BREVE RESEÑA DEL ENSAYO DE AMARTYA SEN “EL VALOR UNIVERSAL DE LA DEMOCRACIA”

Foto tomada de Internet.

Por su relevancia y las posibles reflexiones que pudiera generar de cara a la realidad cubana, he querido compartir un corto resumen o reseña de uno de los ensayos más interesantes que he podido leer de Amartya Sen. El autor nos hace reflexionar sobre el valor de la democracia y por qué deberíamos defenderla y construirla en nuestras sociedades. Para los cubanos es un reto avanzar en la democratización de la sociedad y librarnos de una vez de un sistema opresor que por más de sesenta años nos ha mantenido en crisis.

En un primer epígrafe, Sen describe cómo la democracia ha sido determinante para la India, su país natal, y cómo a pesar de que tuvo un precio y de que se alcanzó la democracia con grandes problemas, entre los que se puede mencionar el hecho de que se llegara a ella sin una idea clara de por dónde avanzar y hacia dónde ir, al final, la democracia ha sido exitosa en muchos sentidos, y ha generado resultados en términos de desarrollo que la India no había tenido bajo ningún otro modelo.

Luego en un segundo epígrafe, Sen explora la relación entre democracia y desarrollo económico. El autor desmiente, en primer lugar, la idea de que un clima político autoritario es más favorable para el crecimiento, hipótesis defendida por muchos en la actualidad ante casos como el de China. Sin embargo, Sen plantea que lo determinante en el desarrollo de China, como en otros países autoritarios (Singapur) no ha sido el autoritarismo en sí y su capacidad para incidir en el crecimiento, sino la creación de “un ambiente económico amigable”. (Sen, 2003, p. 262).

Del mismo modo, propone ampliar el campo de análisis y no restringir el desarrollo solamente al crecimiento económico, sino incorporar otras cuestiones igual o más relevantes. Es un hecho que el desarrollo implica más que crecimiento y de cara al futuro de Cuba es algo que deberíamos tener muy en cuenta.

“He discutido en trabajos anteriores acerca del asombroso hecho que, en la terrible historia de la hambruna en el mundo, nunca ha habido una verdadera hambruna en alguna nación democrática e independiente con medios masivos de comunicación relativamente libres” (Sen, 2003, p. 263). La democracia permite y facilita la comunicación de las demandas ciudadanas a las autoridades, y obliga a estas últimas a cumplir, de lo contrario existen también los mecanismos para sustituir a esos representantes. Con ello, es más probable que los gobernantes actúen responsablemente ante situaciones críticas como puede ser un fenómeno natural o una crisis cualquiera, sin embargo un poder autoritario es impune, haga lo que haga, sigue en el poder. Esta realidad, es un fuerte argumente a favor de la democracia como sistema mejor para el desarrollo económico.

¿Cómo la falta de mecanismos democráticos ha impedido el desarrollo en Cuba? ¿en qué momentos el gobierno ha cometido errores que no hubiesen tenido consecuencia para la población si hubiesen existido mecanismos para obligar a las autoridades a responder a las demandas ciudadanas? Estas son preguntas que no hacen poner la atención en lo importante que son las instituciones democráticas y lo determinantes que serán para un futuro próspero en Cuba.

En el tercer epígrafe del ensayo, Sen identifica tres funciones principales de la democracia, y plantea que la tercera aún demanda más estudio y fundamentación. En primer lugar “la libertad política es parte de la libertad humana en general, y el ejercicio de los derechos civiles y políticos conforma una fracción crucial de las vidas individuales en tanto que engranaje de la maquinaria social. La participación social y política tiene valor intrínseco para la vida y el bienestar” (Sen, 2003, p. 266).

En segundo lugar “la democracia tiene un valor significativo al valorar la atención que la gente obtiene cuando expresa y fundamenta sus pedidos hacia la respuesta política (incluyendo pedidos económicos” (Sen, 2003, p. 266). Lo que se veía anteriormente sobre la importancia de la democracia para el desarrollo. Las demandas son oídas porque la democracia facilita que ese proceso sea efectivo, argumenta el autor.

En tercer lugar, otra función de la democracia identificada por el autor es “la práctica de la democracia otorga a los ciudadanos la posibilidad de aprender el uno del otro, y ayuda a la sociedad a decidir sus valores y prioridades” (Sen, 2003, p. 266).

En el cuarto epígrafe, Sen argumenta sobre la universalidad de los valores, y el hecho de que no significa una total aceptación de todos en un momento determinado de un valor específico, sino más bien a una aspiración que se presenta deseable por todos aunque en un momento específico algunos no lo vivan. Un valor universal no es algo con lo que todos concuerdan sino algo que es visto por todos como un bien, como una cosa que tiene valor intrínseco (Sen, 2003). También se aborda el tema de que el criterio de las mayorías es una forma simplista de entender la democracia, pues esta implica muchísimo más que una simple mayoría a la hora de tomar una decisión. Implica participación, libertades y derechos, etc.

En el quinto epígrafe, por último, Sen cuestiona el argumento de las diferencias culturales, planteando que incluso en Asia existe evidencia de que la democracia puede ser deseada en contraposición a un gobierno autoritario que impone disciplina. Según él, es simplista afirmar que los asiáticos no aspiran a la democracia porque son culturalmente diferentes algunos de ellos (Asia oriental), porque no toda Asia.

Los anteriores comentarios espero nos sirvan de provocación para leer el ensayo completo por un lado, y por otro, para ampliar nuestras reflexiones en torno a estos temas fundamentales sobre los que todos los ciudadanos deberíamos pensar. Cuba necesita ser un país libre y democrático, y para ello, nosotros necesitamos crecer como ciudadanos, para ser capaces de entender el valor de la democracia y las mejores formas de llevarla a la realidad que nos compete.

Bibliografía

Sen, A. (2003). EL VALOR UNIVERSAL DE LA DEMOCRACIA. Themis. Revista de Derecho, Méxicosegunda época (47), 257-274.


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

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