Buscar salidas a la crisis que vivimos los cubanos pasa –ineludiblemente– por el empoderamiento ciudadano como variable fundamental para el cambio. No hay soluciones mágicas a los problemas que nos afectan, el cambio a la democracia y la prosperidad que todos los cubanos anhelamos no vendrá si no es por medio de la presión de unos ciudadanos que en conciencia hacen lo que esté en sus manos para intentar transformar la realidad poco a poco.
En los últimos años no cabe duda de que los cubanos hemos madurado, hemos crecido como pueblo, se ha fortalecido la sociedad civil, y el pueblo ha logrado hitos como la protesta del 11 de julio del 2021. Esa protesta y muchas otras que han venido ocurriendo en los últimos 5 años, son el fruto del empoderamiento de la ciudadanía. No obstante, aún queda mucho por hacer en ese sentido, aún necesitamos ganar en conciencia crítica, en participación, y en muchas otras variables que impactan sobre el empoderamiento ciudadano.
Hay muchas formas de empoderamiento ciudadano, herramientas que pueden ayudarnos a vivir en libertad y democracia como personas, para que así también estas se extiendan a nuestras comunidades y la sociedad en general. Entre otras, sugiero que en nuestro día a día intentemos vivir las siguientes:
1. Ejercitar la crítica constructiva y respetuosa, mostrar nuestro desacuerdo cuando algo no nos agrade o se oponga a nuestros valores o ideas. Ya sea una ley, una medida gubernamental, una campaña en los medios que promueva algo contrario a lo que creemos y queremos para Cuba. No siempre tenemos la razón, pero siempre es bueno el ejercicio de la crítica, de evaluar las cosas que se nos presentan y tratar de discernir hasta qué punto son buenas o malas. Así también es importante ofrecer soluciones, opciones de actuación ante la crítica y la queja que hacemos.
2. No ser indiferentes ni apáticos ante la realidad que se nos presenta a diario. La vida es siempre una provocación para que crezcamos, para que transformemos, creemos, sirvamos, participemos. Un ciudadano empoderado no es indiferente a las cosas que se le presentan, no se queda al margen, no se hace invisible, sino que asume el reto de dar su aporte para que la vida en comunidad sea mejor, asume el reto de intentar cambiar las cosas que no funcionan. Nuevamente, no siempre actuamos de manera correcta, pero definitivamente, es muy importante que seamos parte de los procesos culturales, políticos, sociales, espirituales, económicos, etc., que vive nuestro país.
3. Usar las nuevas tecnologías, el internet, y ejercer la libre expresión. Sin duda uno de los cambios más grandes que hemos experimentado los cubanos en los últimos años ha sido la llegada de internet y las redes sociales. En algunos casos ha generado problemas como en cada contexto alrededor del mundo donde existe, pero también hemos podido disfrutar y alegrarnos de las cosas buenas que nos ofrecen el internet y las nuevas tecnologías de las comunicaciones y la informática. Comunicación, acceso a información, inmediatez, poder para visibilizar la verdad sobre algo, etc. Las protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba, demostraron lo importante que es internet para empoderar a los ciudadanos, para promover la democracia.
4. Asociarnos con otros para exigir derechos. Si bien los tiempos de crisis plantean la tentación de encerrarnos en nosotros mismos y en buscar soluciones a nuestros problemas sin dedicar mucho esfuerzo a los demás, no existe mejor forma de vivir en sociedad que cultivando buenas relaciones con quienes nos rodean, y asociándonos con ellos para buscar el bien común. A pesar de las diferencias que tenemos, no debemos olvidar nunca que nuestra mayor fortaleza está en la capacidad de construir juntos.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Ver todas las columnas anteriores