Convivencia en su primer aniversario, una mirada desde dentro

Consejo de Redacción de Convivencia y Webmaster.

Consejo de Redacción de Convivencia y Webmaster. Desde la izquierda: Karina, Dago (Webmaster), Dagoberto (Director), Jesuhadín, Belisario y Virgilio.
El revivir de la sociedad civil, un respiro de libertad que nace independiente de todos los poderes terrenos para dejar un lugar a la crítica y la propuesta, al debate y la libertad. Convivencia es un brochazo de brea en el perfecto cuadro de Van Gogh pintado en Cuba por la prensa oficial.


Por Jesuhadín Pérez Valdés

Convivencia nace en doloroso parto. En un momento duro de la historia nacional, duro y decisivo. Es doloroso porque nace de un desprendimiento y todos los desprendimientos desgarran, decisivo porque el país en que nace, transmuta; y aun no se perfila qué nueva criatura brotará del capullo. Podríamos añadir además que Convivencia es también un ensayo peligroso, y lo es porque estrena una independencia absoluta y, por lo menos en Cuba, todos los ensayos de independencia son extremadamente peligrosos.
Convivencia es un resucitar de la sociedad civil, un espacio arrancado con audacia, un respiro de libertad que nace independiente de todos los poderes terrenos para dejar un lugar a la crítica y la propuesta, el debate y la libertad. Convivencia es un brochazo de brea en el perfecto cuadro de Van Gogh pintado en Cuba por la prensa oficial. Convivencia es un reto a la dialéctica, desde un comprometido ejercicio de soberanía ciudadana.
Nace justo cuando la propia Iglesia gira sobre sí misma en un reajuste de contornos que -por fuerza centrífuga- echa fuera electrones saturados de energía cinética. De este rebote atómico nace Convivencia abonada de una experiencia histórica difícil de entender u ocultar, pero en paz de conciencia y sin más aspiraciones que servir al pueblo sin renegar de Dios, ni de las instituciones, en y como prueba legítima de reconciliación.
Nace además sin cordón umbilical que le ate a matriz alguna, sin prestamistas ni usureros que comprometan sus intenciones de autonomía, y sin otro interés que el de servir de puente para unir orillas, a expensas incluso del pisoteo de los transeúntes. Existe gracias al esfuerzo de cubanos que atizan con sus ideas la lumbre y se ofrecen ante el poder como los machos cabríos del sacrificio bíblico, sin clandestinajes ni ocultamientos con la lámpara diogeniana encendida, pregonando el espacio coexistencial pretendido.
Para muchos es correr a barlovento, para nosotros, insignificantes salmones en la corriente del totalitarismo, el vía crucis que redime las consciencias, la prueba más contemporánea de catarsis, y la magnífica oportunidad de crecer como pueblo, como sociedad civil, como personas que ya, y desde un aire enrarecido por la represión, han asumido su condición de hombres libres.
Hace un año que Convivencia salió por primera vez, un año de propuestas y preocupaciones, sin embargo, poco ha cambiado en Cuba. Pero Convivencia sigue intentándolo, porque ante todo, los cubanos lo merecen y aunque mínima, también creemos en la voluntad del poder porque de no existir esta voluntad, Convivencia ya habría sido silenciada. Así que mientras haya voz y hombres dispuestos al sacrificio seremos un espacio abierto y propositivo, franco defensor de identidades, respetuoso de las diferencias y luchador ardiente de la justicia social.
No hay intenciones de poder, ni violencias planeadas, creemos en la razón y en el sacrificio, en el diálogo y la buena voluntad. Somos cubanos y queremos lograr un mejoramiento entre cubanos. Esa ha sido nuestra bandera y no pensamos cambiar.
Convivencia será, mientras exista, el espacio de participación ciudadana que hasta hoy ha sido, sin revancha ni venganzas, porque aspira y cree fervorosamente en el mejoramiento humano, en el espíritu de colaboración y en Dios.
Convivencia no milita en ningún partido porque es para todos los cubanos y aunque lamentablemente solo esté disponible en limitados formatos, su intención es la pluralidad más extendida, sin sectarismos, ni partidocracias, arraigada a un sentimiento de inclusión que invita a todos, independientemente de sus concepciones ideológicas o su status político a participar en la reconstrucción de un entramado social sin distinción ni discriminación.
Está hecha para Cuba, desde dentro de Cuba, por cubanos que conocen la realidad porque viven en su seno y han decidido remangarse la camisa para ayudar a construir un futuro donde quepamos todos, un futuro a nuestra medida.
Convivencia arriba a su primer aniversario llena de esperanzas, porque solo con esperanzas se puede seguir adelante.

Jesuhadín Pérez Valdés (Pinar del Río, 1973)

Mecánico radioelectrónico.
Trabaja en la Unidad Empresarial de Servicios Técnico-personales.
Estudiante de Derecho.
Varios ensayos y artículos suyos fueron publicados en la revista Vitral.
Fundador de la revista Convivencia. Miembro de su Consejo Editorial.
Reside en Pinar del Río.
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