Convivencia y Cuba Posible: dos apuestas ciudadanas

Un modo de aterrizar las dinámicas sociopolíticas detonadas a partir de la normalización de relaciones con EE.UU. puede ser enfocar la mirada sobre la labor de actores concretos de la sociedad civil cubana. Dos de ellos, destacados por su identidad y accionar, son el Laboratorio de Ideas Cuba Posible y el Centro de Estudios Convivencia. Ambos, aun en medio de restricciones materiales, financieras y de reconocimiento legal, han desarrollado un perfil profesional de alto nivel, así como adecuados esquemas de inserción en redes de activismo, cabildeo y articulación civil trasnacionales. Se trata de actores de la sociedad civil que tendieron puentes hacia la sociedad y actores políticos de EE.UU. en forma favorable al proceso normalizador.

Comparten, desde sus diferencias, el rechazo a la violencia como recurso para promover cambios dentro de la sociedad cubana y reconocen al gobierno como interlocutor, sin dejar de criticar disímiles déficits del régimen vigente. Tanto los equipos de Convivencia como de Cuba Posible rechazan las políticas que pueden ser presentadas como lesivas a la soberanía nacional (Ej. embargo, cambio de régimen) y a la ciudadanía (Ej. exclusión por razones políticas) en tanto nocivas para el accionar civil de los cubanos. Ideológicamente, sus integrantes y propuestas se ubican en un arco de posiciones plural, que gravita al centro (Convivencia) y centro/izquierda (Cuba Posible), estando sus coordinadores y equipo de trabajo basados en la Isla. Así, consideramos que tanto Cuba Posible como Convivencia presentan proyectos similares desde una perspectiva macro, enfocada en la construcción de un “país de todos”, inclusivo; pero difieren en coordenadas ideológicas y énfasis de su posicionamiento y accionar públicos.

De hecho, si se hace un análisis de los discursos difundidos desde Cuba Posible y Convivencia1 se apreciarán las diferencias (que, en varios temas, no son necesariamente excluyentes y/o contrapuestas) de ambas perspectivas. Cuba Posible hace un énfasis en recordar los logros en derechos y en una transformación revolucionaria, desde adentro. En cambio Convivencia habla de apertura política y transición. Del mismo modo, Cuba Posible no es tan explícita en recordar cuáles son exactamente los derechos civiles y políticos necesarios. Convivencia los marca explícitamente (participación electoral, libertad de asociación, libertad de expresión, etc. Pero ambos coinciden en otorgar un mayor protagonismo a los ciudadanos cubanos como artífices pacíficos y comprometidos de su destino.

En el caso de Cuba Posible, lo que se valora y se sanciona2 presenta tres categorías compartidas con el material seleccionado de Convivencia (todos los cubanos, ciudadanía participativa y autónoma y justicia social); con un mayor énfasis en referencias a las dos primeras. Destaca la valoración positiva a la sociedad civil, a la participación, la autonomía y que se pida espacio para diferentes visiones. Sin embargo, al mismo tiempo, se valora la lealtad, el compromiso, la estabilidad y esas diferentes visiones vienen acompañadas del adjetivo socialista. El discurso de Cuba Posible, en este sentido, muestra una tensión entre categorías asociadas a la apertura, a la pluralidad y otras que limitan aquellas; resulta una especie de pluralidad encausada, contenida.

Ahora bien, en cuanto a lo que se sanciona en su discurso, tienen un papel preponderante el conflicto, lo que aparece como cultura de la burocracia y la incapacidad institucional. El adversario se construye en torno a estos tres ejes. Comparando con el discurso de una organización opositora, el adversario no es la dictadura o el régimen opresor; es la crítica desleal conflictiva, pero sobre todo esa incapaz cultura de la burocracia, conservadora, que desprecia el orden legal y que desecha nuevas ideas. Así visto, no se lee en su discurso la búsqueda de un cambio radical del estado de cosas, sino mejorar lo que ya se tiene.

En los fragmentos asociados al tema de los derechos humanos destacan tres categorías; la referencia a los mecanismos legales y políticos de países amigos (Venezuela, Ecuador y Bolivia), ir más allá de las ganancias sociales de la revolución, la apropiación revolucionaria de los derechos y la categoría de fortalecer mecanismos (nótese que los dos primeros elementos también están presentes en el corpus de Convivencia). Estos ejes se relacionan muy bien en el esquema de sentido bosquejado arriba; hablar de ir más allá y de fortalecer, tiene la intención de recordar las virtudes de lo que se conquistó, explotar los principios ya existentes (categoría presente también en el corpus de Convivencia). Por su parte, una apropiación revolucionaria es un llamado explícito a disputar la hegemonía del esquema de sentido más abiertamente opositor sobre el lenguaje de derechos. Mientras que apelar a los modelos de los países amigos es el mensaje más dirigido a ese adversario construido; la inflexible cultura de la burocracia y su desdén por otras visiones afines ideológicamente.

Todo el discurso acerca de los derechos del corpus analizado desde Cuba Posible está atravesado por el mensaje de que todos los derechos son importantes. Esto no es gratuito; en términos de análisis del discurso, es una construcción que excluye y sanciona implícitamente la centralidad de los derechos civiles y políticos, un énfasis más presente en los discursos abiertamente opositores.

En cuanto al tema de la reforma política, también pasa algo similar que cuando se habló de lo que se valora y se sanciona, esta vez en relación a la tensión entre fragmentos que apuntan a una apertura (protegerse frente al Estado, robustecer procedimientos democráticos, expansión empresarial, descentralización, propiedad social no estatal) con otros más de contención (socialismo y transformación revolucionaria), desde adentro del modelo vigente. En esa línea, debe destacarse que la única categoría que se comparte con el corpus de Convivencia es la de actualización; si cuando se habla de reforma política el mensaje se limita a una actualización, de nuevo se refuerza indirectamente esa base conquistada cuyo problema es solo de adaptación a las nuevas realidades y que no requeriría un cambio profundo. Sin embargo, también hay referencias más dirigidas a una reforma estructural. Quizás este tipo de tensiones es propio de un medio que juega entre la crítica y la (auto) censura.

Para el caso de Convivencia, en lo valorado y sancionado también se encuentran con axiología positiva las categorías de todos los cubanos, justicia social y participación ciudadana. Igualmente, la comunicación directa y explícita entre lo que se valora y lo que se sanciona habla de un esquema binario de sentido toutcourt. La principal diferencia en Convivencia en el aspecto de lo que se valora es la mayor presencia de categorías que apuntan a la apertura (competencia, economía social de mercado, diálogo, libertad, acceso a la información, democracia, sociedad civil independiente). Es decir, la tensión mencionada arriba está menos presente; aquí la idea de transición se distancia de la de reforma revolucionaria desde adentro presente en el corpus específico analizado de Cuba Posible.

Esta idea es reforzada si acudimos a aquellos fragmentos que expresan lo que se sanciona discursivamente. Resaltan así categorías como exclusión, clausura, modelo estatista que no funciona, hostigamiento, ideología única, socialismo, totalitarismo. Sin embargo, llama la atención que el adversario nombrado que emerge es el poder. En este sentido, ocurre algo similar que con Cuba Posible: el adversario no es un nombre propio, no es una caracterización específica de una forma de gobierno (como en casos de grupos abiertamente opositores) sino que es una abstracción (el poder).

En el tema de los derechos humanos reaparece la tensión de la que hemos venido hablando; se reitera la idea de explotar principios ya presentes al tiempo que se apuesta por una nueva legalidad, la cual sanciona discursivamente la categoría de reforma revolucionaria desde adentro. En otras palabras, en materia de derechos humanos, ambos sitios se debaten entre comenzar de cero o un superar que conserva. De igual forma, la apelación a otros contextos se repite aunque no hay una referencia que se limite a los países amigos mencionados en Cuba Posible.

Por último, sobre el tema de la reforma política vuelven a aparecer contenidos más audaces que en Cuba Posible. Categorías como transición, derecho a participar en elecciones, libertad de expresión, apertura política (la que cuenta con mayor presencia en el discurso), alternancia en el poder y desarrollo de la sociedad civil, articulan un esquema de sentido que apunta a temas específicos presentes en grupos abiertos de oposición. Sin embargo, hay una categoría que se comparte con el corpus de Cuba Posible, a saber, la de que lo que está bien debe continuar. La manera en que se interprete la presencia de esta categoría dependerá de su vinculación con otro tipo de datos, no obstante, parecen haber dos posibilidades: a) la intención de mandar un mensaje de reconocimiento y de que no existe un cambio desde la nada o b) un guiño sofisticado de (auto) censura.

Pese al objetivo global común, el punto de partida y la ruta de acción de ambos proyectos, presentan diferencias. Por un lado, el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba significó un nuevo marco donde la administración Obama hacía entender que la transformación del sistema político cubano parecía ser más viable (o al menos posible) aceptando los términos iniciales del actual gobierno. A partir de aquí, un giro significativo puede enmarcarse: antes del restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos el modelo hegemónico para promover los cambios dentro de Cuba parecía rechazar el marco limitado ofrecido por la institucionalidad cubana para promover agendas alternativas. Tal rechazo partía de la premisa de que aceptar las reglas del juego existentes era legitimar al gobierno de Raúl Castro. Y que, además, dicho marco prevenía cualquier posibilidad de conseguir avances en materia de derechos civiles y políticos, por lo que el objetivo final de construcción de un país plural e inclusivo se hacía inalcanzable asumiendo estas premisas.

Más allá de las restricciones que esto supone, desde Cuba Posible entendieron el nuevo contexto para impulsar una postura de trabajo desde dentro, moviéndose mayormente dentro de los márgenes del modelo vigente pero abogando por uno más plural. Así, se propusieron crear un espacio de debate e intercambios de ideas entre diferentes actores cubanos y extranjeros sobre temas internos de la Isla y referentes a sus relaciones bilaterales con otros países y actores internacionales. Así lo refleja este fragmento de una nota de prensa de mayo pasado: “Las reflexiones auspiciadas por Cuba Posible relativas a la transformación de la sociedad cubana guiada por valores de fraternidad, principios de equidad y objetivos de justicia social, ratifican que el avance de Cuba y de cualquier otro país de la región depende de las dinámicas de desarrollo inclusivo emanadas de una colaboración integral en el contexto de América Latina y el Caribe. Creemos que similar importancia tiene la integración económica y social de nuestras naciones en las relaciones de colaboración con los países de América del Norte y el resto del mundo” (Cuba Posible, 2017).

Cuba Posible parece coincidir con posiciones de la izquierda heterodoxa internacional (renta básica, nuevo constitucionalismo, derechos humanos integrales) fomentando el debate sobre las mismas y su posible implementación dentro de Cuba. Sin embargo, la capacidad de Cuba Posible para conseguir transformaciones sustanciales dentro de Cuba está aún por ver. Por ahora, la organización ha acompañado a diferentes actores de la política norteamericana en su desplazamiento cada vez más fuerte hacia posturas de apoyo a la normalización y la eliminación del embargo. Tal es el caso del encuentro sostenido entre el 21 y el 25 de mayo del presente año 2017 en Washington DC donde, de acuerdo a un comunicado de Cuba Posible, se sostuvieron encuentros y conversaciones con congresistas y otros actores norteamericanos sobre el tema del acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos y en lo referente a la vida económica del país sostuvieron también un “dinámico encuentro con economistas interesados en acompañar el desarrollo socio-económico de la Isla” (Cuba Posible, 2017).

Por su parte, Convivencia enfatiza su identidad como espacio plural e incluyente, enfocado en la creación y difusión de ideas a través de investigaciones e iniciativas de formación ética y cívica. Tiene una explícita vocación de tender puentes entre la nación y su Diáspora. Intenta contribuir a la unidad de la nación cubana tendiendo puentes de estudio y convivencia entre la Isla y su Diáspora. Particularmente reveladores de su trabajo han sido sus informes temáticos sobre economía, marco jurídico y constitucionalidad, cultura y educación3, elaborados por equipos de trabajo reunidos en la sede de la organización (Pinar del Río, Cuba) y la Universidad Internacional de la Florida (Miami, EUA) de 2015 a 2017.

Convivencia usa el trabajo académico para insertar análisis que no se tienen en los ámbitos institucionales cubanos. Debates sobre temáticas económicas y políticas públicas que son únicamente vistos desde el sesgo ideológico en otros espacios, en Convivencia son aproximados desde el rigor intelectual, como sucede con las formas de propiedad no estatal4y la apertura en materia de derechos ciudadanos. Por otro lado, en el plano estrictamente político, el pluripartidismo -defendido también por ambos equipos, pero más abiertamente por Convivencia– es un elemento sensible en la discusión avanzada por los integrantes de la organización. Mismo que desafía monopolios legales y posiciones ideológicas del actual gobierno.

La respuesta oficial, frente a ambos proyectos, ha sido diferenciada aunque coincidentemente hostil. Por una parte permite el trabajo de organización como Cuba Posible, pero aparecen desde hace varios meses artículos de reconocidos ideólogos oficiales (Iroel Sánchez, Enrique Ubieta) atacando directamente a los responsables y propuestas del proyecto, descalificándolos como centristas. Contra Convivencia se ha actuado directamente confiscando la sede bajo pretexto de investigación por presunto delito de evasión fiscal relacionado con la compra del inmueble, citando a interrogatorios sistemáticos y arbitrarios a sus integrantes, así como apresando temporalmente a un miembro de su equipo. Por un lado, organizaciones como Cuba Posible pretenden diluir este constructo de “ellos” y “nosotros” para trabajar y ganar legitimidad desde dentro (aunque esto a su vez otorga legitimidad al adversario y a su modelo) y por otro lado Convivencia trata de mantenerse al margen de la polarización, rechazando ser identificados como otra cosa que no sea sociedad civil. Sin embargo, para la ortodoxia, ambos proyectos parecen ser percibidos como factores ajenos al modelo de sociedad civil aceptable.

Recientemente la nueva administración de los Estados Unidos anuncio cambios referentes a la relación bilateral de Cuba y el país norteño. Donald Trump, en una ceremonia muy controversial apareció en Miami con un grupo de cubanos y cubanoamericanos en donde anunciaron el cambio de política hacia Cuba. El anuncio parece ser esencialmente un acto simbólico en apoyo a un sector pequeño de la sociedad civil cubana el cual desconoce la legitimidad del gobierno de La Habana y promueve posiciones hostiles de Estados Unidos y la comunidad internacional hacia Cuba. La ceremonia fue probablemente también un gesto por parte del presidente a los congresistas cubanoamericanos que tal vez eventualmente deban devolverle el favor en votaciones futuras en el Congreso. Las medidas que impulsara Trump (principalmente la prohibición de transacciones entre empresas estadounidenses, con algunas excepciones y el conglomerado empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, GAESA) con respecto a las relaciones de ambos países parece que no echarán para atrás lo ya alcanzado pero sí pudiese estancar el avance en la apertura de nuevos vínculos entre diferentes actores norteamericanos con el gobierno de Cuba y su sociedad civil.

Cuba Posible y Convivencia podrían representar un impulso diferente en tal escenario. Ambos actores tocan cuestiones directamente relacionadas con el poder y su gestión, pero sin una confrontación directa contra el ideario revolucionario en su sentido más amplio. Promueven además la asimilación por parte del Estado de las diferentes posturas políticas existentes dentro de la sociedad civil, para que así paulatinamente se vaya transformando el contexto político tornándose más inclusivo. El gobierno ha respondido con cierta tolerancia en el caso de Cuba Posible (con alusiones y agresiones mediáticas por parte de funcionarios e intelectuales oficiales) pero más agresivamente (procediendo de forma penal) respecto al quehacer de Convivencia.5 Lo que ha generado, en ambos casos, diferentes respuestas intelectuales y cívicas que no han logrado, lamentablemente, detener las agresiones. 6

Es hora de que quienes consideren que el presente y futuro de la nación cubana deba ser asumido, debatido y transformado pacíficamente por todos sus hijos tomen nota de la restrictiva situación en torno a Cuba Posible y Convivencia. Quienes desde la intelectualidad y la sociedad civil insulares crean que permanecer indiferentes y callados les garantizará un pase de sobrevivencia pecan de ingenuos o, en un sentido peor, de cómplices. Pues si persiste la autonomofobia y hostilidad de un gobierno reacio a aceptar la agencia plural de sus ciudadanos, Cuba seguirá degradándose en medio de la huida, el envejecimiento, la apatía cívica y el deterioro institucional. Y eso afecta a todos.

Referencias

1Mediante un análisis estructural del discurso, desde la perspectiva de Jean Pierre Hiernaux de construcción de esquemas binarios de sentido, fueron analizados una selección de artículos publicados por Cuba Posible – a) Editoriales https://cubaposible.com/la-batalla-final-por-el-futuro-de-cuba-ha-comenzado/, https://cubaposible.com/interpelarnos-cuba-hoy/; b) Derechos Humanos https://cubaposible.com/la-practica-renovada-de- los-derechos-como-pilar-del-desarrollo-social-en-cuba-2-aa6-2-8-4-2/, https://cubaposible.com/una-vision-la-politizacion-los-derechos-humanos/ y https://cubaposible.com/los-derechos-humanos-en-cuba-apuntes- criticos-2-aa5-2-4-7-2/; c) Reforma Política https://cubaposible.com/desarrollo-progresivo-de-los-derechos-humanos-y-renovacion-constitucional-en-cuba-2-aa5-aa-6-8-aa/, https://cubaposible.com/la-cuba-política-mis-sueños/, https://cubaposible.com/la-constitucion-ese-sol-del-mundo-ciudadano/ – y Convivencia– Editoriales http://www.convivenciacuba.es/index.php/editoriales-mainmenu-59/1384-una-democracia-sin-apellidos-y-un-dialogo-nacional-con-todos, http:// www.convivenciacuba.es/index.php/editoriales-mainmenu-59/1438-cuba-2017-entre-la-incertidumbre-y-la-esperanza; b) Derechos Humanos http://www.convivenciacuba.es/index.php/derechos-humanos-mainmenu-52/1247-por-todos-los-derechos-de-todos-los-cubanos, http://www.convivenciacuba.es/index.php/derechos-humanos-main- menu-52/834-el-respeto-a-la-legalidad-y-los-derechos-humanos-en- cuba, http://www.convivenciacuba.es/index.php/derechos-humanos- mainmenu-52/611-el-delito-poltico-en-cuba-causas-y-consecuencias; c) Reforma Política http://www.convivenciacuba.es/index.php sociedad-civil-mainmenu-53/1379-reforma-al-sistema-electoral-cubano-y-a-la-ley-de-asociaciones-y-su-reglamento-ponencia-presentada-en-el-ii-encuentro-del-itinerario-de-pensamiento-para-cuba-sobre-marco-juridico-y-transito-constitucional-parte-i-pinar-del-rio-23-y-24-de-abril-de-2016, http://www.convivenciacuba.es/index.php/ sociedad-civil-mainmenu-53/1394-reforma-al-sistema-electoral-y-a-la- ley-de-asociaciones-y-su-reglamento, http://www.convivenciacuba.es/index.php/sociedad-civil-mainmenu-53/1378-codigos-y-leyes-prin- cipales-para-crear-un-nuevo-marco-juridico-en-cuba-ponencia-pre- sentada-en-el-ii-encuentro-del-itinerario-de-pensamiento-para-cuba-sobre-marco-juridico-y-transito-constitucional-pinar-del-rio-23-y-24-de- abril-de-2016– en los últimos dos años, cubriendo una gama de temas y posicionamientos claves.

2Debe traerse a colación la presencia, sobre este punto, de un esquema de sentido dicotómico explícito; ningún opuesto tuvo que ser abstraído por el investigador. Es decir, existe una directa y explícita vinculación entre lo que se valora y lo que se sanciona.

3Ver http://www.convivenciacuba.es/pdf/PRIMER_INFORME_DE_ESTUDIOS_DEL_CEC_ECONOMIA_Isla%20y%20Diaspora_28_enero_2016.Pdf http://www.convivenciacuba.es/pdf/SEGUNDO_NFORME_DE_ESTUDIOS_DEL_CEC_MARCO_JURiDICO_Isla_y_Diaspora_8_septiem-bre_2016.pdf, http://www.convivenciacuba.es/pdf/III_Informe_CULTURA.pdf, http://www.convivenciacuba.es/pdf/IV_Informe_EDUCACION%20.pdf

4Ver los contenidos del texto “Ética y Cívica: Aprendiendo a ser persona y a vivir en sociedad”, material base de los diversos cursos (Somos Personas, Vivir en sociedad, Reconstruyendo la sociedad civil, etc.) impartidos por Convivencia a grupos de ciudadanos en la isla. En especial, el tema de los alcances de la propiedad privada sigue siendo un tema tabú en el debate cubano, puesto que quienes la defienden como una forma más de propiedad -junto con la estatal, la cooperativa y la mixta- pueden ser rápidamente enmarcados en la casilla de “contrarrevolucionarios” con consecuencias que pueden llegar al hostigamiento y el procesa- miento judicial. Sin embargo, ante la necesidad de conseguir resultados económicos y la contracción económica del año 2016, la idea de otras formas de propiedad además de la estatal y la cooperativa comienza a ser cada más aceptada por el gobierno.

5Ver https://centroconvivencia.org/convivencia/ltima-hora/5598/nota-prensa-del-centro-estudios-convivencia-21-septiembre-2017

6Para lo relacionado a Cuba Posible, ver principalmente los textos de Pedro Monreal en https://elestadocomotal.com/; en el caso de Convivencia ver el pronunciamiento de académicos en https://centroconvivencia.org/convivencia/ltima-hora/5636/pronunciamiento-integrantes-del-consejo-academico-del-centro-estudios-convivencia

 

Nota: A solicitud de sus autores reproducimos este artículo publicado en la revista Bien Común No. 271. Fundación Preciado Hernández. A. C. México. Es un resumen de la segunda parte de una investigación cuya primera parte fue publicada en Convivencia No. 59.

 


Armando Chaguaceda Noriega (La Habana, 1975).
Doctor en Historia y Estudios Regionales, Universidad Veracruzana (2012).
Licenciado en Educación (2000), Maestría en Ciencia Política (2004), Licenciado en Historia (2006).
Miembro de Latin American Studies Association (LASA).
Miembro de Amnistía Internacional.
Investigador y docente del Cuerpo Académico Estudios Políticos, Instituto de Investigaciones Histórico Sociales,
Universidad Veracruzana.
Profesor-Investigador, Departamento de Gestión Pública y Desarrollo Edificio de Ciencias Sociales y Humanidades
(DCSyH) Universidad de Guanajuato Campus León.
Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC). Cuba.

Carlos Torrealba.
Sociólogo y filósofo.
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede México.

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