CONVIVENCIA: EL DIFíCIL ARTE DE SER LIBRE EN LOS REGíMENES TOTALITARIOS

“Ocaso por venir”. Mixta (Acrílico y Grafito). Lienzo. 183 x 114 cm. Foto Obra de Alan Manuel González.

La democracia es el comportamiento ético, cívico y político que se interpone entre todo tipo de autoritarismo y anarquía. Consiste en tomar decisiones y ponerlas en práctica después de haber consultado a los demás y haber contado con su participación real tanto en la decisión como en la ejecución y evaluación de cada una de las actividades que se desarrollen (Cf. www.centroconvivencia.org/cursos, Curso 3, tema 10, Democracia y participación cívica y política. Ética y Cívica: Aprendiendo a ser persona y a vivir en sociedad). También podemos recordar aquello de que “la democracia como el peor de los gobiernos con excepción de todos los demás”, como jocosamente dijera Winston Churchill.

El término democracia, que viene inevitablemente unido a libertad, es una de esas palabras que necesitan ser explicadas exhaustivamente y que, en la mayoría de los casos, le ponen apellidos.

Haciendo un breve análisis histórico recordamos que según algunos historiadores la primera democracia fue la de Atenas, que fue criticada por muchos, dado que solo era para los ciudadanos libres y excluía a los esclavos. La democracia es democracia si no conlleva exclusiones.

Otros estudiosos se refieren a que en la actualidad solo puede ejercerse la democracia de manera representativa, ya que solo es eficaz en pequeños grupos… pero inmediatamente surgen los que dicen que la democracia representativa no es tal, porque los que son elegidos no representan siempre, ni bien en muchas ocasiones, a sus electores. No han faltado quienes han hecho críticas severas a la democracia “capitalista o socialista”, catalogando de falsa y manipulada, una u otra. También ha habido quien apellida a la democracia como cristiana, como liberal, como nacionalista, etc. Y ha habido, al mismo tiempo, quien ha puesto en tela de juicio la confesionalidad, la excesiva ideologización, el populismo de algunas democracias.

Algunos prefieren hablar de democracia formal para definir aquella en que solo es posible participar en las decisiones superficiales, y la contraponen a la democracia sustancial en que se puede decidir sobre lo fundamental.

Últimamente escuchamos profundizar en el concepto de democracia participativa para definir aquella en que la participación de los ciudadanos en los diferentes sectores sociales, políticos, culturales y económicos es la medida de la autenticidad del sistema democrático.

Sin embargo, podemos decir que la democracia necesita tantos apellidos para definir lo que casi nunca llega a ser, por una razón: para que exista una auténtica democracia, lo primero y principal es la necesidad de que existan verdaderos demócratas.

Según datos de Freedom House, en 1974 existían 35 países en democracia; en cambio, en 2015 la cifra aumentó a 135, de los cuales 86 países se pueden considerar con democracias verdaderas y el resto, es decir, 49, se corresponden con países que presentan regímenes democráticos parciales. En los últimos 40 años se han producido de 120 a 140 intentos para establecer la democracia a nivel mundial. ¿Qué lugar ocupa Cuba en este arduo camino? ¿Es consciente el pueblo y gobierno cubanos sobre qué significa vivir en democracia? ¿Propiciamos desde nuestros núcleos familiares, desde nuestros ambientes de trabajo en la sociedad civil y en la comunidad en general un estilo plural, abierto, incluyente y democrático?

Elementos esenciales a la democracia

El tema de la democracia sigue siendo muy debatido en nuestros días en todas partes, aunque existen focos de atención en Latinoamérica, entre los que se encuentran Venezuela y Cuba. Cada vez el concierto de voces que se alzan en defensa de la democracia es más universal. Es más estable el impulso que se le brinda a los procesos democráticos.

Luego del año 1989, son muchos los “muros” que se han derrumbado y dejan ver, claramente, la esencia de las llamadas “democracias populares”.

Por otra parte ya conocimos las deficiencias de las llamadas democracias occidentales, las manifestaciones de su corrupción, de su manipulación y de su inestabilidad que, tras otros “muros” ideológicos y de propaganda, ocultaban los abismos de pobreza en que estaban sumidas. Tan reductivo es el concepto de democracia sin desarrollo social y económico, como el concepto de democracia sin libertades civiles y políticas.

La democracia como todo proceso social dinámico está en constante cambio y cuestionamiento: unas veces, cambios para el perfeccionamiento, otras para el deterioro, unas veces para crecimiento de la conciencia ciudadana que lleva a una mayor participación, y otras veces, para una mejor articulación de las estructuras estatales que permiten un mayor protagonismo cívico.

En la ya lejana VI Cumbre celebrada en Santiago de Chile y Viña del Mar los días 10 y 11 de noviembre de 1996, como parte de su Declaración Final los países asistentes expresaron: “Un triple desafío: la promoción y consolidación del desarrollo económico y social sostenido y sostenible; la profundización, ampliación y consolidación de los procesos de integración regional; y su inserción en un mundo en profunda transformación” (Declaración de Viña del Mar. No. 3).

Según la misma Declaración, en su epígrafe 4, se establecen los siguientes elementos, que sirven para evaluar nuestros respectivos procesos democráticos:

1. La independencia de poderes y su mutuo control.

2. La adecuada representación y participación de mayorías y minorías.

3. Las libertades de expresión, asociación y reunión.

4. El pleno acceso a la información.

5. Elecciones libres, periódicas y transparentes de los gobernantes.

Estos cinco elementos fundamentales, nos servirán de base también en Cuba para poder acercarnos lo más objetivamente posible al estudio de la democracia.

Democracia y economía en Cuba

Cuba no podrá mejorar su democracia si no encuentra un trato adecuado en el plano económico internacional en la medida que dé los pasos necesarios hacia una transición e inserción en el concierto de naciones. Las recientes posiciones de la Unión Europea y el acercamiento de los EE.UU. hacia Cuba con el comienzo de la normalización de sus relaciones diplomáticas se acercan más a esa situación deseada y ponen al descubierto que el problema está, como siempre lo ha estado, del lado de los cubanos.

En este sentido algunas propuestas para Cuba serían:

1. Contribuir a la búsqueda de soluciones para aprovechar las oportunidades de la globalización y para amortiguar sus efectos negativos, haciendo Cuba todos los cambios necesarios para no aislarse de la región y del mundo, y asumiendo la comunidad internacional una postura coherente con dichos cambios.

2. El comercio y la integridad regional no deben ser manipulados por razones políticas, la clave de entendimiento deben ser los derechos de los hombres y de los pueblos.

3. Las medidas de fuerza deben ser abolidas para crear un clima de distensión y no dar razones de “país asediado”, de modo que puedan removerse todas las justificaciones para no movilizar los cambios necesarios hacia la democracia. Las medidas de fuerza no están éticamente justificadas y mucho menos cuando afectan a las poblaciones en sus necesidades básicas. Cuba debe ser fiel al trato civilizado que dice tener con todos los interlocutores y debe comenzar un proceso de intercambio mutuamente respetuoso en el plano cultural, comercial, financiero, etc. Cuba tendría que contar no solamente con recursos económicos, sino también, y mucho más importante, con los recursos humanos preparados y educados en la culturadelapluralidadyeldiálogo,asignaturas pendientes en la élite de poder cubana.

4. El proceso de transición a la democracia debe conjugarse con la solución del problema de la inserción de Cuba en las nuevas formas de la economía y viceversa. Los pasos que se están dando recientemente, demuestran todo lo contrario. A las reformas establecidas por Raúl Castro en 2006, cuando inició su mandato, se contraponen en 2017, a escasos meses de que deba dejar sus cargos al frente del país, el cese de la emisión de patentes para el trabajo en el sector privado. Aún continúan las trabas para los emprendedores en cuanto a la ausencia de una red mayorista de suministros y otras cuestiones.

5. Deben superarse leyes excluyentes que, al mismo tiempo que dificultan la inserción en nuevas formas económicas, obstaculizan la adopción de nuevas formas de democracia que están en sintonía perfecta con lo mejor de nuestra tradición política.

6. Cuba debe equilibrar el papel de un Estado, durante mucho tiempo excesivamente paternalista, con la promoción de un sector privado que ponga en movimiento sectores importantes de nuestra micro y macroeconomía. Se debe eliminar la “lista de trabajos medievales” y legalizar el libre ejercicio de las profesiones. Es por lo menos raro encontrar una lista que incluya oficios como zapatero remendón o repasador, porque no se le puede llamar profesor a la persona que realiza esta profesión.

7. Los cubanos debemos tener acceso a la propiedad privada, mixta, cooperativa y a la inversión y poder contar con los capitales necesarios. Mientras tanto, Cuba no podrá insertarse establemente en la economía de la región ni avanzar hacia un verdadero desarrollo sostenido.

8. El libre empleo y la posibilidad de organizar libremente micro-empresas y empresas de autogestión son otras de las dimensiones que favorecerían la estabilidad política rumbo a una mayor democratización real.

9. Conjugar la inserción en una economía de mercado con la debida justicia social es el reto mayor para los cambios en el actual proceso cubano. Un proyecto de economía social de mercado podría ser una alternativa para Cuba pero siempre teniendo en cuenta su situación específica actual como país subdesarrollado.

La democracia en Cuba no podrá encontrar bases seguras para su perfeccionamiento y estabilidad si al mismo tiempo no se democratiza la economía abriendo a todos los cubanos los derechos a la propiedad privada, al libre empleo, al acceso al comercio exterior y a las inversiones.

Democracia, política y sociedad en Cuba

La ya mencionada Declaración de Viña del Mar expresa en su párrafo 19 y siguientes que “La gobernabilidad en democracia supone la representación y participación de todos los habitantes de nuestros Estados, sin consideración de origen, raza, religión o sexo… pues ello refrenda la legitimidad de la democracia política”.

En este sentido algunas propuestas para Cuba serían:

1. Reconocimiento oficial de las minorías políticas y de su aporte a la democracia según la más genuina tradición de nuestros patricios como Varela y Martí. En este sentido es urgente y necesaria una nueva Ley Electoral y un nuevo Marco Jurídico (Cf.www.centroconvivencia. org/propuestas/marcojurídico).

2. Ampliar los espacios de diálogo y debate público, socio-cultural y económico hasta que puedan ser considerados como práctica ordinaria y puedan considerarse como expresión de una cultura del debate asumida sin temores, ni hegemonías de ningún grupo, creencia o partido. Es esencial la definición de roles de todos los actores de la sociedad civil, basados en el concepto de unidad en la diversidad.

3. Facilitar los trámites jurídicos, por canales expeditos, para atender las quejas de los ciudadanos y defender sus derechos y garantías: Defensor del Pueblo.

4. Establecer en el sistema nacional de educación, de forma orgánica, un programa de formación cívica que brinde una educación para la democracia y la participación. Otras instituciones y organismos pueden cooperar en este empeño; entre ellos la Iglesia, y en este sentido deben continuar y ampliarse los servicios de formación cívica y ética según la doctrina social y la tradición política cubana. La diversidad de filosofías y creencias debe ser integrada en todos los programas institucionales, no solo para satisfacer un derecho individual de cada cubano, sino para crear las bases de una sociedad pluralista desde etapas tempranas (Cf. www.centroconvivencia.org/propuestas/ educación).

5. Los grupos y organizaciones, aún cuando fueran minoritarios, que deseen representar alternativas económicas, culturales, sociales o políticas deben procurar afianzar el arraigo patrio y su permanencia dentro del país, para buscar el bien posible en cada etapa democrática. El Estado podría dar pasos en este sentido dentro de la legalidad y la cultura del debate. En este sentido es urgente y necesaria una nueva Ley de Asociaciones.

6. Facilitar la transparencia y el diálogo como los medios más factibles para alcanzar el sano equilibrio de todas las expresiones políticas del país. Un país con el grado de instrucción como el nuestro y con la hermosa tradición cívica que nos legaron Varela, Martí, Céspedes, Agramonte y otros muchos, debe saber dar al mundo una prueba de madurez y tolerancia política. Sin transparencia política en la información no podría avanzarse hacia la democracia.

7. Propiciareldesarrollodelasociedadcivilparaque los ciudadanos encuentren espacios autónomos de ejercicio, no solo de la democracia política, sino también social, económica y cultural.

8. Ratificar los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos y Económicos, Sociales y Culturales, así como los convenios de la Organización Internacional del Trabajo. Estos instrumentos internacionales propiciarían en Cuba una mayor libertad religiosa, de prensa, de expresión, de asociación y desarrollo humano integral.

La dimensión política de la democracia en Cuba debe avanzar aparejada al reconocimiento de las minorías políticas como interlocutores válidos, y fomentar cambios constitucionales encaminados al mejoramiento económico, de las relaciones internacionales y sobre todo a propiciar el desarrollo de la libertad plena de sus ciudadanos.

Impacto de las transformaciones democráticas en Cuba

Existen por lo menos cinco razones fundamentales para que Cuba se sume a las transformaciones democráticas que postulan, e intentan realizar los países del área. Estas cinco razones pueden ser, entre otras:

1. Desde el punto de vista antropológico: contribuye al desarrollo personal, al enriquecimiento moral y espiritual de todos los cubanos.

2. Desde el punto de vista histórico: da continuidad y garantía de eficacia a la mejor herencia política cubana.

3. Desde el punto de vista económico: en un ambiente de mayor libertad y participación los ciudadanos cubanos tendrían mayores motivaciones para trabajar y aumentaría el crédito, la confianza y las inversiones extranjeras.

4. Desde el punto de vista de las relaciones internacionales: permitiría la gradual apertura a nuevas áreas como la Unión Europea, la misma Comunidad iberoamericana y otras.

5. Y desde el punto de vista de la política interna: fortalece al mismo Estado, da seguridad a los ciudadanos, mejora la sociedad civil y fomenta la reconciliación y la paz ciudadana. (Cf. “La democracia y la tradición política de Cuba”. Conferencia dictada por Dagoberto Valdés en el Aula Fray Bartolomé de Las Casas. 20 de junio de 1997).

Si miramos el futuro de Cuba y confiamos en la sensatez de todos sus hijos, en la riqueza de nuestra cultura, en las reservas morales de nuestra nacionalidad, en nuestra auténtica tradición política democrática y en el gran poder de recuperación de los cubanos, podríamos recordar palabras del Apóstol José Martí. Ellas reflejan también mis esperanzas y las de muchos cubanos que luchan por la democracia:

Se me hincha el pecho de orgullo, y amo aún más a mi patria desde ahora, y creo aún más desde ahora en su porvenir ordenado y sereno, en el porvenir redimido del peligro grave de seguir a ciegas, en nombre de la libertad, a los que se valen del anhelo de ella para desviarla en beneficio propio; creo aún más en la república de ojos abiertos, ni insensata ni tímida, ni togada ni descuellada, ni sobre culta ni inculta, desde que veo, por los avisos sagrados del corazón, juntos en esta noche de fuerza y pensamiento, juntos para ahora y para después, juntos para mientras impere el patriotismo, a los cubanos que ponen su opinión franca y libre sobre todas las cosas, y a un cubano que se las respeta. Porque si en las cosas de mi patria se me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, este sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre” (Obras Completas, Tomo I, pág. 698).

Centro de Estudios Convivencia: escuela de libertad y democracia

En medio de la Cuba que sufre y de las múltiples limitaciones al ejercicio de la libertad, por más de 20 años persiste en Pinar del Río un grupo de la sociedad civil que ha dedicado su tiempo y energías a proponer caminos de democracia desde la base. Primero como Centro de Formación Cívica y Religiosa y revista Vitral (1993-2007) (www.vitral.org) y luego como Centro de Estudios y revista Convivencia (2007-hasta la fecha) (www.centroconvivencia.org), el primer think tank independiente dentro de Cuba.

Como decíamos en el Editorial No. 1 de la revista Convivencia, hemos intentado ser: una casa abierta y compartida por cubanos y cubanas de la Isla y de la Diáspora. Un espacio de debate público, transparente y propositivo que sirva para articular la libertad personal con la convivencia en una sociedad civil autónoma e incluyente. Un taller de pensamiento para aprender a hilvanar una fecunda convivencia entre lo que escribimos y lo que hacemos, entre liberación personal y estructura social, entre participación responsable y poder como servicio…

Es por ello que hasta la fecha hemos publicado más de 60 revistas de pensamiento plural y 7 libros bajo el sello de Ediciones Convivencia (Cf. www.centroconvivencia.org/ediciones); contamos con un programa de formación ética y cívica con su libro de texto elaborado por especialistas del Centro e impartimos cursos de formación (Cf. www. centroconvivencia.org/ediciones/librosgratis); asesoramos y acompañamos a tres microproyectos en el ámbito rural, de la microempresa y de la cultura (Cf. www.centroconvivencia.org/microproyectos); y estamos realizando un Itinerario de Pensamiento y Propuestas para el futuro de Cuba, con ciudadanos y expertos de la Isla y de la Diáspora sobre temáticas de interés nacional (hasta la fecha existen informes de propuestas de políticas públicas en las áreas de economía, marco jurídico y tránsito constitucional, cultura y educación) (Cf. www.centroconvivencia.org/ propuestas).

En este espacio de libertad y democracia vivo y trabajo dentro de Cuba. Pensar desde la base lo que queremos como proyecto de Nación es una idea y misión a las que se puede ofrecer la vida.

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia. Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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