Escasean los huevos, el pan, el arroz, el aceite, el pollo. Puedes no encontrar detergente, papel higiénico, jabón. O pasarte todo el día recorriendo mercados, buscando infructuosamente el desodorante que usas, la colonia o el champú que acostumbras comprar. Es toda una “aventura” adquirir cervezas de producción nacional porque la oferta actual está muy por debajo de la demanda de cuentapropistas, que han ocupado todas las oportunidades para adquirir este producto.
Ante esta situación algunos se preguntan: ¿Comenzará otro período especial?
La pregunta es curiosa porque significa, por una parte, que algunos piensan que el llamado “período especial” se terminó en algún momento. Lo que provoca otra pregunta: ¿A qué se llamó “período especial “?
Si recordamos bien, se proclamó un “período especial en tiempo de paz” en el momento en que la economía cubana casi colapsó por la caída del campo socialista en los principios de la década del 90 en el pasado siglo. La dependencia de las economías de Europa del Este, especialmente de la desaparecida URSS, que caracterizaba a la economía cubana, hizo que de pronto, el ambiente de estabilidad económica que mostraba Cuba, cambiara por un ambiente de precariedad y desestabilización que llevó casi a cero las economías domésticas y a la macroeconomía.
La proclamación implicó un cierre de subsidios, un aumento de los precios del transporte, las bebidas, los cigarros. Se optó por el turismo, como fuente de ingresos, con privilegio para los que pagan en divisas. Se cerraron empresas y aumentó el desempleo. Una amplia apertura a la inversión extranjera y una tímida legalización del trabajo por cuenta propia. Establecimiento de la circulación de la doble moneda, (3 monedas al principio incluyendo al dólar) con el consecuente surgimiento de las tiendas en divisas. La generalización de la experiencia de empresas militares a empresas civiles (perfeccionamiento empresarial), fue también una medida de este período.
De un día para otro, se terminó la existencia de inventarios que se exhibían cotidianamente en tiendas y bodegas y cuyo movimiento hasta ese momento había sido lento: galletitas de mantequilla, jalea de leche, leche condensada, galletas de sal o refrescos de botella.
Me pregunto: ¿Cuál de las anteriores situaciones ha cambiado positivamente como para pensar que el mal llamado período especial se terminó? Si bien es cierto que desde hace 8 o 9 años podemos adquirir algunos productos que casi no existían en 1994, comprar celulares o visitar hoteles, no creo que sea argumento suficiente para declarar el fin de la crisis económica provocada por el colapso del sistema socialista mundial y llamada en Cuba “período especial”.
Si la pregunta ¿Comenzará otro período especial?, se refiere a que, ahora provocado por la crisis en Venezuela, y por las demás presiones políticas en la región, Cuba, que no ha dejado de tener una economía dependiente, vivirá un agravamiento de la crisis económica, entonces es una pregunta muy interesante. Significa que, lamentablemente no aprendimos la lección y volvimos a ser un país que no basa su gestión económica en las potencialidades de sus ciudadanos, sino en factores externos que no dependen de nuestros esfuerzos. Decir que aún las restricciones económicas de terceros países determinan nuestro bienestar, es reconocer que el sistema económico que se ha aplicado en Cuba no ha dado resultados en 60 años.
La crisis económica que nos hace vivir, no aspirando al desarrollo sino solo a la supervivencia, solo emprenderá la cuesta arriba con la necesaria liberación de las fuerzas productivas, y el respeto a la iniciativa privada de todos los cubanos en convivencia leal con la apertura al mundo.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.