una sombra que yo veo. Por lo demás, preparen, apunten y si ustedes lo entienden: abran fuego.