En varias ocasiones he leído noticias respecto a la situación que vive una familia y su hijo Leosdán Martínez de 12 años en la provincia de Camagüey. La familia profesa la religión judía ortodoxa, la cual es una de las ramas de esa confesión religiosa.
Según expresaron diferentes medios de prensa independientes, en primera instancia el menor fue amenazado con ser expulsado del centro escolar por no realizar una actividad de carácter ideológico, la cual no guarda relación con su índice académico, ni su comportamiento. Seguido de que sus padres solicitaran al centro la aclaración del incidente, no se llevó a cabo la amenaza de expulsión del menor, y cinco de sus profesores expresaron que el niño era un buen estudiante y destacaron la calidad de sus tareas. Pero en la escuela le prohíben usar el kipá signo de su religión, según estas mismas fuentes. Desafortunadamente el chico está sufriendo discriminación y agresiones por parte de sus compañeros en la escuela.
Los padres de Leosdán han denunciado estos incidentes en diferentes medios de prensa que el gobierno cubano tilda de “contrarrevolucionarios”, por lo que ha sido amenazado con que podrían ser llevados a prisión.
Después de conocer al respecto, lo que más me preocupa es Leosdán, quien es solo un chico de 12 años que está comenzando a vivir y ya sufre discriminación religiosa y persecución por parte de adolescentes como él y de las autoridades educacionales. ¿Cómo se ha sentido él desde que toda esta situación comenzó? ¿Qué le pasa por la cabecita a un niño que siente que lo discriminan por lo que es, por las enseñanzas de su seno familiar y por ser sincero con sus creencias?
En cuanto a los chicos que lo atacan en la escuela, me pregunto ¿qué están haciendo los educadores al respecto y que están haciendo las familias de estos? Ambos deben preguntarse si esa es la educación que sus hijos y alumnos tengan en el futuro y luego proyecten a sus generaciones. Sentir miedo, inquietud y recelo ante lo que no se conoce o ante lo que estás acostumbrado a ver o creer siempre es normal, pero atacar, hostigar, burlar y reprimir, no lo es.
Hay que enseñarles a las nuevas generaciones que somos iguales aún en las diferencias, que usar Kipá es un derecho consagrado por la libertad religiosa como es el velo en los estudiantes islámicos que vienen a nuestro país. Que ser judío no es tan diferente a ser cristianos, con el debido respeto que tienen las denominaciones religiosas. Educar para pensar diferente al otro, siempre que se exprese con respeto, no te hace ser objeto de las dianas burlescas de los otros como si fuera un tiro al blanco. La violencia, solo genera más violencia.
La institución educativa tiene los medios para que este incidente no proceda y no se repita, solo tiene que quererlo: Educar en la diversidad es el camino.
Esta familia merece respeto y todas las religiones y sus símbolos también.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.