El 2022 queda atrás, y con la llegada de un nuevo año viene la oportunidad de trazarnos metas y objetivos que permitan un cambio en nuestras vidas, un cambio –que aunque a veces sea pequeño– nos permita crecer y vivir mejor. El deseo de cambio siempre está presente en estos momentos, especialmente para los cubanos, que hemos vivido un 2022 verdaderamente duro y que, como es lógico, añoramos un 2023 mucho mejor, tanto en el plano personal como a nivel de la sociedad.
Es común escuchar a las personas repetir la frase “año nuevo, vida nueva”, aunque a veces ni siquiera confiemos en la posibilidad de que efectivamente vayamos a tener vida nueva, y aunque con mucha frecuencia son pocas las cosas que verdaderamente cambian de un año a otro. En el fondo, lo que sí está siempre presente es el deseo de que ocurra un cambio, está el deseo de que la vida nos sonría y que las cosas por las que nos hemos estado lamentando en años anteriores, finalmente puedan quedar atrás.
Por otro lado, a pesar de que tenemos el deseo de una vida nueva, ocurre que muchas veces no hacemos nada, o no hacemos suficiente para que las cosas cambien. El hecho de que los meses pasen no es suficiente para que se den transformaciones en nuestra vida, sino que es vital que pongamos de nuestra parte, que seamos los que hagamos el cambio, que logremos conquistar nuestros objetivos con el esfuerzo diario y no que nos quedemos de brazos cruzados anhelando cosas y esperando a ver si con el paso del tiempo llegan.
En este sentido, me gustaría proponer algunas ideas para reflexionar sobre cosas concretas, sencillas y –aunque difíciles– perfectamente alcanzables, mediante las que podríamos generar un cambio en nuestras vidas, un cambio que inevitablemente transformará nuestros ambientes y nuestra sociedad. Entre otras, propongo lo siguientes cambios para comenzar este nuevo año 2023:
– Pidamos perdón, hagamos examen de conciencia, pensemos a quién hemos ofendido, a quiénes hemos maltratado, abandonado, violentado de alguna forma, y llenémonos de valor para pedir perdón. Reconocer las faltas y ofrecer perdón a Dios y a quien le hemos fallado, es una buena forma de comenzar un nuevo año.
– Eduquemos nuestras emociones y nuestra inteligencia, aprendamos a tomar las riendas de nuestra vida y a no dejarnos llevar por impulsos, pasiones, iras, etc.. al mismo tiempo que aprendamos a usar nuestra inteligencia para decidir siempre lo mejor para nosotros y para los demás. Dedicar tiempo a nuestra formación, es también una buena forma de comenzar un año, y sin dudas de transformar nuestra vida.
– Asumamos compromisos de servicio, demos el paso de salirnos de nuestro ensimismamiento, pongámonos al servicio de otros, hagámoslo sin esperar nada a cambio. Desde nuestros espacios y posibilidades, con humildad pero con determinación y valentía, asumamos para este año que comienza algunos compromisos que nos permitan estar al servicio de quienes nos rodean y de nuestra sociedad. Esa es una auténtica forma de vivir.
– Seamos agradecidos, intentemos vivir una vida en la que nos reconocemos necesitados de los demás y en la que reconocemos que somos lo que somos y estamos donde estamos gracias a Dios y gracias a muchos que de forma más o menos evidente nos han ayudado. Ser agradecidos es un cambio importante que podríamos dar en este nuevo año que se nos presenta.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.