Por Javier Valdés
Hola, lectores e internautas, hoy me salgo de mi acostumbrada sección de deportes para denunciar algo inaudito, y que se ha convertido en un problema cotidiano en nuestras calles: los baches.
Les contaré que vivo en Pinar del Río, lugar que por su paisaje enamora a todos los visitantes, tanto cubanos como extranjeros, pero debido al abandono por parte de las autoridades competentes en este caso, se han destruido la mayoría de las calles de nuestra querida ciudad.
Recientemente me comentaban la entrada de ómnibus nuevos para mejorar el transporte público, cosa que ha propiciado el arreglo de las principales arterias de la ciudad por donde transitarán estas guaguas, pero me centraré en una calle que no alcanzó ningún beneficio ya que no es ruta por donde pasarán dichos medios de transporte: la calle Colón desde Frank País hasta su final, pasando al costado del Centro Médico, en plena ciudad. Está literalmente destruida y las autoridades han puesto un punto de llenado de pipas de agua, lo que ha empeorado el estado de la calle.
Los vecinos de la cuadra, agrupados en los llamados CDR (Comités de Defensa de la Revolución) se han reunido más de una vez para protestar enérgicamente contra esta situación, algo que ha sido en balde hasta ahora, porque las autoridades responsables de escuchar a un pueblo que tiene que sumar a su ya agitada y maltrecha vida cotidiana otro problema preocupante, no lo han hecho.
Como consecuencia de la existencia de este punto para el llenado de las pipas, se ha destruido el asfalto, emergiendo el barro y toda el agua que se despilfarra (por cierto, en muchos lugares de la ciudad está muy escaso este preciado líquido) se filtra hacia los cimientos de la casas que tarde o temprano terminarán por hundirse, según expresiones de algunos vecinos afectados y capacitados para emitir dicho criterio en la última reunión de los CDR en el barrio.
Entonces, ¿qué pasa con las personas que tienen que resolver este problema?, ¿prefieren ellos una ciudad con coloretes y con fachada, mientras dentro de ella las personas sufren cada vez más el dolor y la molestia que provocan sus incompetencias?, ¿no nos llenamos la boca diciendo que el pueblo tiene la voz en este país?. Entonces que sea escuchada y resuelto el problema para que puedan frenar lo que ya está destruyéndose poco a poco.
Simplemente es la opinión de un ciudadano que vela por el bienestar de su ciudad ya que, si los baches hablaran, estoy seguro que contarían algunos lindos pasajes de la guerra de independencia.
Los baches, con algunas porciones que quedan de calle, esperan… ¿Nadie escucha?
Javier Valdés Delgado (Pinar del Río, 1985)
Estudiante de Cultura Física y Deportes. Universidad
Deportiva “Manuel Fajardo”. Fue Responsable Diocesano
de los jóvenes católicos. Reside en Pinar del Río.