Hay quien dice que, casi toda iniciativa que se emprenda debe, por lo menos, pasar por un periodo de tiempo prudencial para saber si ya sus bases están fortalecidas.
Por Juan Carlos Fernández Hernández.
Hay quien dice que, casi toda iniciativa que se emprenda debe, por lo menos, pasar por un periodo de tiempo prudencial para saber si ya sus bases están fortalecidas. Este periodo varía según el tipo de proyecto, sector y magnitud, pero casi siempre se le otorgan 4 años para sacar algunos promedios de diferente tipo y medir su eficacia.
Pues bien, este es el tiempo al que ya arriba la revista digital Convivencia y ¿qué se ha vivido desde entonces?, ¿avatares de cualquier publicación independiente en Cuba? ¿Cosas de la vida? ¿Predestinación? ¿O deberíamos decir Providencia?
Pues creo que hay de todo un poco en estos cuatro años.
Por tanto, este artículo quiere ser una apología a aquellos que a lo largo de estos cuatro años me han demostrado que aún en medio de mares tempestuosos como los que se mueven hoy en nuestro país, la bondad, la tolerancia y el diálogo son metas que son perfectamente alcanzadas cuando verdaderamente se ha apostado por ellas asumiendo en su totalidad las consecuencias, muchas veces, las más, dolorosas. ¿Pero qué es el amor sin sufrimiento?
Convivencia ha apostado por la independencia, que no es divorcio, ni aislamiento, pero sí personalidad propia, reflejada en su perfil editorial que se fundamenta en criterios éticos, entre los que sobresale, a mi modo de ver, el no atacar jamás a personas y no acudir al descrédito de estas ni de instituciones por no coincidir en métodos, criterios y actitudes, al contrario, Convivencia ha dado muestras en estos 4 años de ser un proyecto que opta ineludiblemente por la inclusión como tema y práctica para Cuba, por creer que es respetando los espacios y opiniones de todos que nuestro país caminará hacia la reconciliación, no sin antes pasar por la verdad, la justicia y la magnanimidad que caracteriza al cubano. Porque no se puede pensar en verdadera reconciliación si esta no va precedida de estos tres peldaños importantísimos que requiere nuestra realidad. Convivencia apuesta por ello al ciento por ciento.
Ha sido, es y será práctica de sus miembros predicar con lo que publica la revista, es decir: diálogo, inclusión, potenciar al ciudadano, lo que significa que las personas sean los verdaderos protagonistas de su vida y no simples correas de transmisión de un poder omnipotente al que solo se obedece sin cuestionarlo, para ello la educación cívica que pretende insuflar desde sus líneas es ejemplo de esto que expongo. Esto supone un esfuerzo en la vida real, en el día a día de cada uno de sus miembros que es hartamente difícil.
Este cuarto aniversario ha venido preñado de hechos que más que asombrar demuestran la madurez que se va alcanzando en medio de grandes presiones y hostigamientos a los que han sido sometidos los miembros de este pequeño proyecto desarrollado desde el interior de Cuba, ¡hasta nuestro Judas tenemos!, dándole, sin buscarlo por supuesto, el toque de mística que siempre ha caracterizado este empeño: La Cruz es compañera de camino y se acepta como parte fundamental de la vida. Gracias a Dios por otorgarle a estos cubanos y cubanas, hasta el momento, la fortaleza para cargar con ella. Al propio Jesús le faltaría algo esencial si no tuviera su impostor. Él nos enseñó que oráramos por todas estas personas que muchas veces sucumben al poder y entregan su alma, las más de las veces sin plena conciencia de lo que han hecho. Este y otros hechos que hemos vivido a lo largo de estos cuatro años han forjado un carácter que pone en su justo lugar a cada cosa y nos ha enseñado a obrar en la prudencia, tolerancia y bondad que las situaciones nos han marcado.
Por otro lado el equipo de esta revista es tan variado como el Arca de Noé, esta es una de las principales riquezas que en estos cuatro años ha consolidado este proyecto, demostrando que lo que verdaderamente enriquece y fortalece un mini o mega proyecto son sus personas ese es el gran secreto a voces de Convivencia. Desde lo pequeño se sueña con la casa Cuba, utopía realizable si se establece desde la raíz, para que la savia dé fuerza a las ramas.
Por último, Convivencia, con su aporte, desea que Cuba sea la casa de todos, esa ha sido su mayor inspiración en estos cuatro años. Cada línea, cada acción, cada tertulia va encaminada a que se deje de lado la crispación y demos paso a la rosa blanca con mano tendida. Tenemos que entrenarnos todos en el grave ejercicio que supone la convivencia, respetando los caminos del amor que son diferentes pero no por ello menos válidos que los ya conocidos y andados por otros. El gran logro de los demócratas en el mundo ha sido la gradualidad y el respeto para alcanzar las metas.
Eso sí, para llegar a este fin las maneras y los métodos tienen que ser honestos, con nosotros mismos y con nuestros destinatarios. El fin no justifica los medios, reza el refrán, hoy en Cuba tiene más vigencia que nunca cuando soplan vientos contrarios a la ética y la vergüenza. La reconciliación siempre duele y se sufre, claro que sí, pero no es sufrimiento enfermizo sino sanador y sobre todo enamorado de Cuba. Lo que hagamos o dejemos de hacer en el presente y futuro, a corto y mediano plazo, tendrá gran peso en el destino de nuestro país. Unidad, sí, pero en la diversidad, el amor no es monopolio de nadie. Tengo fe en que con su aporte en estos cuatro años Convivencia haya podido llenar de alguna manera las ansias de un público que además de la inmediatez de la noticia, también aprecie el análisis, la reflexión, el toque poético y a veces humorístico de un grupo de guajiros de la más occidental de nuestras provincias, denominación que va mucho más allá de lo geográfico.
Es en el alma del cubano en donde pretende calar Convivencia por eso ha optado por ir mar adentro y no permanecer en la seguridad de las orillas. Si por no bogar hay palos y por hacerlo también, pues entonces hay que remar fuerte, el sudor del esfuerzo y el premio de la pesca mitigarán los golpes.
En fin, se trata de una apología del amor. Sin miedo a la palabrita, que no es mala. Solo que la hemos vulgarizado o demonizado….
Se los dice alguien que se ha enamorado de un proyecto, de una revista, de una pequeña obra de aquellos que son en definitiva los destinatarios del amor de Dios: los hombres y mujeres que nacimos en esta maravillosa isla de Cuba.
Por ellos y para ellos se hace desde hace cuatro años la revista Convivencia.
En Pinar no somos los bobitos que pintan en algunos cuentos, los que así nos describen no saben lo que es amor. Mil doscientas ocho pequeñas palabras bastan para representar al corazón.
Juan Carlos Fernández Hernández. (1965). Pinar del Río.
Miembro del Equipo de Trabajo de Convivencia. Animador de la sociedad civil.
Fue Co- Responsable de la Hermandad de Ayuda al Preso y sus Familiares de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Pinar del Río.