Dagoberto Valdés Hernández

Dagoberto Valdés Hernández

PONER A DIOS Y A LA PATRIA PRIMERO

Hace unos días conversé con un amigo cubano que vive en la Diáspora. Aprendí mucho de él, sobre todo cómo llega un cubano a otro país “con una mano delante y la otra detrás”, que es nuestra forma de decir “sin nada”, a recomenzar su vida de cero. Y cómo todos los días convierte la nostalgia de la Patria querida en tesón y trabajo para progresar y cuando sea el momento y estén dadas las condiciones de la libertad ir a invertir en su país

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EDITORIAL 95: CUBA, EL FINAL DE UN PROYECTO FRACASADO

La imparable estampida de un éxodo masivo, desesperado y desangrante, que despoja al país de las fuerzas productivas, de los talentos más emprendedores y del horizonte de esperanza, es la prueba elocuente de que, cuando un pueblo huye en una fuga multitudinaria e irrefrenable es porque no solo agoniza el proyecto, sino también las oportunidades

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LA COHERENCIA Y LA AUTORIDAD

Uno de los signos del daño antropológico que sufrimos los cubanos a causa del totalitarismo es la incoherencia, uno de los componentes de la “vida en la mentira”. Algunos le llaman “doble moral” que en realidad debería llamarse doblez; “máscaras políticas” le llamó el Padre Félix Varela. Cada vez con más frecuencia en Cuba hay una contradicción manifiesta entre lo que se cree y se piensa, y lo que se dice y se hace

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