Atisbos a la Cuba posible

“Marcha atrás”. Mixta (Acrílico) Lienzo 80 x 130 cm. 2016.Serie. Dichoso el hombre que soporta la prueba... Santiago 1.12. No. 74. Obra de Alan Manuel González.
 “Marcha atrás”. Mixta (Acrílico) Lienzo 80 x 130 cm. 2016. Serie. Dichoso el hombre que soporta la prueba… Santiago 1.12. No. 74. Obra de Alan Manuel González.

Es una quimera intentar limitar el tema a unas pocas líneas, y existe el riesgo de desviarse a la ciencia ficción, por ello me limitaré a unas pinceladas relacionadas a actividades en las que he participado gran parte de mi vida profesional, el turismo y el comercio.

Cuba tiene una posición geográfica privilegiada en el continente, lo que quedó reflejado gráficamente en el escudo nacional, que la representa como la llave del golfo. Esa posición estratégica hizo posible que fuera designada como el punto de encuentro de los barcos españoles procedentes de diversos territorios del continente, para partir desde La Habana a España en una flota compuesta por diversas embarcaciones para defenderse de los ataques de corsarios y piratas.

Las primeras décadas del proceso que comenzó en 1959 se caracterizó por un aislamiento de Cuba con el resto del continente y el occidente; no obstante, cuando comencé a trabajar en el turismo recuerdo que las líneas aéreas Iberia y Aeroflot tenían en La Habana un punto importante de combinación de vuelos a puntos del continente, por lo que ofrecíamos servicio de traslados y alojamiento a las tripulaciones.

La inversión en una instalación aeroportuaria moderna y funcional sería algo financieramente muy conveniente, que estoy segura de que tendría un retorno de la inversión con gran rapidez. Por ejemplo, el aeropuerto de Miami es uno de los más importantes de los Estados Unidos y el mundo, y en el 2024 espera tener un tránsito de más de cincuenta millones de pasajeros, el aeropuerto de Ciudad de México mueve una cifra por encima de cuarenta millones de pasajeros, y el de Panamá opera alrededor de 17 millones. En condiciones normales, y como centro entre el norte y el sur, el aeropuerto de La Habana debería aumentar considerablemente su operación de pasajeros y cargas. La Habana es un punto ideal para centros de comunicaciones y comercio.

Una situación como esa desarrollaría muchos empleos vinculados a esa actividad: transporte público, taxis, tiendas, restaurantes, almacenes, camiones de carga, personal aeroportuario y muchísimos más. El aeropuerto de Miami tiene más de un cuarto de millón de trabajadores vinculados directa o indirectamente al aeropuerto. Esos no son empleos de sueldo mínimo, hablamos de empleos que empujarían a gran cantidad de cubanos a la clase media.

Pero en tiempos del sistema de flota no existía el desarrollo que hoy tiene ya la costa este de los Estados Unidos y el Caribe. Sería muy importante crear otro punto similar en el oriente cubano, y por las condiciones geográficas me inclino a Holguín o Guantánamo, o ambos puntos combinados. Recordemos que, por ejemplo, cuando Cuba era el mayor abastecedor de plátanos fruta a los Estados Unidos, la carga salía directo de Holguín a New York. Un puerto de cruceros en la bahía de Guantánamo para los cruceros al Caribe sería un dulce al que no se resistirían varias líneas de cruceros, lo que les permitiría hacer esos cruceros a muchísimo menor costo, y los pasajeros tendrían menos días de navegación y mayor cantidad de horas para disfrutar los destinos.

El turismo es una fuente de progreso cuando le otorga oportunidades a otras ramas. Los turistas, las líneas aéreas de carga y pasajeros y los pasajeros en tránsito requerirán alimentos, bienes y servicios, en los que el sector privado tendrá grandes oportunidades en todas las ramas.

Pero con trabajadores mal alimentados, sin dormir por la falta de energía eléctrica, sin agua ni medicamentos, viviendo en barrios con olor a basura, no se puede ofrecer un buen servicio; y seamos francos, eso no es una vida digna.

Por eso, a la mano de esos negocios millonarios tiene que existir una inversión en acueductos y alcantarillados, las comunicaciones, en el sistema energético nacional y un apoyo clave a la agricultura. Y en ese esfuerzo deben poder participar todos los cubanos, y dado nuestra historia, deben tener la oportunidad de invertir como cubanos en cualquier lugar de Cuba, cualquier cubano de cualquier provincia, y también los hijos de cubanos y nietos de cubanos, sin importar el lugar de residencia. En Cuba, los cubanos primero.

No creo que los siboneyes y taínos que vivían en Cuba aspiraran a esperar por un transporte público tres horas y viajar apabullados en el que pudieran abordar. Pero que un ciudadano cubano en estos tiempos desee regresar a casa luego de trabajar en un transporte público limpio, con aire acondicionado y sin estrujarse con otras personas, me parece algo muy razonable. Si una persona trabaja toda la semana, no me parece exagerado que quiera ir al cine o al teatro el fin de semana, o salir a bailar o comer con su familia, de acuerdo con su presupuesto. No me parece extravagante que unos padres quieran que sus hijos se alimenten bien, que puedan expresar libremente lo que piensen sin ser vigilados, y que se desarrollen profesional o técnicamente según su elección y esfuerzo.

Para llegar a ese punto de normalidad hacen falta algunos esfuerzos para eliminar lo arrevesado y cambiar paradigmas; pero me voy a referir a un elemento que me parece importante, o incluso, puede que sea la clave.

Cuando nos enamoramos no razonamos y no podemos evitarlo. La mirada se enciende, y al mirar se transmite melcocha. Si escuchamos la voz de la persona amada el estómago se encoge, queda invadido por el frío, y el corazón trota de forma tal, que nos da vergüenza que alguien pueda escucharlo. Cuando una madre ve a su bebé recién nacido, esa mirada es única y es un anzuelo que no la suelta hasta su último aliento, y en lo adelante vive su vida mirando la de su hijo. Cuando tenemos un amigo con el que hacemos una conexión real, no puede existir sin la certeza que el amigo está bien.

Es absolutamente necesario suficientes enamorados de la Cuba posible, que se emocionen, apasionen, enternezcan, se entreguen, se preocupen y trabajen por su amor. Con esos enamorados nada valen las amenazas, el miedo, las bravuconerías. Lo que ha quedado demostrado en el mundo es que con un amor apasionado todo es posible.

 

 

  • Estela Teresita Delgado Rosales (La Habana, 1956).
    Graduada como traductora e interprete en la Universidad de La Habana en 1984.
    Graduada del Klessheim Institute de Austria en la especialidad de Turismo.
    Autora de tres libros: Almas escondidas, 2009, La revolución de Castro al desnudo, 2023 (segunda edición) y Crónica de un aldabonazo, 2024.
  • Reside en Miami.
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