Mi aporte al debate público

Martes de Dimas

Me dirijo a los que serán mis lectores desde este espacio que me brinda el Centro de Estudios Convivencia (CEC) y su revista homónima. Desde aquí tendré la oportunidad de compartir cada martes mis opiniones sobre la realidad cubana y sobre la importancia del conocimiento de la Historia en la formación ciudadana.

Esta posibilidad brindada por el Centro -del que ya formaba parte- me compromete a traer a la luz de los caracteres digitales mis reflexiones acerca de la realidad cubana, pero sobre todo mis propuestas como es el estilo del CEC, con vistas al futuro de Cuba.

En efecto, considero de vital importancia que cada cubano piense Cuba con realismo y con ánimo proactivo. La nación necesita que cada uno de sus hijos se convierta, por la educación ética y cívica en ciudadano que es, una necesidad vital y el más alto escalón para alcanzar una sociedad participativa, justa y próspera. Sin ciudadanos no hay nación unida ni país que crezca como comunidad libre, responsable de sí misma y democrática.

Para cultivar la ciudadanía de cada cubano -condición hoy ausente- el debate público es el espacio y la dinámica que nos ayuda a ser respetuosos de las diferencias, a no usar la descalificación y el ataque personal como método para disentir. El debate público, elemento esencial en la estructura de toda sociedad civil auténtica es y debe ser la fuente de creatividad, participación y búsqueda de consenso para enfrentar los grandes retos que tenemos los cubanos.

El debate público contribuye también a la creación de estados de opinión, creíbles y confiables, lo que Miguel de Unamuno llamó la verosimilitud en la sociedad. Frente a la abundancia de manipulaciones y fake news, al uso amoral de los medios y las redes sociales, no es la censura o el bloqueo de las mismas lo que soluciona el problema propio de las sociedades post modernas y del analfabetismo cívico, sino el fomento de la libertad de expresión, la diversidad de medios donde expresarse y el respeto a los espacios en los que el debate público es y será el camino para encontrar la verdad más cercana a la realidad en que vivimos.

Espero que esta columna semanal me permita aportar mi grano de arena reflexiva para que de modo respetuoso y profundo podamos hacer esta andadura todos los cubanos contando con sus diferencias y talentos, con sus esperanzas y angustias. Mientras más expresemos y aportemos soluciones, más crecerá nuestro país y la soberanía de sus ciudadanos.  Guiado por  esos objetivos dedicaré una atención especial a la memoria histórica.

 

 


Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
Reside en La Habana desde 1967.
Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985),
Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias deLa Habana (1977-1992).
Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC). 

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