EL BUEN GOBIERNO: REQUISITO PARA EL DESARROLLO

Miércoles de Jorge

Contar con un buen gobierno implica la puesta en práctica por parte de este de una serie de principios, valores o condiciones imprescindibles para garantizar una gestión democrática, y lo que sería el fin último de los gobiernos y los gobernantes que no es más que servir al bien común, y representar efectivamente los intereses de los ciudadanos para gestionar el avance a condiciones de vida mejores y más humanas. Tener un buen gobierno es una aspiración de los pueblos, pues los fracasos o éxitos en términos de desarrollo y progreso a menudo se explican por esta variable.

En Cuba, a veces cometemos el error de fijarnos más en los gobiernos y gobernantes externos que en los propios, criticamos a Trump, criticamos a otros países latinoamericanos por la corrupción, la mala gestión que a menudo protagonizan los responsables políticos, pero olvidamos realizar el mismo análisis para la realidad cubana, o ignoramos esta reflexión por miedo a consecuencias que, aunque reales, no han de paralizarnos. El gobierno cubano, por otro lado, pareciera ser “candil de la calle y oscuridad de la casa”, denuncia y condena a gobiernos externos y predica una falsa perfección en su gestión interna, negando y reprimiendo cualquier intento de cuestionamientos sobre su incompetencia.

Muchas son las variables en juego si de evaluar la gestión de un gobierno se trata, no obstante mirar los resultados en términos de avance en la generación de mejores condiciones de vida para la gente es la variable clave para hacer un primer juicio acerca de su gestión. También existen buenas prácticas o valores que los gobiernos han de implementar para desarrollar con mayor efectividad su misión. Volviendo al caso cubano, existe un gran consenso sobre la ineficiencia del gobierno, y en este sentido algunas de las características del buen gobierno, que a menudo son señaladas como inexistentes o aplicadas insuficientemente en el exterior, y que a pesar del triunfalismo de nuestro gobierno y el silencio de una parte de los ciudadanos, representan valores fundamentales para la gestión gubernamental y que deben existir y promoverse verdaderamente en cualquier lugar del mundo, y especialmente en Cuba, son las siguientes:

Participación: para que un gobierno pueda representar con efectividad los intereses ciudadanos, responder a las demandas de la gente, crear mejores condiciones de vida, en fin, aportar al bien común en lugar de empeorar la vida de las personas, es fundamental fomentar la participación. La participación ciudadana es garantía para la democracia, para la inclusión, para la unidad, y en general para el enriquecimiento de la gestión gubernamental. No sólo la participación de una parte de la sociedad, ni tampoco la participación superficial que se reduce a temas que poco influyen en el destino político, económico y social de la nación, sino que nos referimos fundamentalmente a la participación activa, profunda y comprometida de los ciudadanos en todos los sectores de la sociedad.

Transparencia y Rendición de cuentas: Otro de los valores importantes que practican los gobiernos eficientes es la transparencia. El buen liderazgo político, para que sea efectivo, necesita de la confianza ciudadana, necesita de claridad en los asuntos que son de interés público, y esto se construye con transparencia. Los gobiernos que basan su gestión en la mentira, en el secretismo, en la manipulación que esconde la verdad o construye falsas verdades están condenados al fracaso, tal y como ha demostrado la realidad cubana con la gestión gubernamental de los últimos sesenta años. De igual forma, la rendición de cuentas ha de acompañar a la transparencia. Los gobiernos no son todopoderosos, sino que se deben al soberano y han de responder ante este y ante otros poderes del Estado. Cuando los gobiernos dominan y monopolizan todo, como sucede en Cuba, no puede existir democracia, ni progreso, ni desarrollo humano integral. Es por ello por lo que la rendición de cuentas es fundamental.

Reconocimiento de la sociedad civil: Por último, y probablemente más importante, el reconocimiento de la sociedad civil y su promoción como actor clave para balancear la gestión del gobierno, para gestionar demandas ciudadanas, para llegar a donde el gobierno no puede, para aportar valor a la gestión pública, para generar espacios de desarrollo comunitario, entre muchas otras ventajas que ofrece una sociedad civil madura, legal, y promovida por todos los poderes del Estado.

Cuba merece un mejor gobierno, los cubanos merecemos un país con unas instituciones capaces de crear mejores condiciones de vida, capaces de garantizar nuestro bienestar y de crear oportunidades para el desarrollo humano integral. Los anteriores son tres pasos concretos que podría asumir el gobierno cubano para ser más coherente con lo que predican en sus discursos. Para todos sería bueno tener un gobierno que respeta y promueve la participación ciudadana, que practica la transparencia y la rendición de cuentas y que reconoce, respeta y promueve a la sociedad civil.

 


  • Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
  • Laico católico.
  • Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

 

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