En los últimos días los medios de comunicación oficiales de Cuba han llamado la atención sobre temas referidos a ciertas leyes que surgen, como la ley de protección al consumidor y la ley de protección animal.
Estoy muy de acuerdo con la regulación legal del comportamiento hacia los consumidores y hacia los animales. “Nunca es tarde”, muchos dirán. Aunque pienso que la protección al consumidor tiene mucha tela por dónde cortar, y que no solo se trata de pesaje y trato amable, es un paso que abre un camino. Espero que en su recorrido, los ciudadanos vayamos aprendiendo y avancemos hasta lograr buenos resultados.
Por otra parte, la necesidad de una ley que proteja a los animales es algo bueno, porque la mayoría de los cubanos sabemos de los horrores en el tratamiento de perros callejeros y animales de tracción no solo por parte de personas inconscientes, sino también de instituciones estatales, como es el caso de las perreras.
Sin embargo, en más ocasiones de las que quisiéramos contar, la indefensión ciudadana crece. Cada vez es más difícil para los ciudadanos en Cuba, mantenerse dentro de “lo legal”. Este es un espacio sumamente estrecho. Todos, en demasiadas circunstancias, estamos expuestos a cometer delitos, sin siquiera tener plena conciencia de ello.
Así que si estas dos leyes que ahora se mencionan a cada rato apuran el comienzo de un cambio esencial en la legislación cubana, que aumente la protección también para los ciudadanos, bienvenidas sean.
Cambiar nuestro marco jurídico es urgente si queremos una sociedad mejor, donde se promueva el bienestar, se defiendan los derechos humanos, y se trate de alcanzar niveles altos de justicia. Una sociedad en la que podamos vivir el día a día sin el sobresalto de estar en la ilegalidad por necesidad.
Todas nuestras leyes deben asegurar a los ciudadanos su protección. Estas deben estar hechas para servir a las personas, independientemente de su ideología, posición política, religión. Incluso la correcta redacción y aplicación de leyes como la de protección animal, por ejemplo, hacen crecer en humanidad a las personas, por tanto, contribuyen también a su protección.
Pero debemos prestar mucha atención para no quedarnos ahí.
Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.